Shane MacGowan, la indomable leyenda del gran bebedor del folk irlandés
El periodista Richard Balls relata en la biografía 'Una furiosa devoción' el auge, caída y constante chapoteo en lagunas etílicas del último gran héroe la música popular irlandesa
Johnny Depp y su homenaje a la borrachera eterna de Shane MacGowan
![Shane MacGowan y su aterradora dentadura, durante una actuación en los ochenta](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/05/17/shane1-RIQefqd2gQ5Vip7fa8l0rSN-1200x840@abc.jpg)
Ocurrió el 30 de agosto de 1991, mientras The Pogues se daban un baño de masas en el Womad de Yokohama y Shane MacGowan se agarraba al palo del micrófono para no desplomarse sobre el escenario. El público aullaba, la banda brincaba como ... un Leprechaun espídico al ritmo de 'If I Should Fall From Grace With God' y MacGowan… Bueno, MacGowan hacía lo que podía. De hecho, ni siquiera estaba ahí. Su boca balbuceaba los versos de 'Sally MacLennane', pero su cuerpo flotaba en otra galaxia. En otro plano astral. «Andar con Shane era como andar con un recorte de cartón. De hecho, el trozo de cartón tendría más vida», recuerda el músico Terry Woods.
En ese momento nadie lo sabía, pero horas antes de aquella actuación, la última de MacGowan al frente de su grupo en muchos años, la banda se había reunido en una habitación de hotel y había decidido echar a su líder y cantante. Seguir sin él. «Déjalo ir», dijeron. «¿Por qué habéis tardado tanto?», respondió Shane. El irlandés, gran bebedor del punk, furioso rebelde del folk, y compositor superdotado consumido por sus excesos, había tocado fondo. Y seguía cayendo. En el menú, heroína, cocaína, 'speedballs' y «bebidas espirituosas en tamaño de pinta». También, según el día, algún que otro trago de 'poitín', potentísimo destilado casero que, cuenta la leyenda, le dejó fuera de juego en 1989 el día que debía volar a Estados Unidos para telonear a Bob Dylan en seis fechas de su 'Never Ending Tour'.
La banda viajó, sí, pero Shane se quedó en tierra firme, demasiado cansado y enfermo como para moverse. Dylan, claro, ni se enteró. «Nadie le dijo nada. ¡Dylan todavía cree que Shane salió de gira con él! Todos teníamos el mismo aspecto en esos días, todos vestíamos igual », recuerda Jem Finer, cofundador de The Pogues. Ese mismo año, durante la grabación de 'Peace And Love', el grupo ya había estado a punto de saltar por los aires entre montañas de cocaína y viajes de LSD. «Shane escuchaba acid-house, iba a clubes todo el tiempo y tomaba demasiado éxtasis -recuerda Victoria Mary Clarke, esposa del cantante-. Escribió todo el álbum completamente drogado, y ningún otro miembro del grupo estaba tomando ácido».
«Llegó a un punto en el que ya nadie podía soportarlo y creo que existía la preocupación de que pudiera terminar suicidándose», explica Finer en las páginas de 'Una furiosa devoción' (Liburuak), biografía 'autorizada' con la que el periodista Richard Balls pormenoriza el auge, caída y constante chapoteo en lagunas etílicas del último gran héroe la música popular irlandesa. Porque, además de un borracho contumaz y exdueño de la peor dentadura de la historia de la música popular (en 2015, Sky Arts dedicó un documental completo al proceso de reemplazo de sus dientes podridos y su por una dentadura reluciente), MacGowan es un tipo profundamente respetado. Un músico al que Johnny Deep y Julien Temple rindieron homenaje con el documental 'Crock Of Gold' y al que Bono, que ya había invitado a The Pogues a actuar junto a U2 en Wembley en 1987, alojó en una de sus propiedades en el condado de Wicklow asumiendo todos los gastos cuando su grupo le dio pasaporte y lo reemplazó por Joe Strummer.
¿Más? Ahí estaba, hace un par de semanas, el mismísimo Bruce Springsteen hincando la rodilla ante el malogrado cantante aprovechando que su gira pasaba por Dublín. «Creo que todos lo vemos como un artista ferozmente importante, uno de nuestros artistas más importantes. Un escritor en la tradición de Behan, uno de sus héroes, por supuesto. Lo vemos como un iconoclasta. Un rebelde», constata el actor Cillian Murphy. «El lugar de Shane MacGowan en la historia de la música irlandesa está asegurado desde hace mucho tiempo. Su rostro aparece junto al de Luke Kelly, Phil Lynott y Sinéad O'Connor en el muro de la fama del Irish Rock And Roll Museum Experience», añade Balls.
What an amazing honour and a beautiful experience to get a visit from The Boss!!! @springsteen @ShaneMacGowan Such a truly wonderful man and a total genius! pic.twitter.com/waXwmWOHTZ
— @victoriamary (@Victoriamary) May 3, 2023
Nacido el día de Navidad en Pembury, a un tiro piedra de Londres, y crecido en una familia simpatizante del IRA,MacGowan ha vivido desde muy joven subido en una montaña rusa de genialidad y autodestrucción. «Cómo sigue vivo es uno de los grandes misterios de la vida», asegura su biógrafo. Atracción precoz de la escena punk, se agarró su primera cogorza siendo un crío, devoraba libros con gran fruición, y a los 12 años ya se tronchaba con «los pasajes más divertidos del 'Ulises'». «Nos reímos mucho con eso de KMRIA, Kiss My Royal Irish Ass», recuerda su padre, Maurice MacGowan. Ahí estaba, sin saberlo, el origen de The Pogues, una contracción de la expresión 'pogue mahone', primer nombre de la banda, que en irlandés significa nada menos que 'bésame el culo'.
Antes llegarían The Nips, primera encarnación musical de un MacGowan que hizo magia expandiendo la tradición musical irlandesa y despachando folk con desafiante actitud punk. Corrían las pintas, The Pogues telonearon a The Clash en el Brixton Academy «después de que Shane acosara a Joe Strummer para que les hiciera el hueco», y Elvis Costello les echó el lazo para llevárselos de gira en 1984.
En un par de años, pasarían del fértil estrellato de 'Run Sodomy & The Lash' a la arrebatada cima de 'If I Should Fall from Grace with God', con MacGowan apurando lecturas de Lorca mientras grababa 'Straight To Hell' en Almería y 'Fairytale of New York' convirtiéndose en canción bandera de la banda, y de ahí al caos y la desintegración.
Lo de Yokohama no fue más que la puntilla. «A medida que la década de 1980 llegaba a su fin, las cosas habían llegado a su punto más bajo. En una gira por pabellones deportivos alemanes y estadios de hockey sobre hielo, Shane estaba tan destrozado que, algunas noches, la banda lo dejaba boca abajo en el suelo del camerino y subía al escenario sin él», relata Balls.
![Un joven MacGowam con su fanzine 'Bondage'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/05/19/shane2-U20781106726dQH-624x350@abc.jpg)
El alcohol y las drogas fluían sin freno, erosionando el casco de una embarcación a la deriva. «Solía estresarse mucho en las giras y era ahí cuando solía beber mucho (...). Se estresaba porque no podía hacer frente a todo lo que querían que hiciera, y la responsabilidad, simplemente, le impedía irse. Fue horrible. Entonces, empezó a beber de forma pasivo-agresiva, porque su única forma de comunicarlo era cagándola», resume Victoria Mary Clarke.
Los estragos de una vida al límite son hoy más que evidentes, y MacGowan lleva cinco años postrado en un sillón, sin poder caminar. Se rompió la pelvis y más tarde la rodilla derecha y los ligamentos de la izquierda. Los cuidadores lo suben y bajan de la cama y los días se consumen delante del televisor. Aún así, asegura Balls, «su devoción furiosa por la vida sigue siendo tan ferviente como su amor por un trago». Buena prueba de ello es que el irlandés acaba de publicar 'The Eternal Buzz and the Crock of Gold', un libro de arte hecho de bocetos, pinturas, dibujos eróticos, autorretratos, fotografías y letras escritas a mano. «La agudeza visual de Shane tomará la iniciativa aquí. Sus visiones hablarán por sí solas», que dice su amigo Johnny Deep en el prólogo.
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