Emilio de Justo: «Sin la locura del torero, la Fiesta no tendría tanta grandeza»
Es uno de los nombres de la temporada y el próximo sábado afronta el reto de encerrarse con seis toros de Victorino Martín en Valladolid tras superar «los fantasmas» de Madrid
Planes taurinos para un frondoso mes de septiembre
![Emilio de Justo, en la finca cacereña de Victorino](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/09/03/emilio-RtoTupNkhhBqqyyPZMQtLmO-1200x840@diario_abc.jpg)
Con «la fe de que sea una tarde para el recuerdo» afronta Emilio de Justo «la gesta» de enfrentarse el sábado a seis toros de una ganadería «legendaria». ... —¿Qué significa para usted torear este próximo día 7 de septiembre seis victorinos en Valladolid?
—Es una de las corridas más importantes de la temporada por lo que significa Valladolid en mi trayectoria, por encerrarme con seis toros de una ganadería tan exigente y, sobre todo, por el momento tan bonito que me encuentro en lo profesional y en lo personal después de haber superado una lesión tan dura y tan grave (en referencia a la cogida de Madrid). Se reúnen muchos ingredientes para que pueda ser una tarde grande que marque mi temporada. Luego ya cuando salga el toro, Dios dirá.
—¿Llega en su mejor momento a esta cita?
—Uno nunca sabe. Sí es cierto que está siendo una temporada muy importante con triunfos en plazas de mucha categoría y con sensaciones muy buenas como torero en una línea ascendente.
—Cuéntenos cómo se fraguó esta encerrona.
—Es una situación que se planteó cuando el empresario de Valladolid, que en este caso es mi apoderado, empezó a gestionar los carteles de septiembre. Fue una cosa que yo tenía dentro. Lo hablamos, se lo propuse y lo vio bien. Lo quería primero porque en la plaza de Valladolid he tenido triunfos importantes y he sentido una comunión muy bonita con una afición de la que me gusta mucho su manera de ver el toreo, su sobriedad, su paladar y, a la vez, su exigencia y su manera clásica de entender la Fiesta. Valladolid debía ser la plaza para hacer esta gesta tan especial. A veces las cosas no hay que pensarlas tanto y dejarse llevar por esa locura y ese corazón que tenemos los toreros. Así ha sido: 'p'alante'.
—No deja de torear y triunfar allá por donde va... ¿Ha tenido tiempo de visualizar la cita de este próximo sábado?
—Se piensan y se sueñan muchas cosas. Estoy toreando bastante seguido y a lo mejor no te da tiempo a pararte demasiado, pero siempre he estado un poco con la mente puesta en esa tarde que puede ser muy bonita y ahora ya si ya la tengo al cien por cien en Valladolid
—¿Siente más confianza o presión?
—Estoy tranquilo porque confío en mí y me siento seguro, pero a la vez noto mucha responsabilidad porque sé que la gente espera lo mejor de mí y todo recae sobre los hombros de uno. Cuando el listón te lo marcas tan alto, la exigencia y la presión es grande, pero tengo ya una madurez y una experiencia como torero. Luego es verdad que sale el toro y, para bien o para mal, es lo que va a marcar todo.
—¿Un triunfo sería...?
—Lo bonito del toreo es que nada está escrito. Si nos ponemos a decir que soñaría con cortar equis orejas o un rabo o hacer esto o lo otro.... Está el fracaso, el triunfo, están los percances, está todo en el aire. Un torero tiene que ir a la plaza con mucha ilusión y que luego el aficionado tenga la incógnita de lo que va a pasar. Yo voy con esa fe y con esa convicción de que sea una tarde que quede para el recuerdo para mí y para el aficionado.
—¿Le afecta de alguna manera la cogida que sufrió en Madrid en su anterior encerrona?
–Gracias a Dios lo he superado mentalmente. Es un momento que uno vive y que siempre está ahí. Pude haber perdido la vida o quedarme tetrapléjico. Quieras o no, le marca a uno como persona, pero esos fantasmas los he olvidado. A la vez, aquello me hizo crecer y creer más en mí. Cuando superas algo tan duro, tú mismo te revalorizas y el aficionado también ve tus ganas por recuperarte y todo eso suma a favor.
—Hace unos días estuvo en un tentadero en las 'Tiesas de Santa María' preparando la corrida.
—Estuvimos allí en el campo tentando y echamos una tarde fantástica de preparación.
—Acompañado por su amigo el seleccionador nacional de fútbol. ¿Qué le aporta Luis de la Fuente?
—Le conocí hace tres años. Me lo presentó mi buen amigo Roberto Gómez. Desde entonces hicimos una amistad muy bonita. Creo que tenemos muchas cosas en común, sobre todo la humildad, que para mí es lo más importante de las personas en el día a día. Con su grandeza ha conseguido enamorar a un país entero y convencer a mucha gente que a lo mejor no creían en él, como también quizás me pasaba a mí en su momento con mi toreo. Luchar por tus sueños y ser muy fiel a unas ideas como él hace en su profesión me da la vida y me empapo mucho de eso. Me veo muy reflejado en él y me aporta cosas muy bonitas.
—¿Cómo definiría la ganadería de Victorino Martín?
—Histórica, distinta, legendaria y con muchos matices. Ofrece tanta emoción y esas embestidas tan intensas que nadie se aburre nunca y siempre hay un espectáculo en la plaza, que es lo que el aficionado quiere.
—Cortó dos orejas a un victorino en 2015 en otra tarde importante en la que lidió seis toros en Hervás en 2015. Volvió a triunfar con el mismo hierro en Dax (Francia) en 2019. También salió victorioso de un mano a mano con Bolívar en Cali (Colombia) con toros de la misma ganadería en 2021 y hace un año estuvo cumbre en un mano a mano con El Juli precisamente en Valladolid. Los precedentes le avalan. ¿Se puede decir que les tiene cogido el aire?
—Conocedor de la ganadería soy, pero ser capaz de entender a los toros cada tarde y de triunfar con ellos es otra historia y es muy difícil. Llevo yendo muchos años a sus fincas porque tengo una relación fantástica con Victorino. Me ha dado muchos consejos y eso ayuda, pero cada toro y cada tarde son un mundo. Uno debe tener todo un poco absorbido por dentro, pero nada pensado sobre lo que vas a hacer porque cada ejemplar es diferente y es mejor actuar sobre la marcha.
—¿Es consciente de que la corrida del día 7 en Valladolid es uno de los acontecimientos taurinos del año?
—Es un hito porque siempre que un torero, sin tener la necesidad absoluta de hacerlo, como es mi caso, apuesta por una gesta para seguir dando pasos grandes en su carrera el aficionado sabe reconocerlo. Lo haces por ti como torero, por el aficionado y por tu profesión, porque lo llevas dentro y porque sin esa locura de los toreros la Fiesta no tendría tanta grandeza.
—¿Tiene entre sus retos el repetir encerrona en Madrid o es algo que no ha pensado o no ha querido pensar?
—La verdad es que no lo he pensado. Aquello fue una tarde en la que ocurrió lo que ocurrió. Estoy muy orgulloso y convencido de lo que hice en aquel momento. Era bonito y era lo correcto, pero a día de hoy no pienso más allá de Valladolid.
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