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ABC Cultural

Amparo Larrañaga: «Estoy más nerviosa que el día del estreno, porque no me enfrento al público, sino a mí misma»

La actriz vuelve a los escenarios después de someterse a una intervención cardiovascular por una insuficiencia mitral severa

Amparo Larrañaga, durante la entrevista en el Teatro Maravillas Ignacio Gil
Julio Bravo

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«Quiero contar yo lo que me ha pasado, para que no haya especulaciones ni se cuenten cosas que no son ciertas como que me he tenido que operar de urgencia, o que tengo no sé qué... Y no. Tengo el corazón perfecto; ha sido una operación cardiovascular programada por un problema en una válvula, pero mi corazón está perfecto. Dentro de un año las cosas sí podían haber sido diferentes». Son palabras de la actriz Amparo Larrañaga (Madrid, 1963), que hace unas semanas se sometió a una delicada operación por una insuficiencia mitral severa, que obligó a detener las funciones de la obra 'Laponia', de Cristina Clemente y Marc Angelet, que representaba en el Teatro Maravillas de Madrid.

Mañana sábado, la actriz se reencontrará con la función, con los compañeros y con el público. «Estoy más nerviosa que el día del estreno -confiesa-, porque no me enfrento al público, sino a mí misma. Va a ser un día especial. Siempre me he enfrentado al público, a la crítica, a saber si he acertado o no después de estar en esa burbuja que son los ensayos... Pero ahora tengo nuevas incertidumbres: ¿Tendré energía, me voy a marear, hasta dónde voy a poder llegar? No es lo mismo estar en el hospital o estar en casa. En esta función mi personaje necesita una energía que no sé si tendré: para hablar hora y media, levantarme deprisa, enfadarme, reírme... Es la primera vez que me enfrento a mí misma, y es una sensación muy peculiar».

«No es lo mismo estar en el hospital o estar en casa. En esta función mi personaje necesita una energía que no sé si tendré... Es la primera vez que me enfrento a mí misma, y es una sensación muy peculiar»

Para esto no hay ensayos que valgan. «Ahora estoy peor por las mañanas que por las tardes, y hasta hace unos días era al revés; a las ocho de la tarde ya quería acostarme porque estaba reventada. En la función tengo que enfrentarme al calor, necesito una atención y una concentración grandes, una respiración intensa... De hecho, yo quería empezar a trabajar a las tres semanas de la intervención, y fue el médico que me operó, el doctor Alberto Forteza, el que me dijo que yo eso no lo podía hacer tan poco tiempo después».

La voz de alarma se la dieron a Amparo Larrañaga los acelerones que le daba el corazón cuando subía una escalera. «Pero pensaba que era porque estaba baja de forma, que no iba al gimnasio». Pero una tensión alta le llevó a la consulta del médico. Al contarle los síntomas decidió hacerle a la actriz un ecocardio y ahí se descubrió su mal y la necesidad de pasar por el quirófano.

Un amigo suyo médico le recomendó consultar con el doctor Forteza, que le recomendó operarse antes de tres meses. «Es un genio, un número uno. Me dijo que tenía una aurícula dilatada e hipertensión pulmonar. Le pregunté cómo era la operación, y con toda la naturalidad del mundo me respondió: 'es una operación a corazón abierto, te tengo que parar el corazón y el pulmón, te conecto a una máquina de circulación extracorpórea...' Le interrumpí: '¿cómo que me va a parar el corazón? ¿Cuánto tiempo?' 'Treinta o cuarenta minutos'. Pero me lo contaba de una manera tan tranquila que te da toda la confianza del mundo. Es un médico excelente -todo lo que me dijo que iba a pasar, pasó-, y además una persona estupenda; es muy normal, bastante divertido... Un tío estupendo, nada intenso. Cuando la gente sabía que me iba a operar él, me decían: ¿Pero no sabes que es el que operó al Rey? Pues no, no se da importancia».

«El día antes de la operación eché a toda mi familia de la habitación. No podía hacerme más tiempo la fuerte. Necesitaba romperme yo, vivir mi experiencia»

Recuerda la actriz que el día antes de la operación estaba en la habitación con toda su familia -«a mi madre se lo conté solo tres días antes»- y los echó a todos. «Les dije: '¡todos fuera!' Necesito que os vayáis, que os vayáis a casa. '¿Pero por qué?', me preguntaban. 'Porque no puedo más de hacerme la fuerte. Necesito romperme yo, vivir mi experiencia. Y fue maravilloso porque me rompí totalmente en soledad, lloré, y luego me puse a ver ropa, para ver qué me compraba pensado en la cicatriz... Eso hizo que yo pasara la noche tranquila y que entrara con la misma tranquilidad en el quirófano».

Volver a escena es una necesidad para Amparo Larrañaga, miembro de una histórica saga de actores. «No me gusta estar en casa, soy una persona muy activa. Necesito trabajar. Pero además yo pensaba en que habíamos pasado una pandemia, con todas las dificultades de los teatros cerrados o con el aforo limitado. Cuando se decidió la operación, le dije a mi hermano Pedro [el productor de la función] que me sustituyera en 'Laponia', porque estábamos llenando el teatro todos los días; pero me dijo que para nada, que parábamos la función hasta que yo volviera».

La actriz está muy agradecida a sus compañeros de reparto -Iñaki Miramón, Mar Abascal y Juli Fábregas-, que le han esperado también. «Podían haberse buscado otros trabajos, pero han esperado sin saber cuánto tiempo íbamos a estar parados. Han sido dos meses, pero no sabíamos si podía ser más».

Se encuentra Amparo Larrañaga tan sorprendida como feliz de ver la respuesta del público; la función del sábado está llena y también la del domingo. «Es lo que hemos aprendido en nuestra familia; el público es sagrado; le tenemos un respeto absoluto. Así me lo han inculcado».

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