Paco Ureña, al natural de verdad en Vistalegre
Corta una oreja, al igual que Perera, en una noble corrida de García Jiménez

Si Hemingway llamó ‘verano sangriento’ al de la competencia de Luis Miguel y Ordóñez , ésta está siendo una feria sangrienta, con los terribles percances de Manuel Perera, Juan José Domínguez y Pablo Aguado; también, una feria de grandes faenas: Ginés Marín, Morante, El ... Juli, Tomás Rufo, Daniel Luque y Roca Rey. Las dos caras de la Fiesta.
Después de tantos dramas, vivimos una tarde sin percances: ¡menos mal! Los toros de García Jiménez se han movido mucho, han sacado nobleza y, algunos, fuerzas justas. Una oreja ha cortado Perera; una, que hubieran sido dos, si mata bien, Ureña. A Luque le ha tocado el peor lote.
Miguel Ángel Perera mantiene su estilo poderoso, dominador. Como exprime mucho al toro, necesita un toro con fuerza. Al primero, bien armado, apenas lo pican porque flojea. Saluda el gran banderillero Curro Javier. Perera conduce con seguridad las nobles embestidas de este ‘Catavinos’ y acaba en corto. Ha faltado más toro para que hubiera más emoción. Buena estocada: oreja. En el cuarto, salpicado, arriesga con los palos Ambel. Este otro ‘Catavinos’ repite sin parar, pegajoso. Después de bastantes muletazos, logra Perera dominarlo y conectar con el público en un par de series. Estocada trasera: petición. Es buena noticia que haya mejorado con la espada.
El segundo, bien picado por Óscar Bernal, se mueve sin parar, un poco a saltitos. Ureña brinda a los médicos, que tanto y tan bien están trabajando: logra que humille, bajando mucho la mano, en una faena intensa, saboreando la dulzura de este ‘Caramelo’. (¿Por qué insiste en rematar algunas series mirando al tendido?). Estocada: oreja. El quinto se llama ‘Verdiales’, como el fandango malagueño claro y luminoso: embiste pronto, repite, pero también flaquea. Con verdad y riesgo, logra Ureña excelentes naturales. La faena ha ido a más, por la izquierda. Pierde la oreja al caer baja la espada.
Fue justo que Emilio de Justo sustituyera a Ferrera pero el percance en Leganés le impide torear. Es justo que lo sustituya Daniel Luque, que triunfó el martes. Se luce con el capote en el tercero, algo ‘Esaborío’ y flojo, como sus hermanos, se defiende al final. El trasteo es muy correcto pero al toro le falta chispa y fuerza. Muestra su seguridad con la espada. Traza buenas verónicas en el sexto, que derrota, al final de la embestida. Brinda a los compañeros heridos. Lo somete por bajo pero el toro, un ‘Filósofo’, al sentirse podido, se lo piensa y se raja. Mata con habilidad. No ha podido repetir su éxito pero se le sigue viendo en buen momento.
Toda la tarde he recordado a mi amigo Paco Brines , tan amante del toreo clásico, con el que tantas tardes de toros he compartido, en Valencia. Hubiera disfrutado con los naturales de Paco Ureña, la verdad del toreo. El gran poeta valenciano ha cantado certeramente al toreo: «El deseado triunfo de la vida... el viejo deseo del hombre de igualarse a los dioses, venciendo la muerte, y la menesterosa realidad de una naturaleza hecha de carne, o, lo que es lo mismo, mortal».
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