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'La casa de los espíritus', reconciliación con nombre de mujer

Carme Portaceli dirige en el Teatro Español una adaptación de la popular novela de Isabel Allende

Miranda Gas Jesús Ugalde
Julio Bravo

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En 1982 publicó Isabel Allende -una de las autoras iberoamericanas más populares de los últimas décadas- su primera novela, 'La casa de los espíritus'. Una década más tarde Billie August la llevaba al cine con un reparto estelar que encabezaron Meryl Streep y Jeremy Irons. Ahora resucita sobre el escenario en una adaptación que firman Anna María Ricart y Carme Portaceli , que también dirige la función. De la obra dice que «transmite los mejores valores para el ser humano; eso ha de conseguir el arte: ser transmisor de valores».

Jordi Collet, Inma Cuevas , Blanca Trueba, Gabriela Flores, Francesc Garrido , Pilar Matas, Carmen Conesa , David Fernández 'Fabu', Miranda Ga s, Borja Luna y Guillermo Serrano conforman el reparto de esta producción, que cuenta con un equipo formado por Paco Azorín (escenografía), David Picazo (iluminación), Carlota Ferrer (vestuario), Ferrán Carvajal (coreografía y movimiento), Jordi Collet (música original y espacio sonoro) y Miquel Àngel Raió (video).

'La casa de los espíritus' cuenta la historia de la familia Trueba , dice Carme Portaceli, «a lo largo de cuatro generaciones, un período que abarca casi un siglo, en un país que atraviesa enormes cambios sociopolíticos que culminan en una dictadura devastadora. Es una saga de mujeres cuyos nombres tienen algo en común: la luz . Nívea, Clara, Blanca, Alba…»

Es precisamente ésta quien narra la historia, «que presenta a dos familias opuestas, que son blanco y negro, con valores y una manera de entender la vida completamente distintas. Es una historia de tolerancia en un país, Chile, donde la política va planeando sobre todo lo que les sucede a estas dos familias».

Reconciliación

La confrontación entre ambas es también, desvela la directora, una de las bases de la adaptación, que no ha querido realizar ningún salto en el tiempo como hizo la película, y donde lo más difícil, reconoce Carme Portaceli, ha sido reflejar el paso del tiempo ». «Lo que más me gusta y me interesa de esta historia -añade- es que la vida familiar, todas las cosas del mundo y de la vida para las que muchas veces no tenemos explicación, todas pasan a la vez y tienen relación entre sí. Es una obra que habla de reconciliación, de la posibilidad de cambiar, esto es, de comprender. En la novela es maravillosa la tensión que hay entre la memoria, las contradicciones, la violencia y cómo se rescata el sentido de reconciliación con las cosas que pasan en un país y en una familia. Por supuesto, dentro de eso está el perdón y, básicamente, el amor».

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