LA CARA B DEL VERANO (III)
Sara Águeda ¿Qué hace una arpista barroca como ella en un siglo como este?
LA CARA B DEL VERANO (III)
Comenzó como músico de escena en la Compañía Nacional de Teatro Clásico; ahora presenta su tercer disco, 'Ellas renacen'
Un copista en El Prado
Una mañana con los jardineros de la Alhambra y el Generalife
![La arpista y cantante Sara Águeda, en el museo del Greco, Toledo.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/08/AGUEDA03_20240808180250-RvXAZvokJl1KvXiYdXbZQOK-1200x840@diario_abc.jpg)
No recuerda cómo ni por qué. Sara Águeda solo sabe que el arpa estuvo en su vida desde muy pronto. «Recibí formación musical, desde niña, en el conservatorio Arturo Soria, en Madrid. Cuando acabé mi formación profesional, a mi profesora de arpa le salió ... una producción en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Ella no podía hacer todas las funciones y me preguntó si podía cubrirla yo».
A los 21 años, Sara Águeda ya trabajaba como músico de escena en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, dirigida por Eduardo Vasco, cuando la laudista, musicóloga y académica Alicia Lázaro –a quien Águeda describe como su gran estrella en el barroco, la que la alumbró– decide incluirla en cada vez más producciones, casi todas relacionadas con el repertorio teatral del Siglo de Oro español. «Durante el tiempo que estuve en el Teatro Clásico, hice el superior de arpa moderna y, posteriormente, las arpas históricas. Fue Alicia Lázaro quien me dijo: «Tienes que estudiar arpa barroca, tienes que hacer estudios de interpretación historicista»».
Y así lo hizo. Sara Águeda estudió con Nuria Llopis y viajó a Barcelona, a la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC), donde cursó el Grado y el Máster de Interpretación Histórica con la arpista italiana Mara Galassi. A partir de ahí, su carrera como intérprete la lleva a festivales musicales en Europa, América y Asia, así como a trabajar así como a trabajar con Opera Omnia, La Poème Harmonique, Música Alchemica, La Ritirata o Capella de Ministers, y también a colaborar con agrupaciones como Stravaganza e Im-posibles (Tañer).
Además de su colaboración en proyectos discográficos, así como las que ha hecho para radio y televisión, con RTVE, France Musique o RTP (Portugal), Sara Águeda ha grabado tres discos: 'Un viaje a Nápoles', dedicado a las arpas históricas; 'El teatro del arpa' y, más recientemente, 'Ellas renacen', que recoge su investigación sobre práctica musical de la mujer renacentista. En su repertorio, Sara Águeda canta y tañe el arpa de dos órdenes, uno de los más importantes del Siglo de Oro, y con cuyas cuerdas da voz a muchos de los romances y canciones del siglo XVI que hablan en femenino.
Arpa ibérica
Son las cinco de la tarde en el Museo del Greco, en Toledo. Fuera de estos muros, el sol derrite los coches y los termómetros sobrepasan los cuarenta grados. Dentro, en la capilla, Sara Águeda afina su arpa de dos órdenes. En la noche interpretará música del Renacimiento como parte del ciclo musical veraniego. En las manos de esta mujer del siglo XXI, el arpa parece algo tan fascinante como anacrónico, y justo por eso magnético, como la belleza cervantina del Siglo de Oro o la pintura de Velázquez. Por ese motivo, por su rareza, el arpa suscita tanta atracción. «No es un instrumento masivo. Lo ves en las orquestas, pero poco. Normalmente pueden tener 40 violines y un arpa. Es difícil acceder a ella. Es un instrumento costoso y tampoco se estudia en muchos sitios. En música antigua, pues bueno, ahora con los que estamos dedicándonos a ello, sí que hay un interés, porque era el instrumento más importante de la Península Ibérica».
Tanto en España como en Portugal era el instrumento central. «En los teatros palaciegos y corralas. En todas las grandes capillas había una o dos arpas de dos órdenes. He hablado con muchos músicos que me dicen: si pensamos en música antigua en España, la imagen que tenemos es el arpa de dos órdenes». Águeda hace una pausa y se dirige a su instrumento. «Esta que tenemos aquí existe desde 1555. Lo curioso es que se mantiene en uso hasta principios del siglo XVIII. Es un instrumento que está en las grandes capillas de Toledo, Valencia, Madrid. Los maestros de capilla de aquel momento eran arpistas y organistas».
![Imagen principal - Sara Águeda.](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/08/AGUEDA_GUILLERMONAVARRO01_20240808180544-U62355843780eLS-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Sara Águeda.](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/08/AGUEDA05-U15050843673mZJ-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Sara Águeda.](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/08/agueda02_20240808180602-U53858718710HFQ-278x329@diario_abc.jpg)
Cervantes y Calderón
También el arpa ganó protagonismo dentro del teatro, ya que se usaba para amenizar piezas dramatúrgicas. «Los músicos más importantes formaban parte de la Real Capilla de Madrid. Juan Hidalgo, que era el músico de Calderón de la Barca, era arpista: Sebastián Durón también tocaba, entre otros instrumentos, el arpa», comenta Águeda. En el capítulo 28 de la primera parte del Quijote, escribe Miguel de Cervantes, refiriéndose al arpa, que «la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu». Es de ese fuego lento de la poesía, la métrica y la música de donde Sara Águeda extrae su inspiración. Desde muy joven, en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Sara Águeda creció entre actores, las fieras del clásico. Al menos así los describe ella.
«A lo largo de más de ocho años, fui desarrollando el gusto por el Siglo de Oro. Todos esos textos y todas esas referencias literarias nacen también del arpa. Cervantes hace alusión al instrumento en un verso muy bonito que dice... A ver si me acuerdo: «Y si algún entretenimiento dejaba, si me da el entretenimiento por leer un libro devoto o tocar una arpa, porque la música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu». Sara Águeda no falta a la rima ni en una sílaba. Descrita por ella, el arpa reúne todas las excepciones que la hacen única. «Es un instrumento muy difícil de conservar y de transportar pero también es hermoso. Verlo produce belleza no sólo por su forma, sino porque al interpretarlo podemos ver las manos danzando en una cortina totalmente transparente, que son las cuerdas. Y yo creo que eso también es bastante magnético».
Cuerda pulsada
El tercer atributo del arpa es su sonido de cuerda pulsada. «La cuerda pulsada está asociada a todo lo carnal, a lo más profundo, hay muchísimos cuadros del Renacimiento y del Barroco en los que aparecen laudes o arpas, y además aparecen afinándose». Sara Águeda pellizca las cuerdas de su instrumento. «Todas esas representaciones pictóricas, que se ven mucho, por ejemplo, en Caravaggio, aluden a la teoría de la afinación de las esferas. Si tú afinas el microcosmos, que es afinar estas pequeñas cosas, por ende afinas el cosmos, entonces hay un orden». A la pregunta sobre de qué forma es percibida la música antigua en la época contemporánea, por lo general imbuida en el ruido, la monotonía o la repetición, Sara Águeda identifica en la música de los instrumentos de cuerda una belleza que conduce a los estremecimientos más profundos. «Suele asociarse a un repertorio suave, cantado de manera muy sencilla, pero el arpa también puede ser muy punzante y desgarradora». A pesar de eso, la artista y compositora reconoce que el público dice sentirse arropado por las melodías que interpreta. «Los comentarios que yo oigo más son esta idea del sonido como algo que les traspasa y de repente les invade la calma y el recogimiento».
![Imagen principal - Sara Águeda](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/08/agueda04_20240808180917-U60546212282oVO-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Sara Águeda](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/08/agueda08_20240808181006-U77185656681GGc-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Sara Águeda](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/08/AGUEDA09-U53576373205jVz-278x329@diario_abc.jpg)
Isabel de Plazaola y las mujeres del Renacimiento
El patrimonio musical español se mantiene vivo, en parte, gracias a los músicos de interpretación historicista. Porque son ellos quienes rastrean sus fuentes principales. Al igual que La Spagna o Camerata Garnati en el ámbito de la interpretación históricamente informada, Sara Águeda hace lo propio. Y así lo demuestra en su más reciente disco, 'Ellas renacen', en el que rinde homenaje a Isabel de Plazaola, una cantante y tañedora nacida en torno a 1542-1543, muy reconocida por la nobleza castellana y la realeza. Sus inquietudes teóricas van del aspecto musicológico al literario. «Tengo una investigación con todas las citaciones que se hacen a los elementos musicales dentro de las obras de teatro. Hay avances muy grandes con la digitalización de fuentes. Ya no tienes que ir todos los días a comprobar el número de manuscrito, ya lo tienes todo en internet, superbien escaneado, pero yo creo que hay mucho material todavía por rescatar». «Siempre aparecen nombres masculinos en los documentos. Es muy poco usual ver los nombres de mujeres artistas. Eran conocidos Juan Hidalgo o Sebastián Durón, como te he dicho antes. Nuria Llopis fue la gran pionera en España, que es la que realmente rescató este instrumento de la oscuridad. Ella es, junto a la italiana Mara Galassi, uno de los referentes fundamentales para conocer la historia y de este instrumento como parte de nuestro patrimonio musical».
Del Siglo de Oro al arpa contemporánea
Triangular en su forma, vertical en su disposición. El arpa como instrumento es a la cultura musical de Occidente lo que el alfabeto a la escritura. «Desde Safo de Lesbos, que ya escribía poemas y mencionaba el arpa o incluso antes, porque los papiros egipcios ya tienen arpas, hasta hoy, hemos visto todas las evoluciones de la historia del instrumento», explica Sara Águeda. Los rasgos más singulares dependen del territorio y las tradiciones. «En España tenemos el arpa de dos órdenes, que es un instrumento puramente ibérico que se desarrolló aquí. En Italia había otro diferente, con tres filas de cuerdas paralelas, que luego viaja a Inglaterra y se desarrolla de otra. Así, el arpa avanza en la complejidad armónica, los instrumentos cada vez tienen más dificultad de tocar en tonalidades muy complicadas. Cuando llega el siglo XIX, de repente todas estas arpas caen en desuso, hasta que llega el arpa de pedales, que es el arpa que va a unificar y que va a hacer que podamos tocar en todas las tonalidades de una manera bastante cómoda. Ahí explota totalmente el repertorio francés. Todos los compositores franceses del impresionismo. Tanto Ravel como los representantes de la escuela superior de París llevan el arpa a la explosión máxima. En el siglo XX ya está totalmente metida en la orquesta sinfónica. Los grandes compositores como Stravinsky e incluso los que viene después de la vanguardia, componen para arpa y meten el arpa dentro de la orquesta sinfónica».
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