El Globe Theatre se pone techo

Con el estreno de «La duquesa de Malfi», de John Webster , abrirá hoy sus puertas la primera de la temporada de la Sam Wanamaker Playhouse, una nueva sala del Globe Theatre londinense, un espacio creado para desarrollar una temporada invernal (el escenario principal del Globe está descubierto y solo se abre en los meses de verano). Lleva el nombre del actor y director estadounidense Sam Wanamaker , impulsor y creador de la reconstrucción del teatro isabelino.

Inaugurada oficialmente en el mes de julio por el Príncipe de Edimburgo, la nueva sala completa el proyecto del hombre que le da nombre, y que murió en 1993, antes de su inauguración. En su construcción se han invertido 7,5 millones de libras (unos 9 millones de euros).

Esta segunda sala, anexa a la primera, es una réplica de los teatros cerrados de principios del siglo XX, pero no se ha tratado de reconstruir ninguno en particular. Está basado en los planos de un teatro diseñado por John Webb (1611-1672), un protegido del más relevante arquitecto británico de la época, Íñigo Jones (1573-1652), y recuerda el Blackfriars , recinto donde la compañía de William Shakespeare, los King's Men , actuaban en invierno, cuando la clímatología no se lo permitía hacer en el Globe.

Precisamente en ese teatro, el Blackfriars, se estrenó «La duquesa de Malfi» , una macabra ragedia escrita por John Webster, un autor contemporáneo de Shakespeare.Está basada en la historia de Giovanna d'Aragona, hija de Enrico d'Aragona, hijo natural del Rey Fernando I de Nápoles. Lo que comienza como una historia de amor -la duquesa se casa con un hombre de clase inferior-, termina como una violenta tragedia a causa de los deseos de venganza de sus dos hermanos. Fue estrenada por los King's Men.

Según los responsables del Globe, la intimidad de esta obra, protagonizada por Gemma Arterton (actriz popular en el Reino Unido y chica Bond en «Quantum of Solace»)) es ideal para abrir la temporada del nuevo teatro. Para los actores , esta es una nueva experiencia, como señalaba la propia actriz a la BBC: «De algún modo, somos nuestros propios técnicos de iluminación, ya que nosotros llevamos velas en las manos».

Para imitar el teatro isabelino, la escena del Sam Wanamaker Playhouse se ilumina con más de cien velas (aunque en el teatro se combinan las antiguas técnicas con la tecnología actual). Las velas eran el único recurso de iluminación en los teatros cerrados de la época, y se cree que fueron el origen de que las obras se dividieran en cinco actos, ya que se necesitaba recortarlas o cambiarlas.

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