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'Hysteria', un secuestro sensorial y un médico absorbido por el cuerpo de su paciente

El Teatro de La Abadía estrena una obra escrita y dirigida por Carla Nyman

Juan Mayorga saca 'La colección' del confinamiento

Lluna Issa Casterà y Mariano Estudillo Vanessa rabade
Julio Bravo

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La Real Academia Española presenta, en su diccionario, dos acepciones para la palabra 'Histeria'. La primera la define como una «enfermedad nerviosa, crónica, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales, y a veces por ataques convulsivos», y la segunda como «Estado pasajero de excitación nerviosa producido a consecuencia de una situación anómala».

Sobre ella reflexiona Carla Nyman (Palma de Mallorca, 1996) en su obra 'Hysteria', que levanta el telón este miércoles 25 en el Teatro de La Abadía. Dirigida por ella misma, está interpretada por Lluna Issa Casterà y Mariano Estudillo. La escenografía es de Monica Boromello, la iluminación de David Picazo y el espacio sonoro -«el sonido es un personaje más», dice la autora»- es de Sandra Vicente. La producción lleva el sello de Kamikaze y del propio Teatro de La Abadía.

Juan Mayorga, director del espacio, se refiere a la obra como «un viaje surrealista, y la autora y directora lo completa asegurando que «'Hysteria' es una alegoría de la condición humana y sus males en el siglo XXI». La obra, sin embargo, tiene sus ecos lejanos en el siglo XIX, y más concretamente en el Hospital de la Pitié-Salpêtrière, un lugar en París que, cuenta la propia Carla Nyman, «era, en el último tercio del siglo XIX, un infierno femenino. Cuatro mil mujeres, incurables o locas y encerradas, fueron exploradas y exhibidas por médicos y psiquiatras en las célebres lecciones de los martes, donde el neurólogo francés Jean-Martin Charcot reforzó la invención de la histeria».

«Esas cuatro mil mujeres -sigue- son una inspiración para crear 'Hysteria'. Una función que es una exploración íntima, obscena y escatológica sobre el discurso de la histérica y el deseo femenino, recuperando su lugar en el lenguaje y en el mundo».

La obra cuenta la historia de Agustina, una mujer que acude a una consulta médica por un dolor que padece desde hace mucho en su interior. El doctor, en su celo por hacer bien su trabajo y acertar con el diagnóstico, acabará absorbido por el cuerpo de la paciente.

La función, dice la autora, «trata de arrojar luz sobre cosas que estaban ahí. Hoy a la histeria la llamamos, quizás, manía o ansiedad, que son su reverso», y la obra incide en estos dos términos. «Es una función sensorial, un secuestro sensorial en el mejor sentido de la palabra -explica Carla Nyman-; hemos querido trabajar desde otros lenguajes -los actores cantan, tocan e incluso bailan-. y en el código de lo surreal». Este código es lo que le da a la función cierto tono de comedia. «Lo extraño causa la risa -dice la autora y directora-, pero no se busca la risa 'per se'».

 

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