Sorpresas en el abecedario del Turuñuelo: 27 signos con algunas rarezas
El epigrafista Joan Ferrer i Jané presenta sus investigaciones en el XV Coloquio Internacional de Lenguas y Culturas Paleohispánicas
Inesperado 'bonus track' en el Turuñuelo: descubren la primera escritura del yacimiento tartésico
El abecedario inscrito en la tablilla del Turuñuelo, con los signos que se cree que faltarían
La primera limpieza a la tablilla con escenas de guerreros de las Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) ha permitido al epigrafista Joan Ferrer i Jané identificar trazos que no se leían bien y descubrir que el abecedario escrito hace 2.500 años en ... este fragmento de pizarra debió de contener 27 signos y no 32 como este experto de la Universidad de Barcelona llegó a sospechar, «algunos con formas hasta ahora inéditas en las escrituras paleohispánicas».
«Pensábamos que la placa estaba más rota por la parte izquierda de lo que realmente está y en el fragmento perdido probablemente sólo caben seis signos más», explica en conversación telefónica con ABC antes de su intervención en el XV Coloquio Internacional de Lenguas y Culturas Paleohispánicas que se celebra en la Universidad Complutense de Madrid.
El abecedario del Turuñuelo coincidiría en número de signos con el hallado en 1987 en Espanca (Castroverde, Portugal) y sigue la misma secuencia «con alguna pequeña variación», explica Ferrer. El situado en el puesto 19, por ejemplo, «presenta una forma rara». En Espanca es un rectángulo abierto en su parte inferior «y aquí presenta una forma como de cremallera o escalones alternos». Según el epigrafista, el signo es «compatible» con el hallado en Portugal y representaría el mismo valor 'Bo'.
La secuencia de signos descubierta en la tablilla de pizarra ha permitido aclarar la forma del signo 20, que se halló roto en Espanca tanto en la línea original como en la copia que se atribuye a un aprendiz. Ferrer relata que en el abecedario del Turuñuelo «ha aparecido entero y hemos podido verificar su forma, una figura rara que ya habíamos detectado en una estela del suroeste, la de Gavião». En estas grandes piedras decoradas del oeste peninsular se inscribieron signos de una escritura que, como todas las de la familia meridional, aún no está completamente descifrada.
El signo que coincide con el situado en vigésimo lugar en el abecedario del Turuñuelo y en el de Espanca era un hápax, una voz que hasta ahora solo se había registrado en esa estela tartésica. «Puede ser una variante de otro signo más frecuente, un silabograma de valor aún no precisado, pero que se asocia a la vocal 'u'», indica el epigrafista.
El undécimo, que en Espanca tiene una forma rara, «recuerda por su forma al signo fenicio tsade, por lo que podría representar a una nueva sibilante, la tercera, no identificada hasta ahora en las escrituras meridionales». Descarta, por tanto, la hipótesis de que fuera la vibrante 'R'. «Sigue siendo un enigma qué ha pasado con la 'R' -explica Ferrer- porque todas las escrituras paleohispánicas tienen ese signo y en Espanca parece que no estaría y en el Turuñuelo probablemente tampoco, aunque no lo podemos confirmar porque faltan los signos finales».
La limpieza del tercer signo también ha aportado « una pequeña sorpresa». Parece que es un signo 'ka' del 'Abekatu' (abecé) «en una variante compleja, con un trazo más del que esperaríamos», añade el experto. Según explica, en la escritura ibérica del norte e incluso en la del sur es relativamente común hallar una variante compleja, pero no en la escritura del suroeste, donde todos los signos 'ka' hasta ahora eran simples. «Es una rareza, que separa esta escritura de la escritura del suroeste».
No es el de las estelas del suroeste
Dado que los signos del Turuñuelo y de Espanca «más o menos encajan», «todo apunta a que se trata del mismo tipo de escritura», según este especialista de la Universidad de Barcelona. Un tipo de escritura derivada del alefato fenicio y de la familia meridional. Sin embargo, cree que las inscripciones «no son de la misma escuela epigráfica» por la existencia de esas variantes distintas.
Ferrer pensó en un principio que el abecedario detectado en la tablilla de pizarra podría ser el empleado en las estelas del suroeste si le faltaban más signos perdidos, pero éstas requieren más que 27. «Hay signos muy específicos de la escritura del suroeste que no aparecen en este abecedario ni en el de Espanca, es demasiado corto para representar esa escritura». En el Turuñuelo utilizarían una escritura paleohispánica meridional, pero no exactamente la empleada en las estelas. «De la misma familia, pero distinta, quizá para otra lengua o para la misma, pero con otra variante de escritura», reflexiona.
Pese a los parecidos, tampoco se puede afirmar que en Espanca se hablara la misma lengua que en el Turuñuelo. Según explica, «podrían serlo, pero la escritura ibérica y la celtibérica son prácticamente idénticas y se utilizan para distintas lenguas».
Para saber qué lengua se esconde tras el abecedario del Turuñuelo habrá que esperar a que se encuentren más inscripciones que aporten más pistas. El epigrafista, que se incorpora al equipo de investigadores del proyecto 'Construyendo Tarteso' del Instituto de Arqueología de Mérida que dirigen los arqueólogos Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, está esperanzado en las próximas excavaciones.
La tablilla del abecedario se descubrió en el contexto arqueológico de un taller de artesano que habría ensayado dibujos y letras en esa placa antes de llevarlos a otros soportes. Aunque casi todos los abecedarios descubiertos en soportes en piedra y su disposición en los bordes de la pieza siempre se han asociado a inscripciones cultuales, no hay nada en la tablilla del Turuñuelo que apunte a un uso religioso. «De momento, si no hay más datos, lo lógico es pensar en un abecedario utilitario», afirma.