Damián Castaño, herido grave en Las Ventas: «Noté cómo el toro me metió el pitón»

Antes del percance, le tenía cortada una oreja importante al encastado segundo, Arenero de nombre. La espada se llevó el premio (otra vez), pero los olés de Madrid retumbaron con los naturales y el precioso remate final. Y se la jugó con el peligroso quinto, que si tenía un imposible pitón derecho, peor era por el izquierdo. Por ahí llegó la cornada, y quedó, una vez más, patente la honestidad del salmantino.

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Alicia P. Velarde

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-¿Cómo está?

-Bien, porque he estado con calmantes. Cuando se han pasado un poco los efectos, ya estaba más dolorido, y tengo un poco de dolor de cabeza. Pero dentro de lo que cabe bastante bien.

-Hábleme de cómo vio la corrida de Adolfo.

-Quitando la espada, que tenía que haber matado al primer toro, se vieron dos versiones. Una con un toro duro y difícil, que creo que me puse muy firme con él. Y con el otro pude torear por momentos a gusto, sobre todo con la mano izquierda. Madrid me había visto torear más relajado, pero ayer me vio en una faceta más profunda. Lo disfruté mucho, y en Las Ventas, cuando te entregas, la afición se entrega la primera, y verla así en varias ocasiones me hace estar contento.

-Si el pitón imposible era el izquierdo, ¿por qué se puso por ahí?

-En Madrid te tienes que poner. En todos los lados, pero hay días claves, y Las Ventas es la plaza más importante del mundo. No te puedes dejar nada atrás. Yo creo que tengo muchos defectos, pero sí me considero un torero honrado, que da todo cuando torea. Creo que es lo mínimo que se me debe pedir, y tiré la moneda por los dos pitones. Intenté sacárselo, pero fue un toro duro. Y veo la cornada como una medalla, como un premio.

-Hablaba de la entrega de Madrid. Usted la conoce bien ya. ¿Cree que puede llegar a ser torero de Madrid?

-Eso son palabras mayores y me lo tengo que ganar. Pero sí es verdad que he tenido tres o cuatro actuaciones, sin acabar de rematar por la espada, buenas aquí. Desde luego que noto que gusta verme torear, y eso es un privilegio para mí.

-¿Y qué hacemos con la espada?

-Estoy intentando trabajar en ello. Ayer sí que lo pinché, pero vamos evolucionando poco a poco. Estoy intentando por todos los medios mejorarlo.

-El año pasado le tenía cortadas las orejas al toro de Valdellán en Las Ventas.

-Hubiera salido dos veces por la puerta grande. El año pasado en septiembre, y hace dos años, también. He perdido dos puertas grandes de Madrid, pero espero no perder más.

-Este año mata la de Dolores Aguirre -ganadería que conoce muy bien- en San Isidro, y la plaza estará esperándole. ¿Le gusta el hierro?

-Es una corrida que me gusta. De Dolores he matado unas cuantas, y hasta ahora siempre se me ha dado bien. Tengo mucha ilusión esa corrida. Además, el cartel es muy bonito, con Robleño y Juan de Castilla. Es una ganadería de las duras, pero siempre se me ha dado bien, siempre me ha dado suerte, y espero que esta vez no sea menos, que sea igual que las otras que he toreado.

-De esa divisa era Argelón, toro al que cortó una importantísima oreja las pasadas Corridas Generales.

-Ese toro me ha dado mucha reconocimiento. Era un sobrero muy serio, que fue duro y aquello fue muy emocionante. La gente estaba en pie y me ha dado mucha importancia entre los aficionados y profesionales.

-¿Cuál es la siguiente corrida que tiene?

-En un mes, la corrida en solitario con los seis Dolores en San Agustín de San Agustín, la de Los 3 Puyazos. En cuanto salga de aquí, me voy a entrenar lo más rápido posible para no perder fuerza, e iré al campo. Bueno, aunque uno viene de un trabajo del invierno, pero este mes voy a intentar hacer campo, y entrenar.

Este torero se merece tener la suerte que está buscando porque la Fiesta siempre premia la honradez en la cara del toro.