Miguel del Arco: «'Rigoletto' es perfecta tanto en lo musical como en lo dramatúrgico»
El madrileño debuta como director de escena en el Teatro Real con la ópera de Verdi, uno de los títulos más populares e importantes del repertorio
Un Rigoletto para engancharse a la ópera
![Miguel del Arco, durante uno de los ensayos de 'Rigoletto'](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/11/26/Rigoletto2-RBFbPAnrl7pjCemoZGCaL1L-1200x840@abc.jpg)
¿Y qué estás haciendo ahora? Estoy dirigiendo una ópera, 'Rigoletto' ¿'Rigoletto'? Sí, hombre, la de 'La donna è mobile' ¡Ah! Sí, claro. Una conversación parecida mantuvo hace unas semanas Miguel del Arco con un amigo suyo. Y es que si hay ... una canción que todo el mundo conozca -y tararee sin pudor- es ese aria, que canta el Duque de Mantua en el tercer acto de 'Rigoletto', uno de los títulos más populares de la historia de la ópera -aunque no tanto como el fragmento citado-. El Teatro Real ha programado la ópera de Giuseppe Verdi para cerrar este 2023; veintidós funciones entre el 2 de diciembre y el 2 de enero y tres repartos que ha puesto en manos, musicalmente, del experto Nicola Luisotti, y escénicamente del no tan experto Miguel del Arco (solo ha dirigido una ópera anteriormente: 'Fuenteovejuna', de Jorge Muñiz, en el Teatro Campoamor de Oviedo en 2018). Le avala, no obstante, ser uno de los directores de escena españoles más acerados e incisivos -además de respetados-.
Del Arco confiesa que después de decirle que sí a Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, sintió un sudor frío y mucho terror. Así que se encomendó a Giuseppe Verdi, a Francesco Piave y a Víctor Hugo. «Es un título icónico, no tiene una nota mala: es asombrosamente perfecta en lo musical. Pero también lo es desde el punto de vista dramatúrgico; claro, viene de Víctor Hugo, de la obra 'Le roi s'amuse' ('El rey se divierte'). Verdi tiene una inteligencia dramatúrgica absolutamente prodigiosa; eso se ve en la música, cómo levanta a los personajes». Pasado el susto, Miguel del Arco confiesa que está feliz en la sala de ensayos: «yo viviría en una sala de ensayos».
El secreto del bufón
'Rigoletto' cuenta la historia del Duque de Mantua (Verdi y Piave tuvieron que convertir al Rey original en duque por la censura), un joven libertino todo poderoso, y de su bufón, Rigoletto, a quien odia toda la corte del Duque por sus constantes burlas. Rigoletto esconde un secreto: tiene una hija, que él oculta al mundo, y que, casualmente, ha conocido al Duque (bajo otra identidad) y se ha enamorado de él, lo que la lleva a querer conocer el mundo que su padre, Rigoletto, no quiere que conozca. Así comienza esta ópera, una de las óperas más populares del repertorio y, junto con 'Aida', también de Giuseppe Verdi, la que más veces ha subido al escenario del Teatro Real desde su estreno madrileño en 1853.
Miguel del Arco sabe que en una ópera manda la música. «Me lo dijo hace ya tiempo Nuria Espert, que es la más sabia de todos y ha dirigido muchísima ópera: 'Hay que estar permanentemente al servicio de la música. Para empiezar, la música es portadora de emociones; no es un texto dramático que tienes que levantar. Hay que escuchar y hacer un trabajo alrededor de la música, no hay que querer imponer absolutamente nada, porque fracasarás. La prueba es que a ninguno de los cantantes -todos portentosos- con los que voy a contar lo han llamado por ser buen actor, sino por ser grandes cantantes».
![Imagen principal - Tres momentos de los ensayos: John Osborn (Duque de Mantua) y Martina Belli (Maddalena), Ludovic Tézier (Rigoletto) y Miguel del Arco junto a Nicola Luisotti](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/11/26/Rigoletto6-U66546116635ifE-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Tres momentos de los ensayos: John Osborn (Duque de Mantua) y Martina Belli (Maddalena), Ludovic Tézier (Rigoletto) y Miguel del Arco junto a Nicola Luisotti](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/11/26/RigolettoIV1263-U23841241113BOJ-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Tres momentos de los ensayos: John Osborn (Duque de Mantua) y Martina Belli (Maddalena), Ludovic Tézier (Rigoletto) y Miguel del Arco junto a Nicola Luisotti](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/11/26/Rigoletto5-U72016223344xWp-278x329@abc.jpg)
Hace treinta años, Del Arco encarnó a Javert en el musical 'Los miserables'. Esa experiencia, admite, le ha servido mucho para afrontar el trabajo en 'Rigoletto', sobre todo a la hora de adaptar el personaje a las características de cada intérprete. «En la ópera se trabaja con mucha velocidad y no hay tiempo para hacer un trabajo psicológico. Los cantantes vienen con la partitura aprendida y con un trabajo previo ya hecho. Aceptan, claro, todas las notas que tenga que decir el director, pero podrían salir al escenario, y lo hacen, de un día para otro, y basta con que canten bien para tener éxito».
No obstante, para él no es suficiente. «La ópera es el espectáculo completo y me lo tienen que vender sobre el escenario. Claro que espero a un cantante maravilloso, pero para mí no es igual si es un pésimo actor o actriz. Si lo es prefiero cerrar los ojos, o ver la ópera en versión de concierto. Sé que no es una opinión mayoritaria, que mucha gente es muy escrupulosa con el canto pero no tanto con la parte escénica. Ahora, cuando se juntan las dos cosas, como se daba en Maria Callas -una cantante maravillosa y una actriz prodigiosa-, eso es la esencia».
'Rigoletto', dice Miguel del Arco, «es una obra sobre el abuso del poder y cómo se va repitiendo en unos y otros estratos. La cúspide es aquí el Duque de Mantua, que encarna el poder absoluto, pero el esquema se va repitiendo en lo que yo creo que se convierte en la maldición real, en la construcción del mundo a través de esa necesidad de auparse permanentemente para alcanzar una cúspide que no tiene fin».
Compasión
Algunos de los textos de 'Rigoletto', sigue el director, le han llevado a pensar en Ricardo III, el personaje de Shakespeare. «Tienen en común la deformidad, que no es tanto física como mental y que les impide ver más allá de su propio odio. La diferencia entre ellos tiene que ver con la compasión; Rigoletto todavía está a su alcance, sentimos compasión por él -parecida a la que sentimos por Lear cuando aparece con Cordelia en brazos-. El teatro es el lugar donde se entrena la compasión porque te pones en el lugar del otro».
La luz en 'Rigoletto', dice Miguel del Arco, es Gilda, enamorada del Duque de Mantua y que, a pesar de haber sido violada y humillada por él, es capaz de sacrificarse y morir en su lugar. «Cuando me preguntan -estamos en los tiempos que estamos- si voy a hacer una lectura feminista de la obra, pregunto si quiere decir que voy a cambiar el final... No. Lo que hace Gilda al final de la ópera la equipara con Antígona. El un sacrificio por amor, que para mí es realmente revolucionario, porque la revolución es el amor. Desde la visión de Rigoletto, la bondad parece algo ridículo, risible. Pero Gilda se encarama frente a todo eso. Todo lo hace con conocimiento de causa, igual que Antígona».
Rigoletto, padre de Gilda, la quiere preservar del mundo exterior, de las fiestas que organiza el Duque de Mantua -«parecidas a las 'bunga bunga party' de Berlusconi», señala Del Arco-. Pero no la preserva por su propia seguridad, sino porque él se amarra a esa ingenuidad y a esa luz de su hija para que no se lo trague una oscuridad interior; pero en el fondo está aplastando a su hija. No es, en absoluto, un buen padre, como se ha dicho en alguna ocasión. En el fondo la protege para protegerse a sí mismo».
«La mujer, en esta sociedad hedonista que retrata 'Rigoletto', no es más que un instrumento para el disfrute de los hombres o de venganza; para vengarse de otros hombres se ataca a sus mujeres»
Y esa es la base, relata Del Arco, de su dramaturgia en 'Rigoletto', una ópera «profundamente masculina. Hay un coro únicamente masculino y los personajes femeninos son, aparte de Gilda, la condesa de Ceprano, que tiene una frase, cuando el Duque la quiere seducir delante de su marido; y Giovanna, que cuida de Gilda pero que la vende y permite que el Duque entre en la casa». A ellas se suma Maddalena, la hermana de Sparafucile. El resto de las mujeres que aparecen en el montaje son las quince bailarinas que evolucionan con la coreografía de Luz Arcas, uno de los nombres más destacados de la danza contemporánea española junto a su compañía La Pharmaco. «La mujer, en esta sociedad hedonista que retrata 'Rigoletto', no es más que un instrumento para el disfrute de los hombres o de venganza; para vengarse de otros hombres se ataca a sus mujeres». Era importante, dice Del Arco, contar con una coreógrafa mujer porque esas bailarinas «están haciendo «ese trabajo que flota por debajo y revelan de algún modo lo que no se ve».
Contradicciones
No hay en su puesta en escena, dice el director madrileño, una tesis particular. «No soporto este tipo de tesis. Lo que quiero es iluminar todas esas contradicciones que ya están apuntadas en la partitura... Piense en 'La donna è mobile' -el propio Verdi sabía que tenía una melodía absolutamente brutal, y la guardó porque no quería que se conociese antes del estreno-: todo el mundo la conoce, incluso los que no son aficionados a la ópera, es un icono del género, pero si pregunta lo que dice la letra -y he hecho la prueba-, la mayoría le dirá que está ensalzando la gracilidad de la mujer. Y nada más lejos de la realidad. Yo intento por todos los medios poner de manifiesto esa contradicción; no ilustrar ni hacer una tesis. El Duque aparece primero en una fiesta en la que dice que le da igual una que otra, luego se cuela con engaños en el jardín secreto de una joven virgen, porque le pone cardíaco hacerla suya, y después, en el tercer acto, aparece en un prostíbulo -que yo, en otras producciones, casi siempre he visto vacío-. Y a mí me parecía importante ese contexto femenino y seguir forzando esta contradicción; y lo hemos hecho a través del trabajo de las bailarinas».
El Duque es el tercer vértice de esta ópera; él representa el poder absoluto, la juventud, el hedonismo. «Verdi escribió para él un canto noble, excelso, en contraste con su naturaleza execrable. Valmont, el personaje de 'Las amistades peligrosas', tiene mucho en común con el Duque; los dos persiguen la 'caza' simplemente por hedonismo, pero Valmont cae en las redes del amor, tiene una contradicción interna y eso nos lleva a la compasión. El Duque no tiene compasión; no existe en él como sí existe en Rigoletto. El Duque es un ser absolutamente execrable».
«Respetar el legado de Verdi»
‘Rigoletto’, estrenada en 1851 en Venecia, es, sin duda, una de las más populares obras del repertorio operístico, pero al mismo tiempo una de las más importantes, por su formidable combinación entre música y drama. «Es uno de los artefactos teatrales más poderosos y populares de todos los tiempos», asegura Joan Matabosch, que quiso, al pensar en Miguel del Arco para dirigir escénicamente la nueva producción de este título, «volver a revelar y a diagnosticar la ceguera moral de Rigoletto y su perversa connivencia con el abuso de poder constante del duque, para que la obra sea igual de potente y de incómoda para los espectadores de la época de Verdi y para los actuales. Eso es respetar el legado de Verdi: mostrar que su obra nos sigue interrogando, expresando, golpeando y, quizás incluso, indignando.».
Nicola Luisotti, perfecto conocedor de la partitura y del universo verdiano, es el director musical de las funciones (cuatro de ellas las dirigirá Christoph Koncz). Del Arco ha contado para la escenografía con Seven e Ivana Jonke (Numen/For Use), colaboradores habituales del desaparecido Tomaz Pandur, el vestuario de Ana Garay y las luces de Juan Gómez Cornejo.
La producción cuenta con tres repartos: en el papel del Duque de Mantua se alternan tres tenores: Javier Camarena, Xabier Anduaga y John Osborn. Los barítonos Ludovic Tézier, Étienne Dupuis y Quinn Kelsey interpretan a Rigoletto, mientras que las sopranos Adela Zaharia, Julie Fuchs y Ruth Iniesta encarnan a Gilda. El papel de Sparafucile, el sicario, se lo reparten los bajos Simon Lim, Peixin Chen y Gianluca Buratto, mientras que a su hermana Maddalena la interpretan las mezzosopranos Marina Viotti, Ramona Zaharia y Martina Belli.
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