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ABC Cultural

El Juli: «Mi apoderado y yo hemos vivido la manera mezquina de proceder de la empresa Pagés»

La figura madrileña escribe un duro y firme comunicado argumentando su ausencia de Sevilla «por negociaciones con despotismo, soberbia e insolencia y por el atropello económico»

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La lluvia de comunicados que no cesa. El autor del último ha sido El Juli , que ha enviado una carta abierta para expresar los motivos de su decisión de no torear en la Maestranza bajo la contratación de la empresa Pagés , con el fin de «recuperar la identidad de esta plaza», tal y como esgrimió en una nota a finales de año el llamado G-5 (formado por el propio Julián López, Morante, Manzanares, Perera y Talavante ).

El matador madrileño argumenta con contundencia las razones de su ausencia. Se refiere al «despotismo, soberbia e insolencia» de la empresa y que no volverá a la Maestranza «mientras no se respete mi condición y dignidad como torero».

El Juli sigue la estela emprendida por José María Manzanares , con una carta de tinte sentimental y solidaria, y continuada por Miguel Ángel Perera con un detallado, crudo y firme comunicado. De esa línea es el del madrileño, que reza así:

«A LA AFICIÓN DE SEVILLA:

Hago público este comunicado tras un análisis profundo de la situación que hemos vivido con la empresa que gestiona la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

Sin respuesta de los maestrantes

La ausencia de respuesta por parte de los Maestrantes para resolver el problema generado por la Empresa Pagés en la rueda de prensa ofrecida el pasado mes de noviembre, que se agrava con una nota posterior en la que la propia empresa ratifica su postura beligerante contra una serie de compañeros, me hace reflexionar sobre estas circunstancias. Quiero trasmitir a la afición los motivos que me llevan a romper cualquier tipo de negociación con los gestores taurinos de la Plaza de toros de Sevilla.

Las malintencionadas declaraciones de los representantes de la Empresa Pagés, en el citado encuentro con la prensa, fueron la gota que colmó el vaso de una situación insostenible. Pero aquellas manifestaciones no son más que el reflejo del trato que desde hace años la Empresa de Sevilla dispensa a los toreros. Despotismo, soberbia e insolencia podrían describir la mayoría de las negociaciones mantenidas con ellos.

La falta de respeto a compañeros como José Pedro Prados “El Fundi”, Gómez Escorial o Juan Diego son inadmisibles. Ellos nos representan y fueron elegidos democráticamente por todos los matadores de toros. La actitud mantenida hacia estos compañeros se ha caracterizado por las continuas y permanentes agresiones verbales a toreros que, como nosotros, merecen un trato decoroso, tanto por ser depositarios de las voluntades de un colectivo, como por su propia dignidad personal.

Mi apoderado y yo mismo hemos vivido en primera persona esta manera mezquina de proceder. De este modo, han bromeado irónicamente sobre la posibilidad de que yo ”entrara” en la afición de Sevilla y volviera a abrir mi soñada Puerta del Príncipe . Se han jactado de que la única posibilidad sería ante labenevolencia de un público “cegado por la lluvia”, o atestiguando que “por mil orejas que El Juli corte en Sevilla no interesa a la afición”.

Honorarios a la baja

En la temporada 2006 no fui a Sevilla acorralado por una oferta en fechas, ganaderías, carteles y honorarios estudiada para que no tuviera más remedio que decir, no. En la temporada 2011, después de cortar 5 orejas y lograr abrir la Puerta del Príncipe y 4 llenos, en el momento de recibir la liquidación de toda la feria, incluido San Miguel, se hizo a la baja, reduciendo sustancialmente los honorarios acordados y faltando de este modo a lo convenido con mi apoderado en las negociaciones.

Tras el atropello económico en la liquidación de la temporada 2011, decisión que unilateralmente adopta e impone la Empresa Pagés, en el año 2012 recibo la llamada de la empresa tres días antes de salir los carteles, después de que tuviesen cerrado todo el ciclo. Ante la baja de otra figura, me ofrecen dos corridas y torear el Domingo de Resurrección quitando a Daniel Luque, cuando existía un compromiso previo con él que era conocido en el ámbito taurino. No accedí ante esta situación, ni ante el trato indebido hacia otros compañeros alegando que eran represalias por pertenecer al G10. Todos recordarán aquella respuesta ante la pregunta que hice a la Empresa Pagés “¿Habéis llamado a Miguel Ángel Perera?”, a lo cual respondieron que él tampoco les había llamado a ellos.

Respeto

A pesar de la arrogancia con la que he sido tratado, personalmente he cedido la mayoría de las ocasiones por el inmenso respeto que siento por la afición de Sevilla, y por todas aquellas personas que desde otros puntos geográficos de España o del mundo, se desplazan cada primavera a la ciudad del Guadalquivir, o en la festividad de San Miguel, para vivir con verdad y pasión la Fiesta de los toros.

Que quede claro que los toreros pedimos respeto a todos los valores que representamos. El mismo respeto con el que la afición de la Maestranza me sacó a hombros por la Puerta del Príncipe , que no es otro que aquel con el que me visto de torero para hacer el paseíllo sobre el albero del coso del Baratillo, el que siento por la tauromaquia cuando sufrí en Sevilla la cornada más grave de mi vida , o el que movió mi interior para anunciarme con una corrida de Miura y me impulsó a torear el pasado 12 de octubre un Festival Benéfico, de manera altruista, a favor del Banco de Alimentos. Quiero añadir que este Festival fue organizado por la Empresa Pagés, en sustitución de la tradicional corrida de toros que tenía lugar en esta fecha con motivo del Día de la Hispanidad.

Trato privado y público

Los toreros soñamos con torear en Sevilla. Llevamos años cediendo por su afición, y porque este rito ancestral siga moviendo y conmoviendo corazones, pero esa entrega en lo material y en aquello que agita el espíritu de todos los que amamos el toreo, no se corresponde con el trato que recibimos por parte de la Empresa Pagés, tanto de manera privada como pública.

A nivel personal, en virtud de mi compromiso ético con la tauromaquia, puedo afirmar que no toreo con la Empresa Pagés mientras no se respete mi condición y dignidad como torero, la mía y la de mis compañeros. Considero que la Plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, por su afición, por su categoría, por su relevancia histórica, y porque el toreo la necesita ahora más que nunca, debe tener unos gestores que amen profundamente el arte de torear».

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