Un puzle 'made in USA'
CRÍTICA DE DANZA
'América' es un espectáculo atractivo, luminoso, expansivo; un crisol en el que se amalgaman los diferentes estilos que conforman la danza 'made in USA' del siglo XXI

Crítica de danza
'América'
- Coreografías 'Apollo' (Balanchine / Stravinski), 'Barber Violin Concerto' (Martins / Barber), 'Sinatra Suite' (Tharp / Sinatra), 'Chaikovski Pas de Deux (Balanchine / Chaikovski), 'Heatscape' (Peck / Martinú)
- Dirección Joaquín de Luz
- Dirección musical Tara Simoncic
- Intérpretes Cristina Pascual Godoy (violín), Joaquín de Luz, Lauren Lovette, Elisabetta Formento, Thomas Giugovaz, Mario Prisuelos (piano), Orquesta Titular del Teatro de la Zarzuela (ORCAM), Compañía Nacional de Danza
- Lugar Teatro de la Zarzuela, Madrid
Estados Unidos es uno de los pilares fundamentales en la danza del siglo XX. Allí surgió esa variada corriente bautizada como 'modern dance', con nombres como los de Martha Graham, José Limón o Merce Cunningham; y allí se estableció también un coreógrafo de origen ruso, George Balanchine, que sería el gran revolucionario del ballet clásico -después de él, la visión sobre este arte cambió completamente-. De esa amalgama de estilos sigue bebiendo la danza actual -en Europa Francia y los Países Bajos encendieron otro fuego en el último tercio de siglo-, y quienes han podido conocer de primera mano estos repertorios han quedado a menudo hechizados por ellos.
Es el caso de Joaquín de Luz, actual director de la Compañía Nacional de Danza, que formó parte durante años de los dos grandes ballets neoyorquinos: el American Ballet Theatre y el New York City Ballet; este último posee una personalidad más acusada, especialmente por conservar el legado del mencionado Balanchine. No es extraño que éste -y dos de sus herederos, Peter Martins y Justin Peck, a los que se suma Twyla Tharp- conformen la columna vertebral del espectáculo que anoche estrenó la CND en el Teatro de la Zarzuela (que cierra con él la fecunda etapa de Daniel Bianco a su frente).
'América' es el título del espectáculo; una América que significa en realidad Estados Unidos, y casi podría decirse que Nueva York e incluso el Lincoln Center, donde actúan las dos compañías antes citadas. Se trata de un espectáculo atractivo, luminoso, expansivo; un crisol en el que se amalgaman los diferentes estilos que conforman la danza 'made in USA' del siglo XXI (aunque todas las coreografías, menos la que cierra el programa), pertenecen al siglo XX.
Lo mejor de este espectáculo es el festín de danza que se le presenta al espectador; desde la sabia nobleza y el reposo de 'Apolo' hasta la vitalidad, dinamismo y naturalidad de 'Heatscape', pasando por la fascinante e inteligente mezcla de estilos que es 'Barber Violin Concerto' -con la presencia de su creador, el legendario Peter Martins-; la sutil y contagiosa elegancia de 'Sinatra Suite', bailada con el garbo necesario por el propio Joaquín de Luz y la invitada Lauren Lovette; y la energía y el brío de 'Chaikovski Pas de Deux'. Un puzle 'made in USA' y en technicolor.
Se trata, sí, de un programa encantador y atractivo, pero no deslumbrante, atendido con dignidad desde el foso por la experta batuta de Tara Simoncic y desde el escenario por unos bailarines entregados y dúctiles, pero en algunos casos sin la brillantez que exigen las coreografías.
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