DESDE MI GRADA
Romance final de la Feria de Abril, 'la del rabo'
Con un gran toro de Miura, bravo, alegre, noble y pronto, Manuel Escribano hace un esfuerzo generoso y consigue de verdad un éxito clamoroso. Ha sido el justo final de este ciclo tan redondo
Borrachera de arte de Morante
![Manuel Escribano, con el cuarto miura](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/05/01/escribano-RMD8p3v28EMi2IsLmDFZfUK-350x624@abc.jpg)
Con un gran toro de Miura, bravo, alegre, noble y pronto, Manuel Escribano hace un esfuerzo generoso y consigue de verdad un éxito clamoroso. Ha sido el justo final de este ciclo tan redondo. A esta Feria ya la llaman 'la del rabo', casi todos, ... porque el triunfo de Morante fue sin duda algo histórico. Desde la plaza al hotel, lo condujeron a hombros, como si él fuera un dios sobre un palio muy barroco. Después de Morante, Luque, el diestro más poderoso, porque impone su dominio a los toros peligrosos y los que hacen eso son los que mandan en los cosos. Por el calor parecía no de Abril, Feria de agosto. Aunque algunos se quejaron de cómo subía el termómetro, siempre venció la alegría: Sevilla puede con todo.
Duró trece días la Feria, en los que ha habido de todo: toros bravos, toros mansos, toros fuertes, toros flojos. Un público triunfalista premió lo menos valioso: espaldinas, arrucinas, lidiar sin mirar al toro. Abrió la Puerta del Príncipe Roca Rey, saliendo a hombros, aunque algunos lo juzgamos en exceso generoso. Lo mismo digo de Rufo, toledano valeroso: dos años seguidos triunfa, sale de aquí muy dichoso. Igual le pasa a un jinete, el joven Guillermo Hermoso. En los doblones por bajo, que ahora se ven tan poco, Emilio de Justo estuvo realmente hecho un coloso. Victorino y Escribano lograron triunfo sabroso, una vez más, junto al Cid, tan feliz, en su retorno.
Y la banda de Tejera nos emocionó muy hondo con sus 'Suspiros de España', como si hubiéramos roto ya con Sánchez, sus aliados, ignorantes y sectarios (o sectarias e ignorantas: lo mismo, todas y todos). Ya llegará pronto el día del recuento de los votos: la esperanza nunca muere, Sevilla puede con todo.
Decimos adiós al río. Con pena, al albero de oro, a esta plaza, donde el rito es el más ceremonioso, con ecos de José y Juan, alfa y omega del toro; de Ignacio, al que Federico hizo por siempre famoso; de Chicuelo y de Curro, de Pepe Luis y Manolo. Adiós a la maravilla del silencio más sonoro; a tantos buenos amigos; a tantos ratos de gozo; al Jesús del Gran Poder, la Macarena, el Cachorro… Decimos adiós con pena y nos consolamos sólo con la muy viva esperanza, de que, si Dios quiere, pronto, cuando llegue San Miguel, volveremos, en otoño. Siempre debo repetirlo: Sevilla puede con todo.
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