Espadas de papel

Malas noticias: Boll insiste en sus adaptaciones cinematográficas de vídeos exitosos. Ya falló anteriormente de forma repetida, pero ha vuelto, y sin solucionar sus males anteriores, que son principalmente unos diálogos ruinosos, una manzana podrida que se le mete en la producción y lastra lo poco bueno que tiene su trabajo; a saber, unos efectos apañados y la aparición como un malo malísimo de Ray Liotta, que en cualquier película es garantía de dos grados más en la altura del film.
Pero en el resto hay mucha filfa: retratos robots (sin siquiera intentar encubrir el plagio) de los guerreros malvados de «El señor de los anillos» y para lo demás hace una amalgama de todo: magia de Merlín, un héroe mitad Conan mitad Rey Arturo, nacido de la nada y con poderes casi sobrenaturales, y todo cosido con hilos excesivamente comerciales. En suma, una más de espadas.
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