En las entrañas del nuevo Ballet Español de la Comunidad de Madrid
ABC visita los ensayos de la compañía que dirige Jesús Carmona, y que se presentará el próximo 12 de octubre en los Teatros del Canal
Jesús Carmona traspasa los límites del flamenco con 'Baile de bestias'
![Jesús Carmona, (a la derecha), durante los ensayos del Ballet Español de la Comunidad de Madrid](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/31/ballet6-Ru9XWkP4VjT85fQWqsdexTK-1200x840@diario_abc.jpg)
Afuera, la temperatura se acerca a los cuarenta grados. Adentro se nota también mucho calor, pero es de otro tipo. Un calor más humano, el que emana físicamente del sudor y de los tacones -y figuradamente de la ilusión y el entusiasmo- de una veintena ... de bailarines que apuran las últimas horas de ensayos antes de marcharse a una deseadísima semana de vacaciones. Son los integrantes del Ballet Español de la Comunidad de Madrid, una nueva compañía que, bajo la dirección de Jesús Carmona, se presentará el próximo 12 de octubre en los Teatros del Canal. Dos coreografías del propio Carmona conforman el programa: 'Suite Española, op. 47', de Isaac Albéniz -donde contarán con la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid, Jorcam, bajo la dirección de Manuel Coves-, y 'Epifanía de lo flamenco'. «Esta compañía quiere aportar por una parte esperanza a todos aquellos bailarines que estudian en escuelas y conservatorios y que tienen un horizonte bastante estrecho para poder convertirse en profesionales -explica a ABC Jesús Carmona-; con este ballet abrimos un portón inmenso a las esperanzas de todos esos niños y niñas que estudian danza española y sueñan con llegar al escenario de un modo profesional».
Barcelonés afincado en Madrid, 39 años, Jesús Carmona es una de las grandes figuras actuales de la danza española y el flamenco. Formó parte del Ballet Nacional de España y tiene compañía propia desde hace más de una década. Entre otros galardones, fue en 2020 premio Nacional de Danza y un año después recibía uno de los más prestigiosos galardones internacionales: el premio Benois de la danse. Sobre el papel, el proyecto creado por el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso está en buenas manos. «Una compañía como la que queremos hacer es algo que hace mucha falta en España -explica-. Estamos creando un ballet que quiere trabajar los cuatro estilos de la danza española: escuela bolera, danza estilizada, folclore y flamenco, dentro de un marco contemporáneo. Los tres primeros estilos están presentes en 'Suite Española' y mostramos toda la amplitud del flamenco y las capacidades que puede alcanzar en 'Epifanía'». «Lo que aportamos -concluye Carmona- es conservación y desarrollo al tiempo».
Los bailarines han terminado su clase de ballet y van entrando en el estudio. Las risas y el parloteo se confunde con el desperezo de los tacones contra el suelo. Se forman dos grupos. Lucía Campillo, repetidora, se queda con las mujeres, vestidas con bata de cola. Jesús Carmona, sin perder la sonrisa ni un segundo, forma un círculo con los hombres. Los veinte bailarines fueron seleccionados en unas audiciones celebradas en mayo y a la que se presentaron 464 artistas para las 23 plazas (incluidas las de guitarrista, percusionista y cantaor o cantaora). «Me asombró el nivel de esas audiciones, sobre todo en las mujeres -reconoce Jesús Carmona-. El jurado terminó llorando en la final. No me había pasado en la vida; hubo un momento en que tuvimos que parar la audición porque estábamos todos emocionados, con un nudo con la garganta. Hay un nivelazo; también en los chicos, pero lo de las chicas en las pruebas fue especialmente brillante. Eso fue lo que de algún modo me impulsó a centrarme, en 'Epifanía', en la mujer, a dar una visión más cercana a la mujer. No es un homenaje a ella, pero sí tiene mucho más protagonismo que el hombre en esta coreografía».
Precisamente, hoy Jesús Carmona quiere avanzar en la creación de 'Epifanía'. Llama a los chicos y les explica su idea. Se dividirán en grupos de cuatro y durante quince minutos tendrán que crear una secuencia de movimientos cotidianos acomodados a una secuencia rítimica determinada: «ta, ta-ta, ta, ta-ta- ta-ta-ta, ta». Los chicos siguen con pies y manos el ritmo que marca Carmona. Se miran, preguntan, sus brazos y sus piernas van poniéndose en marcha. En cada grupo surge, de manera natural, un líder que dice a los otros lo que ha pensado. Los movimientos, al principio lógicamente deslavazados, van tomando forma. Carmona camina parsimoniosamente entre los grupos: les aconseja, les aclara... Transcurre el tiempo. «Quedan dos minutos», dice el director de la compañía; suena a la cuenta atrás de un programa de televisión. «Queda un minuto... Quedan treinta segundos...» Los chicos apuran su 'coreografía' hasta que suenan dos palmadas. Las ha dado Jesús Carmona, que indica a cada grupo que ejecute los movimientos creados por cada uno. Van tomando cuerpo en cada repetición hasta que las dudas de los bailarines desaparecen. Carmona toma entonces la palabra: «Ahora vamos al final de la seguidilla». Los chicos van hacia sus posiciones. Al frente, tres parejas; en el fondo, un grupo compacto. Carmona explica los movimientos que derivarán en la colocación final de todos los bailarines. «Ahora, no importa dónde estéis, cada uno va a hacer los movimientos que ha creado en su grupo. Primero uno de los grupos, luego todos, luego otro de los grupos, luego todos...» Surge entonces un laberinto de preguntas; una vez resueltas, comienza la ejecución: una, dos, tres, cuatro, cinco veces... Conforme transcurren las repeticiones, lógicamente, la coreografía va tomando forma. Jesús Carmona está satisfecho. «Creo que funciona, sí».
![Imagen principal - Tres momentos del ensayo de la compalñía](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/31/Ballet2-U30864677582eVJ-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Tres momentos del ensayo de la compalñía](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/31/Ballet4-U57101017450raN-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Tres momentos del ensayo de la compalñía](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/31/Ballet3-U14106030667pZd-278x329@diario_abc.jpg)
«Es importantísimo que este ballet tenga su propia identidad, que no sea un ballet de autor -dice el artista barcelonés-. Si cada uno de los que estemos en la dirección le imprimimos únicamente nuestra personalidad, al final la compañía no tiene la suya propia. Y lo que hará que este ballet sobreviva es que consiga tener su propia identidad. Yo estoy coreografiando este programa con ese objetivo y estoy proyectando los primeros espectáculos bajo ese prisma».
Este espectáculo de presentación es, dice Jesús Carmona «más tradicionalista, pero creo que es lo que se merecía este ballet. Como carta de presentación debíamos crear un espectáculo en el que el centro sea la danza, los intérpretes. Y que mostremos nuestra danza española vista desde hoy, desde el siglo XXI. Está hecho, en cualquier casi, poniendo mucho corazón sobre el escenario».
No quiere decir, aclara Carmona, que el ballet vaya a seguir una misma línea durante la etapa en la que él esté a su frente -su contrato es de cuatro años, con opción a prorrogarlo durante cuatro años más-. «Cuando llegue el momento puede que hagamos coreografías en las que despleguemos más imaginación, que explore los límites, como estoy haciendo habitualmente en mi compañía. Pero para esta primera propuesta me ha parecido que lo más adecuado era centrarme en una danza que sea agradable, sea bonita; que haga recordar al público y le emocione, y no tanto en un discurso psicológico que lleve a los espectadores a un estado diferente».
Romper una estampa
Para el público, precisamente, las fronteras de los cuatro estilos de la danza española (el canon establecido por la inolvidable Mariemma) son muy difusas. Pero cada uno de ellos ha experimentado una evolución totalmente distinta. Mientras el baile flamenco ha experimentado una gran progresión y muestra hoy una cara decididamente contemporánea, los otros tres estilos, fundamentalmente la danza estilizada, permanece anclada -en líneas generales, siempre hay excepciones- a la memoria de otros tiempos. «Por eso digo que hay que situarla en un marco contemporáneo -explica Carmona-, tanto en el baile como en la escenografía o la iluminación. Estamos trabajando para romper esa estampa pasada que pueda darle un aire rancio. Huimos con todas nuestras fuerzas de esa imagen y de ese recuerdo. Ahora hay que esperar a ver lo que dice el público». Carmona se muestra optimista. «A día de hoy todas las personas que han venido a ver los ensayos nos están dejando mensajes superpositivos. Y eso es muy alentador para mí, porque estamos ya en un momento en que necesitamos saber cuál es la respuesta a nuestra cabeza».
Tras el ensayo, los bailarines y los músicos tendrán una semana de vacaciones. Jesús Carmona no. Este verano apenas ha podido escaparse unos días a la playa con su familia; un estreno como el que le espera tiene muchas aristas que limar. Hay que poner también la mirada en el futuro. Cuatro años, dice, le parece un tiempo suficiente para empezar a vislumbrar hacia dónde va a ir la compañía. Pero todo puede cambiar. De hecho, Carmona tenía un proyecto a cuatro años vista, «pero ahora estoy pensando en mover los proyectos». Todo se verá. «Llevamos tres meses y pico todos los días, con muchísima intensidad. Y solo ahora empiezan a ser una compañía encima del escenario; empiezan a ser una piña, a respirarse, a conocerse los unos a los otros. Es un proceso lento».
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