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FERIA DE OTOÑO

Roca Rey vuelve a nacer en la más durísima tarde de soledad: cornada de 30 centímetros

Con la plaza convertida en un campo de batalla, sufre una terrorífica cogida en la seria y complicada corrida de Fuente Ymbro

Albert Serra: «Es tanta la verdad que no se puede ser torero y actor al mismo tiempo»

Roca Rey, prendido por la chaquetilla por el segundo toro de Fuente Ymbro afp
Rosario Pérez

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Andrés Roca Rey volvió a nacer en el más duro campo de batalla. Por los toros y por el público, dividido en dos bandos, con amplia mayoría de los que coreaban al peruano. Fue la más cruda 'Tarde de soledad', la última de ... su temporada. Las cámaras de Albert Serra, el cineasta que ahora mira a la cara del toro –que no es otra que la de la vida – con una Concha de Oro, se hubiesen acercado más que nunca a la muerte. Terrorífica la cogida: Soplón prendió al peruano por la chaquetilla, a la altura de la hombrera, mientras los pitones volaban por el pecho y la nuca, por el corazón y la cabeza. Si no se la arrancó, fue porque hay un Dios. El grito de horror, ese «aaay» sin fronteras –el miedo no las conoce–, era un coro aterrado que tardará en desaparecer de las entrañas. Asustados aún, temblorosos, los aficionados leían el parte en la ventanilla de la enfermería: Soplón le perdonó en la zona alta de su cuerpo, pero no en la media y, cuando lo izó por los aires, le propinó una cornada de dos trayectorias que afectaba al muslo y el glúteo.

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