Travestismo, libertad sexual y fluidez de género en el Teatro Real
El coliseo estrena 'Parténope' (1730), de Händel, que se verá escenificada por primera vez en España
La ópera se presenta en una aplaudida producción de Christopher Alden que se sitúa en el París de 1920

Sobre el papel, es difícil relacionar a George Friedrich Händel , uno de los grandes compositores del Barroco, con Nancy Cunard o Man Ray , dos de las figuras más relevantes del efervescente París de los felices veinte. Quien los ha ... unido ha sido Christopher Alden , responsable de la producción de la ópera ' Parténope ' que presenta el Teatro Real entre el 13 y el 23 de noviembre. Joan Matabosch , director ístico del Teatro Real, habla de «gran acontecimiento», ya que es la primera vez que este título -estrenado en Londres en 1730- se presenta escenificado en Madrid (sí se ha escuchado en versión de concierto).
«'Parténope', a pesar de ser una comedia -una rareza dentro de la producción operística de Händel-, sigue la estructura de las óperas serias de la época, y en ellas siempre se presentaban personajes mitológicos aunque la trama no tuviera nada que ver con el papel de estos personajes en la Mitología», explica Joan Matabosch. «También ocurre en esta obra -la protagonista era la reina fundadora de la ciudad de Nápoles-. Sin embargo, Christopher Alden ignora la trama histórica, en esta famosísima producción, que se estrenó en la English National Opera de Londres en 2008, y lleva la acción al París de los años 20 del siglo pasado».
«'Parténope' nos presenta a una mujer poderosa; es una de las cosas que más me gusta de esta ópera -dice Christopher Alden-. Quienes dirigimos ópera nos solemos encontrar con mujeres que son víctimas, que sufren, que lloran, que enloquecen y mueren por amor... En esta obra la protagonista sobrevive, lo cual no está nada mal, y es una suerte de abeja reina en una colmena. Cuando empezamos a trabajar en la ópera pensamos en mujeres poderosas que pudieran ser como Parténope; descamos enseguida a Margaret Thatcher o a Eva Perón, y volvimos la mirada hacia Coco Chanel , por su mundo y su personalidad; una mujer chic e irónica, que encajaba bien con el espíritu del libreto. Pero encontramos a otra mujer, Nancy Cunard , una musa de los salones del París de los años 20, que estaba siempre rodeada de artistas, de intelectuales, que luchó contra el racismo y contra el clasismo, que mostró siempre preocupación por la justicia social. Así que decidimos que nuestra Parténope se basara ligeramente en esta mujer».

Matabosch cuenta quién fue Nancy Cunard: «Hija de la alta sociedad británica, renunció a sus orígenes, vivió en París como poeta, traductora y editora, impulsora de iniciativas contra el racismo, inteligente, rica, sofisticada, carismática, librepensadora, impredecible, paradigma del 'malditismo femenino'. Amante de Tristan Tzara y Louis Aragon , amiga de Hemingway y de Pablo Neruda , tuvo la visión de editar la obra de Samuel Beckett cuando nadie le hacía ni caso. Madrina y mecenas del modernismo, el surrealismo y el dadaísmo, fascinada por el e africano y por los espectáculos de Josephine Baker , Nancy Cunard adoptó el estilo personal de lucir grandes brazaletes desde las muñecas hasta los codos, grandes anillos y collares de madera, de hueso o de marfil, entre acusaciones de excéntrica que reforzaron unas legendarias broncas etílicas que solían atraer a lo peor de la prensa rosa. Y así, con sus brazaletes y sus lánguidos ojos glaucos, maravillosamente vestida, fue inmortalizada en las fotografías de Man Ray que se han convertido en icónicas».
Christopher Alden ha situado la acción en una de las fiestas que Nancy Cunard ofrecía, para sus amigos y pretendientes, en la Jazz Age, en su glamuroso apamento parisino 'art decó'. El propio Man Ray aparece también en esta puesta en escena ; se mete en la piel de Emilio, «un príncipe que viene de fuera y ataca a la ciudad de la protagonista solo para conseguirla». El paralelismo del célebre fotógrafo es que «Man Ray también es ajeno al círculo de Nancy Cunard e intenta introducirse en él para fotografiarles en situaciones íntimas y luego exponerlas», añade Alden.

La ópera de Händel cuenta con un libreto anónimo basado en el que escribió Silvio Stampiglia para la ópera del mismo título de Leonardo Vinci (nada que ver con el autor de 'La Gioconda'). «A varios empresarios de la época les parecía muy malo, pero Christopher y yo no estamos de acuerdo», apostilla Ivor Bolton . En él, Parténope tiene que elegir a uno de sus cuatro pretendientes: el fogoso Arsace (príncipe de Corinto), el tímido Armindo (príncipe de Rodas), el guerrero Emilio (príncipe de Cuma) o el seductor Eurimene, que en realidad es Rosmira, la expareja despechada de Arsace, que se disfraza de hombre para vengarse de su antiguo amante -al que sigue queriendo- y competir con él en la seducción de la reina.
«Hay una visión muy moderna del género y la sexualidad -completa Christopher Alden-. Tenemos a una mujer muy poderosa, rodeada de hombres que cantan con voz de mujer» -en su día eran 'castrati', hoy lógicamente contratenores-. Travestismo, libertad sexual y fluidez de género aparecen casados en esta producción «con el surrealismo y su visión de la naturaleza de la psique», concluye el director escénico. «Händel demuestra su sentido del humor y su ironía, que desconcertó a sus contemporáneos -anota Matabosch-, al darle al 'macho alfa', Arsace, la tesitura más aguda».
Y es que si bien 'Parténope' no es habitual en los teatros de ópera, sí lo es en las salas de concierto; «muchos cantantes, especialmente contratenores -concluye Matabosch-, incluyen sus arias en sus recitales. En su época la cantaron los mejores 'castrati', como Senesino , que le dio un gran impulso».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete