DESDE MI GRADA
La tauromagia de Sánchez Dragó, el escritor que fue feliz vestido de arenero en Ronda
Le encantaba referirse al taurobolio, ese rito de los misterios de la diosa Cibeles en los que se sacrificaba a un toro
Muere Fernando Sánchez Dragó a los 86 años
![Fernando Sánchez Dragó, en la Maestranza con Pepín Liria](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/04/10/drago_20230410165455-RADMbAaa0xtM2PDK2HwPstK-350x624@abc.jpg)
Fiel a su línea habitual de pensamiento, lo que le atraía a Fernando Sánchez Dragó en la tauromaquia no era su lado racional (que, evidentemente, tiene) sino el mágico: más que la técnica, la mística; más que la lógica, el misterio. Les suele pasar a ... los que se acercan a la Fiesta desde la literatura. Por eso, evidentemente, el ídolo de los literatos suele ser Belmonte, no Gallito.
Como no tenía un pelo de tonto, se amparaba en un estudio clásico, el de Ángel Álvarez de Miranda, 'Ritos y juegos del toro' (1962), que, desde la perspectiva de la historia de las religiones, analiza la corrida como un rito sagrado, que degenera en un juego y en un espectáculo profano.
Las referencias a los toros son muy abundantes en esa 'historia mágica de España' titulada 'Gárgoris y Habidis', el primer y más importante libro de Sánchez Dragó. Analiza sus orígenes: «En los campos celtibéricos no hay excavación, mito, impulso o memoria ancestral que no pague su tributo al gran buey de los orígenes».
Le encantaba referirse al taurobolio, ese rito de los misterios de la diosa Cibeles en los que se sacrificaba a un toro. Lo considera «verdadero auto sacramental sin el desagüe de la ficción, cruenta ceremonia de eucaristía y bautismo en la que muchos han buscado precedentes, o corroborantes, de nuestra tauromaquia».
Se ocupa también de los toros, junto al flamenco, al hablar de los gitanos. Y cierra el tomo IV y último con un capítulo sobre el tema: «Tanto juega el toro en el juego de los arquetipos españoles que constantemente hube de incorporarlo a la danza. Es el arcano más reiterativo, importante y cordial de cuantos figuran en el tarot de las Españas».
Con su brillantez de estilo habitual, se divertía Fernando enumerando síntomas, vestigios, anécdotas taurinas en las que permanece algo de su origen religioso.
Reunió sus textos taurinos en el libro 'Volapié. Toros y tauromagia', en el que se detiene especialmente en las fiestas de San Juan en su amada Soria.
Más allá de las literaturas, he visto yo a Fernando feliz, en el callejón de Madrid y Pamplona; quizá, más que nunca, cuando pisó el ruedo de Ronda, vestido de arenero, en la corrida goyesca. Así disfrutaba de la vida.
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