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El Ballet Nacional se sumerge en la leyenda del bailarín Félix el Loco

El conjunto que dirige Rubén Olmo recupera el espectáculo, que estrenó en el Teatro Real en 2004, sobre el artista al que engañó Sergei Diaghilev

Una escena de 'El loco' Mercedes Burgos
Julio Bravo

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El 21 de julio de 1929, los Ballets Rusos, que dirigía Sergei Diaghilev, estrenaban en el Teatro Alhambra de Londres 'El sombrero de tres picos', un ballet de acento puramente español: por el tema -se basaba en la novela de Pedro Antonio de Alarcón- y por sus creadores: Manuel de Falla, autor de la música, y Pablo Picasso, autor de los decorados y los figurines. Aquella noche, sin embargo, faltaba un tercer personaje español que había participado en la creación del ballet: Félix Fernández (algunas fuentes le nombran como Félix García). Era un bailarín a quien Diaghilev había contratado, después de verle en un café cantante, para enseñar a Leonid Massine, el coreógrafo de 'El sombrero de tres picos', danzas de carácter español.

La leyenda cuenta que Félix creía que él iba a interpretar el papel de Molinero en el ballet y que, al saber que lo haría el propio Massine, enloqueció y, tras vagar por las calles de Londres, fue detenido por la policía londinense al encontrársele bailando de manera exaltada en la iglesia de St. Martin-in-the-fields. Pocos días después, fue trasladado al Horton Asylum, un hospital psiquiátrico situado en Epsom , Surrey, al sureste de Inglaterra, de donde nunca más saldría, y donde moriría en 1941.

Esta leyenda es, precisamente, la que el Ballet Nacional de España (BNE) cuenta en 'El loco', un ballet que ha recuperado (se estrenó en septiembre de 2004 en el Teatro Real) y que presenta a partir de hoy en el Teatro de la Zarzuela, donde estará en cartel hasta el día 22. La idea original, el libreto y la dirección escénica son de Paco López, la coreografía de Javier Latorre y la música original de Mauricio Sotelo y José Manuel Cañizares (se escucha también en el ballet a Manuel de Falla). Jesús Ruiz firma la escenografía y el vestuario del espectáculo, y Nicolás Fischtel la iluminación. Manuel Coves dirige a la Orquesta de la Comunidad de Madrid y a los músicos flamencos del propio BNE.

José Manuel Benítez, Eduardo Martínez y Albert Hernández se alternan en el papel de Félix Fernández, mientras que Miriam Mendoza, Inmaculada Salomón y Débora Martínez se reparten el papel de Tamara Karsavina; y Carlos Sánchez y Juan Berlanga el de Massine. Completan el reparto el propio director del Ballet Nacional, Rubén Olmo (Diaghilev), Francisco Velasco (bailaor), Jesús Florencio (maestro) y Esther Jurado (bailaora).

Imagen principal - Tres momentos de 'El loco'
Imagen secundaria 1 - Tres momentos de 'El loco'
Imagen secundaria 2 - Tres momentos de 'El loco'
Tres momentos de 'El loco' Mercedes Burgos

'El loco', asegura Paco López, no es un título despectivo ni alude únicamente a la enfermedad mental. «Se refiere también a la locura del creador, del artista». El ballet, escribe, es «una fabulación autobiográfica que nunca existió: todo nos llega desde la memoria distorsionada de Félix; desde la confusión de su recuerdo fragmentado, obsesivo; desde su mirada esquizofrénica sobre un mundo extraño, enemigo. Pero, también, un espectáculo que trasciende sustancialmente la historia personal, la hagiografía; para convertirse en una reflexión vívida sobre el artista y sus demonios, sobre los desencuentros del artista con la realidad objetiva, sobre la eterna inadecuación entre el deseo y la realidad. Y, sobre todo, un espectáculo de danza que tiene a la danza como tema y eje de su discurso».

Han pasado dieciocho años desde el estreno de 'El loco', y Javier Latorre, su coreógrafo, reconoce que ha habido cambios con respecto al ballet que se presentó en 2004, y que apenas tuvo vida más allá de aquellas funciones en el Teatro Real y otras en un par de ciudades. «Se han reducido momentos que resultaban reiterativos y creo que ahora es una obra mucho más ágil y completa», dice.

Hay varias razones para esta exhumación, dice Rubén Olmo; entre ellas, «quería recuperar un ballet de argumento con el rol principal para un primer bailarín masculino y poner en valor a esta figura». También, destaca, rendir homenaje a su coreógrafo, Javier Latorre, que formó parte de las filas del BNE y cuya «coreografía más completa es 'El loco'. Quería darle su lugar, su posición, su sitio a un coreógrafo que fue transición entre Lorca, Granero, Gades y otros muchos grandes de esa época».

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