'Godspell', la nueva aventura de Emilio Aragón
El artista suma a su renacentista trayectoria una nueva muesca: la dirección de un musical, que tiene para él un significado especial. ABC se ha colado en uno de los últimos ensayos y ha hablado con él
«Una fiesta de locos» en la España de 1974

Emiliio Aragón, en el patio de butacas del teatro durante un ensayo de 'Godspell'
¡Emilio! Víctor Ullate Roche llama la atención de Emilio Aragón. Lleva en la mano una trompeta; se la acerca a los labios y emite un sonido destemplado. «¿Qué te parece?», pregunta el actor. «Tiene que ser una trompeta o una corneta en ... Mi bemol... si no, no te da el tono», corrige Aragón, que lleva ya un buen rato yendo de un lado al otro del patio de butacas del Teatro Soho Caixabank de Málaga atendiendo al requerimiento de técnicos, ayudantes o actores sin que la sonrisa se borre de su rostro. Ullate asiente a las palabras de Aragón, mientras Itziar Puga, mano derecha de éste y directora de producción del espectáculo, toma nota mental de su petición. «Una trompeta...». «O una corneta», interrumpe Aragón. «O una corneta -repite Puga- en Mi bemol».
Pasan algunos minutos de las 15,30, la hora fijada para el comienzo del ensayo. Los técnicos de luces y sonido, con Juanjo Llorens y Benito Gil, respectivamente, a la cabeza, ya están detrás de sus mesas en el patio de butacas. Allí y en el escenario hay un trasiego incesante de técnicos que ajustan la iluminación y la escenografía y actores que van entrando, invariablemente sonrientes, y algunos de ellos haciendo ejercicios para calentar la voz. «Mire, no ha empezado el ensayo y ya tengo el vello erizado. Me emociono solo con la idea de empezar a trabajar», cuenta Aarón Cobos, que tiene ya a sus espaldas varios musicales, entre ellos 'Mamma mia!' y 'A chorus line', este último junto a Antonio Banderas.
Queda apenas una semana para el estreno de 'Godspell', el musical de John-Michael Tebelak y Stephen Schwartz que Emilio Aragón dirige -y produce junto a Banderas-, en lo que supone la primera incursión como director teatral -«he hecho cositas, pero nunca había dirigido un musical», reconoce- de este artista poliédrico y renacentista: payaso, cantante, actor, compositor, productor televisivo, presentador, guionista, director cinematográfico, escritor... «En realidad, yo soy un músico que hace otras cosas», sonríe Emilio Aragón, que vuelve con 'Godspell' al teatro musical anglosajón cuarenta años después de debutar en él como protagonista de 'Barnum'.
Él mismo firma la versión y la dirección tanto escénica como musical de este espectáculo, que cuenta con Roser Batalla como autora de la traducción del libreto y de las letras de las canciones; y un equipo técnico que componen Carmelo Segura (coreografía), Sebastiá Brosa (escenografía), Gabriela Salaverri (vestuario), Juanjo Llorens (iluminación) y Benito Gil (sonido). En el reparto figuran Víctor Ullate Roche, Pepe Nufrio, Angy Fernández, Andro Crespo, Jana Gómez, Raúl Ortiz, Laia Prats, Aarón Cobos, Roko y Noemí Gallego; a ellos se suman, como covers y swings (dos figuras imprescindibles en el teatro musical) Javier Ariano, Daniel Garod, Nuria Pérez y Mónica Solaun. La orquesta está compuesta por seis músicos, con Olga Domínguez (piano) como ayudante de Aragón en la dirección musical.
Génesis del espectáculo
La génesis de esta producción tiene su curiosidad. Emilio Aragón y Antonio Banderas grabaron juntos un programa de televisión y en el camerino el malagueño le contó que el siguiente musical que quería poner en pie en Málaga era 'Godspell'. A Emilio Aragón se le encendieron los ojos y se le aceleró el pulso. «'Godspell' es una obra vinculada a mi vida -cuenta con entusiasmo casi infantil-. Yo nací en La Habana y viví mi infancia en varios países, entre ellos Argentina y México. Estando allí, mi hermana Rita, que estaba en España, nos escribió contando que se había presentado a un cásting para una obra de teatro, que le habían cogido y que podía compaginarlo con sus clases (esto se lo decía a mi padre). Esa obra era 'Godspell', y fue el primer musical que vi cuando volvimos a España. Y tengo el recuerdo de salir de verlo con una enorme sensación de alegría. Yo quería estar ahí con esa gente, quiero ser como ellos». No se queda ahí la relación de Emilio Aragón con este musical. «Un año después, hicimos una función de 'Godspell' para un colegio con niños con síndrome de Down en nuestro barrio. Mi hermana Rita la dirigió; yo hice de Jesús, el guitarrista era Antonio Vega y el batería era Ñete [Antonio Martín Caruana], el de Nacha Pop. Así que para mí este montaje ha sido un ejercicio de desandar, de tratar de borrar todo lo que yo sabía de la obra, para quedarme con la esencia, que es ese positivismo, esa energía de la obra que desprenden los personajes y las situaciones».
«La obra nos planta ante un espejo y nos dice verdades como puños. No podemos, por otro lado, obviar lo que está sucediendo ahora, la guerra de Ucrania, y situaciones similares»
Emilio Aragón
'Godspell' está basada en el Evangelio de San Mateo; el texto lo cosen diferentes parábolas -expuestas con humor «casi de vodevil», dice Emilio Aragón- y las canciones de aire pop. Nacida en un contexto muy concreto, el director cree firmemente en su actualidad: «Yo creo que el momento es pintiparado para la obra; aunque 'Godspell' nace a finales de los 60, con todo el movimiento hippy, mayo del 68, las comunas, la gente joven yéndose a las grandes ciudades, la guerra de Vietnam... Pero es que ahora tenemos a un señor que está tirando bombas aquí al lado; hemos pasado una pandemia, tenemos toda esta revolución tecnológica que nos afecta tanto, que nos aísla y está un impacto en nuestro carácter y socialmente... Y 'Godspell' habla de una serie de valores que se olvidan con mucha facilidad. Durante los ensayos se han encarnado algunas de las cosas de las que hablan las parábolas del texto, y hemos llorado, hemos reído, hemos tenido momentos catárticos... La obra nos planta ante un espejo y nos dice verdades como puños. No podemos, por otro lado, obviar lo que está sucediendo ahora, la guerra de Ucrania, y situaciones similares; por eso hemos hecho un guiño que creo que el público va a entender perfectamente».
Equilibrio
Si en 1974 llevar los Evangelios a escena suponía correr el riesgo de ser acusado de irreverente, hoy en día se corre el riesgo contrario y que te tachen de rancio. «Honestamente creo que no -explica Aragón-; hemos intentado que haya un equilibrio entre la comedia y lo que se está diciendo. Puedes ser creyente o no serlo. Nosotros hemos pensado en el espectáculo, y lo bueno es que 'Godspell' tiene una partitura muy bonita e interesante; muy exigente para los cantantes, hay tres o cuatro temas complicados. Se pueden cantar de cualquier manera, claro, como puedes convertir la Quinta Sinfonía de Beethoven en algo sublime o se puede convertir en algo espantoso. Y yo aquí tengo a una compañía de muchísimo talento. En general, el talento que hay actualmente en España es único. Tengo la suerte de tener en este montaje unas voces magníficas, que le dan un brillo único a la partitura y a la función».
Cuando a John-Michael Tebelak le preguntaron que definiera con una palabra esta obra, contestó que era 'comunicación'. Emilio Aragón está de acuerdo, pero añade otra de sonido similar: 'comunidad'. «Comunicándote bien haces comunidad. ¡Y eso es tan importante! Parece que lo que queremos hacer es poner muros y más muros... Incomunicación. Pero lo que debemos hacer, hoy más que nunca, es comunicarnos, hablar más, abrazarnos más, pedir más perdón, ser más generosos, dar muchas más veces gracias. Es algo que parece trivial y simple, pero hoy en día ¡es tan importante! Si le preguntamos a cualquiera cuántas veces ha visto a su abuelo o a su abuela, o cuántas veces ha hablado durante la semana con ellos... Si les ha ido a dar un beso o a llevarles algo... Y cuando hablo de los abuelos hablo de los padres, de los amigos íntimos. Es algo tan sencillo... Pero que no lo hacemos. Y esta sociedad sería otra sociedad si lo hiciéramos».