José María Rodero, cien años del «mejor de los actores españoles»
El legendario intérprete madrileño, que prolongó su carrera artística durante medio siglo e intervino en un centenar de funciones, nació el 26 de diciembre de 1922

«Nunca fue -para fortuna de todos- un actor previsible. Algo en él se escapaba de la mecánica, de la monotonía… Tal vez por eso tuvo fama de rebelde (una fama que, coquetamente, fomentaba). Le aburrían las dos funciones diarias y luchó contra ellas, le ... fastidiaban los directores pretenciosos y se enfrentó a ellos... Le hubiera gustado que el teatro fuera mejor, pero no sabía -yo tampoco- cómo conseguirlo. Esta impotencia le mantenía en una inquietante actitud de huida: era un hipocondríaco adorablemente poético. Su rebeldía hubiera podido caber en un soneto».
Son palabras que dedicó Adolfo Marsillach en ABC a José María Rodero con motivo de su fallecimiento, el 14 de mayo de 1991; tan solo unos días antes había sido ingresado en el hospital por problemas respiratorios, que obligaron a suspender el estreno de 'Hazme de la noche un cuento', de Jorge Márquez. En el reparto de aquella función figuraba una jovencísima Natalia Millán, que recuerda que Rodero «era encantador en el trato y un maestro... Un animal escénico»,
Perteneciente a una generación de actores «irrepetible e insustituible» -junto con José Bódalo, Agustín González, Carlos Lemos...-, en palabras de Lluís Pasqual, José María Rodero era, a juicio de muchos, el más grande de todos: 'primus inter pares'. «Era el que tenía más aureola de gran divo, de actor nacido para grandes personajes», dice José María Pou. Hoy, 26 de diciembre, el inolvidable intérprete de obras como 'En la ardiente oscuridad', 'Luces de bohemia', 'Calígula', 'Los emigrados', 'El tragaluz', 'Doce hombres sin piedad', 'Historia de un caballo' o 'El veneno del teatro' hubiera cumplido cien años, y tres décadas después de su fallecimiento sigue siendo uno de los principales referentes -si no el mayor- de la interpretación en nuestro país, y una absoluta leyenda. Medio siglo de carrera y un centenar de funciones teatrales son su extraordinario legado.
Detrás de una mujer
José María Rodero y Luján nació el 26 de diciembre de 1922 en el barrio madrileño de Lavapiés -fue bautizado en la Iglesia de San Cayetano-. Empezó a estudiar en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos, pero un día, al seguir a una chica (una actriz) de la que se había prendado, entró en un teatro y descubrió el mundo de la interpretación. Era el año 1940; se presentó a unas pruebas en el Teatro Español y entró allí como meritorio. Su primer papel fue en abril de 1940, en 'España, una grande y libre', un espectáculo dirigido por Felipe Lluch Garín para celebrar el primer aniversario del final de la guerra civil.
A finales de los cuarenta, José María Rodero formó parte de la compañía del teatro María Guerrero . Allí conoció a la que se convertiría en su mujer, la también actriz Elvira Quintillá, con la que tuvo dos hijos. Y allí empezó a consolidar su fama. En 1950 obtuvo su primer gran éxito al encarnar a Ignacio en la obra «En la ardiente oscuridad», de Antonio Buero Vallejo. «José María Rodero logró, a nuestro entender -rezaba la crítica de la función en ABC-, uno de los mayores triunfos de su juvenil carrera artística, por el estudio y expresión de su papel, cuidado hasta en sus menores detalles».
A partir de entonces, José María Rodero desarrolló una carrera teatral llena de éxitos, con decenas de papeles, algunos de ellos muy recordados, como «El concierto de San Ovidio», «Las meninas» y «El tragaluz» , las tres de Buero Vallejo; «El caballero de las espuelas de oro», de Alejandro Casona; «Calígula», de Albert Camus; «Enrique IV», de Pirandello; «Historia de un caballo», de Tolstoi; y «Luces de Bohemia», de Valle-Inclán. Como curiosidad, Rodero interpretó a lo largo de su vida a varios personajes históricos, desde Velázquez a Quevedo, pasando por Napoleón o el Rey Alfonso XII.



No tuvo, sin embargo, igual suerte en el cine, con el que no tuvo una buena relación; rodó un puñado de películas a las órdenes de directores como Ladislao Vajda, José Antonio Nieves Conde o Javier Elorrieta, pero no destacó -«son bobos por no aprovecharme», decía de los cineastas-. En 1978 volvió a encarnar a un ciego en su último trabajo cinematográfico, «La larga noche de los bastones largos». Sí fueron destacables sus intervenciones televisivas, especialmente en los míticos Estudio 1. El más recordado es «Doce hombres sin piedad», de Reginald Rose, bajo la dirección de Gustavo Pérez Puig; pero también hay que citar «Los emigrados», de Slavomir Mrozek, o «Muerte de un viajante», de Arthur Miller.
«No me vendo barato»
Aunque él se definía como un «autodidacta del teatro», quienes trabajaron con él destacaban la meticulosidad de su trabajo, su perfeccionismo y su capacidad para estudiar los personajes. «Era un ser soberbio; él mismo lo decía -recuerda Lluís Pasqual, que le dirigió en una inolvidable producción de 'Luces de Bohemia'-; y cuando el público le reía algo de más, en lugar de crecerse, en la función siguiente echaba el freno: 'No quiero que piensen que me vendo barato', decía. No tenía ninguna autocomplacencia».
«Como muchos de los grandes, era cínico con su propio talento -completa Natalia Millán-; cuando Nancho Novo y yo, los jóvenes en 'Hazme de la noche un cuento', nos quedábamos con la mandíbula desencajada, nos miraba y quitaba importancia a lo que estaba haciendo. Pero no hay método que supere la verdad que había en él. Compuso aquel personaje con sensibilidad, fuerza, delicadeza, comunicatividad... Esa era su magia». «Tenía una técnica asombrosa, y estaba dispuesto a todo en los ensayos -sigue Pasqual-; en una escena, yo le indiqué que Max Estrella se desmoronaba, y él se tiró al suelo. Le dije que íbamos a trabajar para que no se hiciera daño, pero me contestó que no me preocupara, que él sabía cómo tenía que caerse».
De Rodero, también, destacaba su voz firme, penetrante, envolvente... «Había gente -ríe Pasqual- que le pedía que grabara el mensaje para su contestador automático... Pero siempre se negó».
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