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Blanca Marsillach quiere ponerles 'Las cosas fáciles' a los mayores en su nuevo proyecto de teatro social

Alberto Velasco ha escrito y dirige la obra, que se estrena el jueves 26 en el Teatro Bellas Artes y que luego se va de gira por España. Pretende visibilizar los problemas a los que se enfrentan los mayores en sus gestiones bancarias y financieras

Blanca Marsillach: «Con mi teatro quiero devolverle a la sociedad todo lo que me ha dado» 

Blanca Marsillach, en su casa de Madrid Ernesto Agudo
Julio Bravo

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A Blanca Marsillach hay que cazarla con lazo cuando se acerca la fecha del estreno de alguno de sus proyectos. Su habitual inquietud se multiplica porque ella, perfeccionista e impaciente en grado superlativo, quiere estar al tanto de todo para, si fuera el caso, apagar cualquier fuego que pudiera producirse.

Pero ahora toca promoción, y Blanca se sienta disciplinadamente en el soleado salón de su casa para hablar de 'Las cosas fáciles', una obra que ha escrito y dirigido Alberto Velasco y que la compañía de Blanca Marsillach, junto con el sector CECA (a través de Funcas Educa) presenta el jueves en el Teatro Bellas Artes de Madrid, con Cristina Izquierdo y Sila Sicilia como intérpretes.

No es una obra cualquiera. Tiene una función concreta, y es dar visibilidad a los problemas a que se enfrentan las personas mayores por la creciente digitalización, especialmente en las gestiones financieras que tienen que hacer. «Se trata de una comedia llena de ternura -cuenta Blanca Marsillach-, la historia de una mujer abrumada ante el montón de papeles y de gestiones bancarias que ha de hacer, y a la que su nieta le ayuda».

La actriz y empresaria pensó enseguida en Alberto Velasco para poner en pie el proyecto. «Me enamoré de él cuando lo vi en la serie de televisión 'Vis a vis' y más todavía cuando vi su montaje teatral 'Sweet Dreams'; me gustó su discurso reivindicativo, y hacía tiempo que quería trabajar con él. Aceptó enseguida que le propuse el proyecto. Es una persona muy creativa y seguro que su trabajo sorprende».

Pacto de caballeros

A Blanca se le abre una sonrisa cuando recuerda el origen del proyecto. «Tuvimos una reunión con Ceca y allí mismo se decidió que haríamos algo sobre el sector de las personas senior. Fue un pacto de caballeros porque no había nada concreto todavía. Después fue tomando forma el proyecto, pero yo salí de aquella primera reunión con un auténtico subidón».

Tras el estreno del Bellas Artes, 'Las cosas fáciles' iniciará una gira, que de momento ya tiene comprometidas quince plazas entre el 9 de noviembre y el 12 de diciembre: Onteniente (Valencia), Huesca, Trujillo (Cáceres), Fuente de Cantos (Badajoz), Salamanca, San Sebastián, Vitoria, Bilbao, Guadalajara, La Coruña, Ferrol (La Coruña), Zaragoza, Logroño, Málaga y Córdoba.

En todos estos lugares, la función no termina cuando baje el telón. En ese momento, el público (procedente de centros de mayores de la respectiva localidad) se convierte en protagonista a través de un taller sobre la materia. «El público vive la situación y se transforma; ya lo hace en el patio de butacas, pero cuando sube al escenario y tiene delante un foco y un micrófono, se sienten Mick Jagger, y todas las emociones se multiplican».

Claves para hacer un bizum

«Las personas mayores se apuntan a un bombardeo -ríe Blanca-. Tienen una agenda llenísima, no tienen tiempo para nada. Este proyecto me parece muy necesario, porque hay muchas gestiones complicadas, y en estos talleres les damos cuatro claves para hacer un bizum o una transferencia... y que no le tengan miedo a todo ese mundo digital».

Blanca Marsillach lleva ya muchos años dedicada al teatro social y a visibilizar y dar cuerpo escénico a problemas como el acoso escolar o el maltrato a la mujer. «El teatro es lo máximo, es un instrumento perfecto para reivindicar causas sociales como la que mostramos aquí».

Este tipo de teatro le llena a la actriz de satisfacciones y le hace sentir que le ayuda a ser mejor persona. «No piensas en ti como cuando te subes a un escenario. Cuando ves a personas con capacidades diferentes, a chicos acosados o a mujeres maltratadas que salen del teatro de manera diferente a cuando entraron, te llena de satisfacción. En la fachada de la casa donde vivió mi padre, Adolfo Marsillach, hay una placa con una frase suya: 'No soy tan ingenuo como para pensar que el teatro pueda transformar la sociedad, pero estoy convencido de que existe una posibilidad de ayudar a despertarla'. Y en proyectos como éste ves que se despierta. Y es fabuloso».

 

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