LUGAR DE LA VIDA

EL RAPE

MÓNICA FERNÁNDEZ- ACEYTUNO

Puede que el rape sea el pescado más feo del mercado.

Su boca grande y deslavazada, de labios un poco gruesos y dientes puntiagudos, y su cuerpo aplastado como si la presión que aguantó bajo el mar no fuera nada comparada con la del aire, no le favorecen en absoluto. Así como otros peces siguen siendo hermosos fuera del agua, este pez pierde todo su encanto, si es que lo tiene, allá en las profundidades marinas, donde la luz del sol no alcanza a iluminar la vida.

Lleva en la cabeza, una suerte de linterna con la que alumbra el fondo del océano. Cada vez que cuento esto, hay quien dice que me lo invento, pero no hay más que mirar al rape sobre el mostrador de la pescadería y ver que en lo que podría ser su nariz, lleva una suerte de caña con su señuelo que es como un gusano que brilla en la oscuridad, a la manera en la que brillan las luciérnagas.

Pero si en las luciérnagas es una oxidación enzimática la que ilumina con luz fría su abdomen, aquí son unas bacterias las que ayudan al rape a ver y a la vez, a atraer a sus presas, por lo que hay que imaginar al rape por el fondo negro del mar, vagando con su linterna como un buque perdido en la noche del océano.

Tras lavarme bien las manos para escribir, vengo de limpiar un rape para la cena, y allí estaba la linterna o la caña y la he puesto en agua con sal marina y la he traído a la oscuridad, por si resultara que aún le quedara algo de luz pero, como a nosotros, su luz se le fue con la vida.

¿Para qué esmerarse en el aspecto en un lugar donde todo es oscuro? De haber vida en los agujeros negros, estarán allí los seres más espantosos del Universo.

Cuando se hizo la luz, se hizo la belleza.

www.aceytuno.com

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