'Juana de Arco', el entusiasmo de una vida

Crítica de teatro

Marta Pazos y Sergio Martínez Vila han creado un espectáculo con un sugerente, delicado y hasta dramático aliento poético

'Juana de Arco', un espectáculo 'inflamable' teñido de rojo borgoña

Las intérpretes de 'Juana de Arco' Jesús Ugalde

Diego Doncel

10/10/2024 a las 19:00h.

Autoría Sergio Martínez Vila y Marta Pazos
Texto Sergio Martínez Vila
Dramaturgia y dirección Marta Pazos
Coreografía Belén Martí Lluch
Espacio escénico Max Glaenzel
Iluminación Nuno Meira
Vestuario Leandro Cano
Música original y sonido Hugo Torres
Intérpretes Georgina Amorós, Katalin Arana, Macarena García, Lucía Juárez, Bea de Paz, Ana Polvorosa y Joana Vilapuig
Lugar Nave 10 Matadero, Madrid

Marta Pazos y Sergio Martínez Vila han creado una 'Juana de Arco' con un sugerente, delicado y hasta dramático aliento poético. La forma de expresar la trama argumental, la forma de concebir la identidad de los personajes, los símbolos, la plasticidad de ... las coreografías, ese carácter elevado (religioso) que está detrás de cada acción son concebidos desde la mirada de la poesía. El resultado es de una belleza y de una intensidad sorprendentes.

Juana de Arco se ve dignificada aquí porque su vida como personaje no depende solo de su talla militar ni de su inmolación por un mandato divino, sino porque lo que defiende es lo poético como forma de concebir la existencia y como forma de conducirse en el escenario. Es justo lo que proponía Lezama Lima: los valores propiamente existenciales, espirituales son como el vuelo de la imaginación. La imaginación desplegada bebe de la estética publicitaria, tiene un cierto aire que nos retrotrae al vídeoarte conceptual, pero también a las formas del autosacramental llevadas a este siglo XXI.

Todo para crear un espacio donde conviven lo espiritual y lo terrenal, el impacto pop de la imagen de Juana de Arco con la mística. Pazos crea umbrales desde los que traspasar los géneros, tal vez porque lo desmesurado de la experiencia hace que también los géneros sean quemados en la hoguera. Todo en la obra es ígneo, como si el fuego no solo quemó y sacrificó el cuerpo de Juana de Arco, sino que también está presente en la pasión de su lenguaje, en el entusiasmo de su vida, en el diálogo entre la palabra y el movimiento corporal, una palabra, un lenguaje con el sabor de la retórica de la época y un movimiento corporal que se vuelve un verbo, un fuego de gestos.

La obra, por supuesto, posee una dimensión política: crea un territorio corporal femenino y da voz a esas voces, las de la mujeres, que la historia sepultó. Desde este punto de vista, esta 'Juana de Arco' reivindica una figura que llevó hasta sus últimas consecuencias la defensa de un nuevo liderazgo. Sin embargo, se deja caer en tributos demasiado pedestres: lo trans o lo queer suponen un salto en el vacío altamente manidos y, lo que es peor, convierten toda esa poesía en un pasquín. No hacía falta, porque la obra en sí ya lo estaba proclamando, porque el arte de Marta Pazos es más grande que eso, cuestiona y afirma, abre vías de reflexión y crea una voz inconfundible.