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La Comèdie Française revela, a través de la farsa, la realidad trágica de Molière

El Teatro de la Zarzuela acoge, hasta mañana, la interpretación de este clásico de Molière, que se enmarca dentro de la programación del XXI Festival de Otoño

MADRID. Ayer se presentó en Madrid una de las propuestas más interesantes del XXI Festival de Otoño: el montaje de «El enfermo imaginario», de Molière, interpretado por la prestigiosa compañía de la Comediè Française, que en esta ocasión llega dirigida por Claude Stratz. El director suizo ha realizado una personal relectura de este clásico, inclinándose hacia lo cómico para retratar «la realidad trágica» que narra Molière. Un autor cuya mayor originalidad fue «introducir en la farsa la realidad de la época», según explicó Stratz ayer, en rueda de prensa. Convirtiéndo la obra de Moliére en un «desafío», puntualiza.

Para el director suizo resulta «paradójico» que el escritor, estando gravemente enfermo -murió al poco tiempo de ser estrenada, cuando interpretaba el papel de Argán en el Théatre de Molière del Palais Royal en París-, «intentara hacernos reír a través de una situación de desesperación», afirma.

«El enfermo imaginario», estrenada en 1673, está protagonizada por Argan, quien quiere casar a su hija Angélique -enamorada de Cléante- con Thomas Diafoirus, para tener así un médico en casa. Paralelamente, su segunda esposa, Béline, que conspira para heredar, prefiere que la hija sea enviada a un convento.

Si bien en gran parte de las obras de Molière la pasión amorosa contrariada es su hilo conductor, cuando Stratz las leyó, se dio cuenta de que no todas contaban lo mismo ya que «las distintas intrigas que aparecen en ellas se convierten en meros pretextos para hacer cada obra diferente a las demás», asegura el director suizo.

Asimismo, reconoce que en la época en la que fue escrita la obra, subyacía algo oculto que no sería desvelado hasta el siglo XX, y que no es otra cosa que «la rebeldía de los hijos frente a los padres, y que se aprecia en otras piezas como «Tartufo» o «El avaro»». «Ya en el siglo XVIII -continúa-, Rousseau tacha de inmoral a Molière por mostrar abiertamente la rebeldía de los hijos hacia sus padres».

Sobre la escritura, Stratz apunta que todas las obras de Molière están compuestas muy rápidamente porque eran encargos a los que tenía que responder. «Están formadas por escenas breves y muy densas, cortas pero de una gran riqueza», subraya.

El director suizo recibió el encargo de este montaje con dos años de antelación a su estreno. Asegura que tuvo «carta blanca» para abordar a un autor en el que tienen cabida «todo tipo de lecturas, pues no tiene un plano especial». Sin embargo, el trabajo de Stratz ha querido poner el acento en la «tensión permanente entre lo trágico -la muerte- y lo cómico». Los decorados y el vestuario -de época combinado con lo contemporáneo- han sido elaborados en los talleres de la propia compañía.

La Comèdie Française, fundada a finales del siglo XVII y compuesta por 70 actores y un equipo técnico y administrativo de 500 personas, no sigue ninguna línea estilística a la hora de abordar las distintas obras, que están supeditadas a los criterios de los diferentes directores invitados -«tres o cuatro en la misma temporada». «El enfermo imaginario» se puede ver en el Teatro de la Zarzuela hasta mañana.

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