'Subcampeón', la autobiografía de Zuhaitz Gurrutxaga: un manual contra los estereotipos del futbolista
El jugador, que padece un TOC, cuenta en un libro escrito con Ander Izagirre cómo desde juvenil la presión de jugar al fútbol de élite le suponía una carga difícil de manejar
La epopeya que unió a Italia
La autobiografía de Zuhaitz Gurrutxaga, escrita por el protagonista junto al periodista Ander Izagirre, dibuja con gran dosis de humor la carrera de un futbolista atormentado y muchas veces melancólico, pero convencido de salir adelante. Aunque, eso sí, muchas veces eligiendo la salida ... menos esperada por el lector.
Si tuviésemos que comparar 'Subcampeón' (Libros del K.O.) con algún otro libro de la misma temática, personalmente diría que se acerca bastante a la versión que José Luis Cuerda hubiese hecho de 'Open', la biografía de André Agassi. Al igual que el tenista norteamericano, Zuhaitz era una gran promesa del deporte, llegó a jugar cuatro en Primera con el equipo de su vida y llegó a ser subcampeón de Liga, pero en su caso los triunfos más importantes no fueron deportivos.
El libro discurre serpenteando por la vida familiar, deportiva, artística y psicológica del que fue a principios de siglo uno de los mejores futbolistas de la cantera de la Real Sociedad. Internacional con España desde los quince años, Gurrutxaga cuenta cómo desde juvenil la presión de jugar al fútbol de élite le suponía una carga difícil de manejar. Ya en los primeros capítulos, el lector irá viendo que no está ante una rueda de prensa, más bien se encuentra inmerso en lo contrario: en los secretos más íntimos de alguien al que el fútbol le hizo polvo.
Rumbo al abismo
La narración en primera persona convierte al lector en visitante de lugares tan exóticos como un Mundial Sub-17 en Egipto, una pretemporada de la Real Sociedad en Estambul o los últimos minutos de un partido en el Bernabéu. Ahí acompañará a Zuhaitz en una suerte de western con tintes psiquiátricos en el que el protagonista va salvando los escollos y avanzando como puede mientras su cabeza se dirige al abismo.
El texto tiene una gran virtud, la comedia lo acaba dominando todo y al final la sonrisa permanece mientras pasan las hojas, pero de fondo toca asuntos muy delicados. En la cuesta abajo de su carrera deportiva, Gurrutxaga sufrió trastorno obsesivo compulsivo y cuenta sin tapujos cómo su madre abordó el tema buscando una psicóloga en las Páginas Amarillas. Zuhaitz se abre en canal y se muestra como un tipo hipocondríaco, obsesionado con los virus, adicto al jabón y maniático al nivel de Jack Nicholson en Mejor Imposible. Esa inestabilidad psicológica marida con su vida futbolística mejor que un bocata de lomo con queso y acaba derivando en episodios surrealistas y tremendamente divertidos.
Verificación
Es paradójico porque Gurrutxaga fue subcampeón de Liga y campeón de Europa Sub 17 con la Selección, pero ahí no disfrutó del fútbol. Lo hizo jugando en Segunda B, en el estadio de Arlonagusia, el barrizal de Lemona en el que se convirtió en un especialista defensivo. Leyendo este pasaje de fútbol modesto (temporada 2006/2007) caí en la cuenta de que Zuhaitz compartió aquel año con uno de mis mejores amigos, así que me lancé a verificar. Cogí el Whatsapp y le expliqué a mi amigo David todo lo que contaba el libro. Copio la contestación que recibí: «Juan, todo lo que dice es verdad. Antes del partido más importante de la temporada convenció al presidente y nos llevó a su pueblo de poteo».
En total son 350 páginas de confidencias en las que Zuhaitz Gurrutxaga y Ander Izagirre tiran por tierra todos los estereotipos y prejuicios que cualquiera pueda tener sobre un futbolista. Ellos también sufren, también se quedan embobados en el trabajo mientras piensan en sus problemas y también se van de cervezas con los compañeros de curro (incluso teniendo partido al día siguiente).
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