Toros
En Albacete sigue habiendo toreros, aunque no les echen cuentas
último festejo de la feria de la virgen de los llanos
Rubén Pinar cortó la única oreja y Sergio Serrano falló con la espada tras cuajar al tercero, el menos duro de una áspera corrida de Victorino Martín. Manuel Escribano no tuvo opciones
Sergio Serrano, de Albacete, pastorcillo y muy valiente

¡Qué difícil debe de ser no rendirse y cuánta afición hay que tener! Pasarse toda, o casi, la temporada en blanco, entrenando y entrenando, pero sin ver un pitón, a la espera de que llegue septiembre y te pongan en la feria de tu ... tierra, sabiendo que es una oportunidad a la desesperada de levantar cabeza; de que se produzca el milagro y vuelva a sonar el teléfono, aunque sea para torear en una portátil con más vergüenza que 'cash'.
Rubén Pinar y Sergio Serrano, treintañeros en plena madurez, con unos 15 años de alternativa, manchegos los dos, conocen el oficio de sobra y no tienen nada que envidiar a algunos de los que rulan por España como si fueran máximas figuras. Bueno sí, el favor de los cuatro empresarios que mandan. En Albacete siempre les ponen porque siempre responden, y la gente está con ellos. Así se demostró este martes en el último de los diez festejos en honor de la Virgen de los Llanos, cuando prácticamente se llenó 'La Chata' en un cartel que abría Manuel Escribano y en el que se anunciaban toros de Victorino Martín. A priori, una garantía. Había, pues, runrún de emociones fuertes, visto también el resultado de años anteriores con los mismos protagonistas.
Sin embargo, ocurrió que la corrida se reveló muy dura, áspera como la lija, con complicaciones más propias de otra época. Vamos, que fue imposible el pegar 80 pases sin sudar ni mancharse el traje. Al contrario, que llegasen al hotel sanos y salvos se puede considerar un éxito. Y por eso da igual que Pinar y Serrano no cruzaran la puerta grande porque estuvieron enormes. Escrito queda. Y a la vez es una pena porque en un plis plas, ahora que ya han echado el candado a la Puerta de Hierros y asoma el otoño, esto se olvidará y es poco probable que les sirva para remontar en el escalafón.
Pinar paseó la única oreja de la tarde. Se la arrancó al quinto, Milhebras, 571 kilos, el de más peso y a mes y medio de cumplir los seis años. A la defensiva se puso en banderillas, en un tercio que se eternizó, y en la muleta no cambió. Lo protestaba todo, con una embestida descompuesta, sin ninguna clase. De ahí el mérito del de Tobarra, muy firme, que tragó y tragó, viviendo momentos de apuro y sacando al final agua de un pozo con un par de tandas con la derecha de mucho mérito. Una buena estocada hizo que el pañuelo blanco resultara incuestionable.
Parecido se había mostrado con el segundo, Patatero, con dos velas que miraban al cielo, de corto viaje y peligro constante. El público valoró naturales unidos al de pecho y Pinar dio la vuelta al ruedo tras utilizar el descabello y un amago de petición.
Por su parte, Serrano, que fue padre hace unos días, llevaba sin vestirse de luces desde abril en San Agustín de Guadalix. Vaya papeleta. No se le notó. Saludó al tercero a portagayola y desde el minuto cero nadie dudó de su entrega. A un inicio de faena muy torero, rodilla flexionada, le siguieron varias series templadas con la diestra, con el toque justo, tirando de Jaquetillo, que siendo el menos duro de los seis victorinos tampoco era la tonta del bote. Con la izquierda tardó en cogerle el aire, aunque igualmente lo acabó metiendo en el canasto en una faena larga y que merecía el doble premio de no haber dado un mitin con la espada. Con el sexto, Serrano lo intentaría, varios sustos mediante, hasta convencerse de que era una alimaña.
Y Manuel Escribano, más desahogado de contratos, no se entretuvo: inédito en el primero, apenas se justificó con el cuarto; un cárdeno al que, como Serrano, también recibió de hinojos en toriles y que enseguida desarrolló sentido. El sevillano brilló con los garapullos, en una exhibición de solvencia y facultades físicas.
La ficha
Plaza de toros 'La Chata' de Albacete. Martes, 17 de septiembre de 2024. Última corrida de la Feria de la Virgen de los Llanos. Prácticamente lleno. Toros de Victorino Martín, que no lidió su mejor corrida, serios como no se ven en ningún coso de segunda. El 1º no tenía un pase. El 2º, con peligro. El 3º, el menos duro. El 4º desarrolló sentido. El 5º, siempre a la defensiva. Y el 6º, otra alimaña.
- Manuel Escribano, de verde y negro: pinchazo y estocada (silencio). En el cuarto, estocada trasera y descabello (ovación con algunos pitos).
- Rubén Pinar, de grana y oro: estocada y descabello (vuelta al ruedo tras ligera petición). En el quinto, buena estocada (oreja).
- Sergio Serrano, de blanco y oro: cuatro pinchazos, media y descabello con un aviso (ovación con saludos). En el sexto, pinchazo hondo y tres descabellos (ovación con saludos).
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