El pasatiempo narrativo del día: Federico Engels

EL PUZLE DE EDU GALÁN

Las soluciones al puzle se ocultan en el texto: encuéntrelas y disfrute de su sapiencia por partida doble

Federico Engels ABC

Federico Engels, que buscaría la conciencia de uno con respecto a su clase social, nació sin ella (1820) en la Barmen de la antigua Prusia, desde 1929 bautizada Wuppertal, al oeste de Alemania. En ese 1820, un «¡eureka!». Hans Christian Ørsted, científico danés, descubría ... la relación entre el magnetismo y la electricidad. La familia de Engels le quería empresario. Le ansiaban empresario. Y aunque se rebelase, lo conseguirían a la mitad de su vida. Pero aún no. En aquel momento le mandaron a estudiar a Bremen (1838), donde el chaval se preocupó más por la filosofía de Hegel que por las fábricas textiles que poseían sus acaudalados padres. Ese empeño no le evade de levantar la cabeza y comprobar las condiciones laborales de sus contemporáneos. Similar preocupación comparte Dickens. La refleja con maestría en 'Oliver Twist' en tres volúmenes publicados (1838) antes de terminar la serialización de la novela que ya estaba en marcha en la revista 'Bentley's Miscellany'. Con las desventuras del chiquillo Twist, y los miedos inscritos en la cara del malvado Fagin, el escritor denuncia el horror contenido en lo más miserable de la sociedad inglesa.

Todo en Engels es búsqueda y encuentro: a principios de los cuarenta del siglo XIX se topa con dos figuras que señalarán su vida. La primera en Colonia (1842): el filósofo Karl Marx, editor suyo en el 'Rheinische Zeitung'. Con él compondrá su obra y atarán sus nombres a la historia. La segunda, la irlandesa Mary Burns. Con ella auscultará las condiciones laborales de los trabajadores ingleses y se sentirá identificado con sus penurias. Conoce a Mary en Manchester mientras trabaja para el negocio textil de sus padres. El conflicto por el que el regente Espartero bombardea la Barcelona de 1842 también tiene que ver con esa industria y con el país donde reside Federico: la bajada de los aranceles a los productores ingleses rebela a la ciudad catalana. El general toma la decisión más radical y aplaca -un rato- el problema.

Las experiencias de Engels en el Reino Unido le empujan a publicar 'La situación de la clase obrera en Inglaterra' (1845). En la introducción, un homenaje: «¡Trabajadores ingleses! A vosotros dedico una obra en la que he intentado describir a mis compatriotas alemanes un cuadro fiel de vuestras condiciones de vida, de vuestras penas y de vuestras luchas, de vuestras esperanzas y de vuestras perspectivas». Marx se queda impresionado por esa obra. A la vez (1845) en Rusia se prohíbe el trabajo nocturno en niños menores de doce años. En un informe policial sobre una fábrica de cerillas en Moscú se cuenta que allí empleaban a 67 niños entre diez y quince años. Durante horas y horas, se dedicaban a mojar los palitos de madera con sulfuro en estancias sin ventilación. En la ley rusa no se establecían sanciones por incumplir esa ley. Tan sólo tres años después, Engels firmará con su compañero el 'Manifiesto comunista'. Para explicarse usa los profundos cambios sociales que ha provocado el maquinismo de la Revolución Industrial. Entre ellos, los que ha causado la masificación del ferrocarril: la primera línea de la península ibérica se inaugura en 1845 y enlaza Mataró con Barcelona.

¡Tanto tiempo tratando de escapar de su familia! Tras su participación en el fallido levantamiento de la ciudad de Elberfeld contra Prusia, cede: decide instalarse en Londres (1849) y pensar en los negocios. Completará 'El capital' de Marx, que marcará el destino de su amigo como marcó 'La marcha Radetzky' el de Strauss padre (1804-49). A partir de 1863, Engels se va despidiendo de a poco. Primero, de su compañera Mary (1821-63); más tarde, de la hermana de ésta, Lizzie (1827-78), con la que se emparejará -se casarán unas horas antes de su muerte-; y, finalmente, de Marx (1818-83). Valdrían estos versos de Cavafis (1863-1933) para ejemplificar la personalidad de Federico: «Y si no puedes hacer que tu vida sea como la quieres,/ al menos intenta esto/ tanto como puedas: no la deshonres/ en el contacto apiñado con el mundo». Se va del «nosotros» en 1895. Y en 1917 irrumpe aquella revolución rusa que Marx y él predijeron.

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