La Zarzuela recupera treinta años después su histórico montaje de «La del manojo de rosas»
La producción que dirigió Emilio Sagi de la obra de Sorozábal supuso un antes y un después en la historia del género
![Una escena de «La del manojo de rosas»](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2020/11/06/Manojo1_20201106184133-U88664173818VHz-1248x698@abc.jpg)
En noviembre de 1990, Emilio Sagi empezaba a aposentarse en el mundo de la lírica, en la que llevaba trabajando desde hacía una década. Tres años antes había firmado en Bolonia su primer trabajo internacional, y José Antonio Campos Borrego , director ... entonces del Teatro de la Zarzuela , le había encargado el montaje de una nueva producción de « La del manojo de rosas », de Pablo Sorozábal (con libreto de Ramos de Castro y Carreño). Para él era un título especial, porque había sido su tío Luis Sagi Vela quien la había estrenado en 1934. El montaje de Sagi deslumbró al público y, por su dinámica e impecable puesta en escena -a lo que se sumó un reparto sobresaliente-, marcó un antes y un después en la manera de enfrentarse a nuestro género lírico.
Desde el 2 de noviembre de 1990, fecha del estreno, han pasado treinta años, y Daniel Bianco , director del Teatro de la Zarzuela, la ha recuperado para, de algún modo, rendir homenaje a aquel ejemplar modo de hacer. El propio Sagi se ha encargado de reponer la producción, que contará en el reparto con un barítono que en 1990 daba sus primeros pasos en la lírica y que hoy es, sin lugar a dudas, una de las grandes estrellas internacionales de la ópera: el malagueño Carlos Álvarez . Con él repiten otros dos intérpretes: Milagros Martín (entonces Ascensión, hoy Doña Mariana) y Eduardo Carranza (entonces bailarín-actor y hoy Un inglés). Guillermo García Calvo es el director musical, y en el reparto figuran también, en los papeles principales, Ruth Iniesta, Raquel Lojendio, Gabriel Bermúdez, Vicenç Esteve, David Pérez Bayona, Joselu López, Sylvia Parejo, Nuria Pérez y Ángel Ruiz.
«Creo que la producción sigue fresca -asegura Emilio Sagi-. He revisado pocas cosas. Siempre hay que hacerlo cuando tienes gente nueva, hay que ajustar el montaje, los personajes, a cada actor y a cada actriz. Y en este momento tan crítico, sí hemos tenido que ponerles mascarilla a los cantantes y a los bailarines. Da mucha pena, porque esconde buena parte del trabajo de expresión de esos bailarines, también muy buenos actores. También he tenido cuidado con los besos, que han de ser muy rápidos... Y cosas así».
« «La del manojo de rosas» no se puede actualizar -sigue-. Se estrenó en 1934, en un momento muy concreto en España, y el maestro Sorozábal la escribió pensando en ese momento. Ahora toda esa lucha de clases latente que hay en la obra puede existir, pero de otra manera. Lo que todavía se mantiene fresco es esa nostalgia que tiene, ese regusto por la vida de esa calle y esa gente; pero eso lo tiene la zarzuela en general. Tiene vida, alegría; como decía Riccardo Muti , «la música de la zarzuela» va directa al corazón. Y es verdad. Pero el libreto hoy en día... Hay que hacerla en el año 1934; Capó no quiere ir a arreglarle la bici al sacristán porque claramente es agnóstico, se pregunta: ¿tú que me hablas, en ruso?, porque entonces la Unión Soviética era un modelo. Un personaje dice al final: me voy a Oviedo contigo, porque acababa de ser la revolución minera en Asturias. Sorozábal, burla burlando, va metiendo todas esas cosas que no puedes sacar de su contexto. Hay que ambientarla en esa época».
Admite Emilio Sagi que «hay veces en que hace falta quitarle paja o cosas innecesarias a libretos que están obsoletos. No es que haya que hacer « La verbena de La Paloma » en nuestros días, que se puede... Pero hay cosas en algunos libretos que hoy en día resultan ridículas. Recuerdo que en « La parranda », que dirigí hace unos años en este teatro, un personaje tenía un texto sobre la cerámica murciana que llenaba cuatro páginas en verso. Hoy en día daría risa. No hay que tener complejo en cambiar las cosas. La gente se acuerda sobre todo de la música. No es que haya que liquidar los libretos, tampoco que haya que actualizarlos sí o sí. Es verdad que hoy vemos « Rebeca », de Hitchcock, y nos sigue pareciendo una maravilla, pero el teatro es un arte vivo, no está guardado en una caja, y hay que revisarlo. En este «Manojo», por ejemplo, hay un personaje, el de la portera La Fisga , y corté la escena entera. Hacía unas gracias de sal gorda que no tenían ningún sentido ni ninguna gracia -no como Espasa, que tiene un humor inteligente. Pues nadie echoóde menos aquel personaje«.
![Carlos Álvarez y Milagros Martín, en 1990](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2020/11/06/Manojo1990-U88830416278WKY-510x349@abc.jpg)
Uno de los mayores elogios que recibió «La del manojo de rosas» fue que parecía un musical de Broadway . «Soy un admirador total de Broadway, me encanta el musical. La zarzuela puede funcionar perfectamente como un musical. Los españoles nunca supimos vender la zarzuela porque nunca se hizo como gran espectáculo y, cuando se hace así, tiene un éxito mayúsculo. Muchas de las operetas de Offenbach tienen similar calidad, o menor, que muchas zarzuelas. El «Manojo» tiene mucho de Broadway, de su concepto del espectáculo . Tenemos que intentar hacer la zarzuela lo más espectacular posible. Esa es la verdadera modernización. Los espectáculos tienen que ir acorde a sus tiempos, que no le parezcan al público obsoletos ni casposos».
Sabe el director asturiano, sin embargo, que los aficionados a la zarzuela suelen ser mayores y poco dados a «invenciones». «No hay que echar a la gente de toda la vida; para construir no hay que destruir lo anterior. No hay que asustar al público tradicional de la zarzuela, pero hay que atraer a los jóvenes , porque si no no hay clientela, y entonces el político de turno elimina el teatro. La cultura es lo que menos les importa a los políticos. Este género es único, pero a muchos políticos no les gusta ni les parece interesante. Los franceses defienden su opera comique, pero aquí a la zarzuela no la defiende nadie».
Hay muchos factores, confiesa Sagi, que hacen de esta reposición algo muy especial. « Este año cumplo cuarenta años de carrera. Es emocionante tener a Carlos, que lo debutó; a Milagros Martín, que también lo hizo y yo quería que estuviera; a Ruth Iniesta , que casi debutó en la lírica interpretando a Clarita... Hay también gente que no está: algunas bailarinas; Goyo Montero , el coreógrafo, que hizo un trabajo maravilloso; Pepa Ojaguren , la creadora del vestuario. Tiene muchas connotaciones emocionantes para mi», concluye.
![Carlos Álvarez (a la derecha), con Vicenç Esteve y Ruth Iniesta](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2020/11/06/la-del-manojo-de-ros_5fa5324b300b3-U26648853681ASW-510x349@abc.jpg)
Carlos Álvarez siente idéntica emoción. «El artista que soy ahora nació aquí, en esta forma de ver cómo se hace el trabajo, en esta forma de dar oportunidades a la gente más joven , de permitir que los cantantes crezcan encima del escenario. Y eso fue muy importante. Volver no es solo un ejercicio de nostalgia, sino de reafirmación. Los únicos que nos mantenemos de aquel reparto de 1990 somos Milagros Martín, Eduardo Carranza y yo. Ellos dos han cambiado su papel, yo hago el mismo que entonces. Eso es una reafirmación de que el trabajo bien hecho me ha permitido llegar hasta aquí en buenas condiciones».
El barítono interpreta Joaquín, el señorito metido a mecánico. «Es distinto, claro. Es un Joaquín experimentado, que aunque no está de vuelta sí conoce más la vida . Vocalmente es muy parecido al de hace treinta años, cosa que me alegra enormemente. Canto la romanza en Si menor, el tono original. Pero en la parte emocional, de relaciones con el resto de los personajes, está más aposentado; como diría uno de Málaga, tiene más cuajo, cosa que le viene muy bien al personaje».
Hace unos años, Carlos Álvarez tuvo que estar parado durante un tiempo por problemas vocales. «Me beneficiaron, sin duda. Yo, que miro la vida de un modo positivo, creo que aquello me ayudó a mantener lo que estaba bien y a cambiar no solo en lo profesional, sino en lo que se refiere a percibir la vida , lo que es importante y lo que no lo es...«
![Carlos Ávarez, en 1990](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2020/11/06/Manojo2-U83883054226eWg-220x220@abc.jpg)
«Este ejercicio de venir a la Zarzuela a cantar un papel que interpreté hace treinta años -asegura el cantante- no es solo recordar, sino tener buena memoria ; quién soy, de dónde vengo, cuál es mi origen, mi evolución. Soy un hombre muy agradecido porque esta profesión te da normalmente una oportunidad o media; a mí, sin embargo me ha dado muchas más. Es cierto que yo he puesto de mi parte para que sea así, pero es importante ser consciente de quién eres y dónde estás en cada momento. Te permite ver la vida con mucha objetividad . Eso y tener una familia iconoclasta, que te pone en tu sitio inmediatamente».
Habla Carlos Álvarez con admiración de Pablo Sorozábal, autor de la partitura de «La del manojo de rosas». «Es una pasada. Los compositores deben tener oficio, pero aquí ese oficio se dedica directamente a hurgar en el sentimiento y la emoción de la gente –no solo del que la escucha, sino del que lo hace–. Ya en el primer ensayo musical me sentí conmovido, pero volver al patio de butacas y ver el escenario supuso una gran alegría. La escenografía no ha cambiado en treinta años, y demuestra que cuando se hacen bien las cosas perduran y tienen premio. Y aquí el premio es hacer bien la zarzuela, nuestro género lírico, que no tenga nada que envidiar a otros géneros ni se sienta en inferioridad de condiciones».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete