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Conrado, el eterno maletilla al que anoche «enterraron» en Twitter: «Pues no, estoy entre todos ustedes»

Este nonagenario romántico del toreo graba un vídeo para agradecer a la preocupación de aquellos que se han preocupado por su estado

ABC

No era la primera vez que daban por muerto a Conrado , conocido como el eterno maletilla. En Twitter corrió como la pólvora el bulo de su fallecimiento. Pero, no, Conrado sigue vivo. Y él mismo ha querido dejarlo claro, con su clásica naturalidad, en un vídeo: «Según las noticias, anoche en Ciudad Rodrigo , mis amigos se han interesado de que han corrido ciertos rumores de que había desaparecido al otro mundo. Pues no, estoy entre todos ustedes . Gracias a aquellos que se han interesado de mi estado y de mi salud». Con una sonrisa, despide el vídeo el querido maletilla, nacido en Zamora pero forjado en Ciudad Rodrigo.

La biografía de Conrado, zamorano de nacimiento, es la historia de un romántico del toreo , de un bohemio irredento a quien su desmedida vocación le llevó por caminos y veredas en busca de tentaderos con el hatillo o la maleta a cuestas , pernoctando en pajares o cobertizos al abrigo de una manta o un capote descolorido y con mil remiendos. Abandonó su pueblo, Molezuelas de Carballeda (Zamora), con 16 años, en contra de su familia, que no entendía que dejara todo para irse a Sevilla en busca de una oportunidad, «ya que mi vocación era la de ser torero», explicó.

En tierras andaluzas estuvo dos años, dormía en un vagón de la estación del tren, sacaba para comer ayudando a portar el equipaje de los pasajeros y, lo más frustrante, en todo ese tiempo no pudo participar en ningún tentadero: «No di ni un solo muletazo». Acudía a las ganaderías de Miura o a Casa de Camacho , «pero en la finca sólo entraban los invitados, el ganadero no estaba sensibilizado con el maletilla».

Hace nueve años, en enero de 2011, toreros y aficionados tributaron en Ciudad Rodrigo (Salamanca) un sentido homenaje de admiración y respeto a Conrado Abad Gullón , que entonces contaba con 84 años, conocido como el último y eterno «maletilla», y habitual también en Extremadura. Dos cogidas sufridas en las capeas de Ciudad Rodrigo, donde reside, y los Sanjuanes de Coria (Cáceres) certificaron en 2008 la definitiva retirada de quien a sus 82 años aún se atrevió a plantarle cara al toro, según contaba Efe en aquel homenaje.

La inconfundible estampa de Conrado , a secas, como popularmente se le conoce en todo el orbe taurino, ya no volverá a lucir en la arena, después de varias décadas recorriendo los pueblos y ferias más renombrados de Extremadura, Castilla y León y la zona fronteriza de Portugal. Pero a Conrado aún puede vérsele en su Ciudad Rodrigo del alma. Conrado sigue vivo: «Estoy entre todos ustedes».

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