Estoy en el paraíso y no te pienso decir dónde está: la España secreta que se protege de la masificación
Quienes viven en lugares turísticos hace tiempo que dejaron de compartir la ubicación de sus rincones preferidos en redes sociales, un poco como los pescadores que no revelan a nadie los mejores sitios para echar el anzuelo
El turismo de masas en Grecia: Saturno devorando a sus hijos
![Una de las playas de Cantabria que los surferos protegen de la masificación](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/19/paraiso1-ktoC-U6029629636469NF-1200x840@diario_abc.jpg)
Para llegar a Elafonisi, una de las playas más bellas de Creta –arena rosa y blanca, aguas turquesas, una isla a la que ir andando–, hay que subir y bajar varias montañas por carreteras estrechas y retorcidas, dejar el coche en un parking como de ... polígono industrial a medio kilómetro del mar y caminar bajo el sol pesado del Mediterráneo, que es el sol pesado del mediodía. Luego, cuando al fin llegas, solo tienes que compartir el espacio con unos cuantos miles de visitantes, que por supuesto ya han ocupado las pocas sombras que hay en el parque natural. Resultado: un par de horas aguantando el chasco y otra vez al coche para buscar otra playa más cómoda, más fea, menos concurrida.
Elafonisi tiene más de 28.000 reseñas en Google Maps, con una media de 4,6 estrellas sobre 5, y forma parte de las rutas de cualquier visitante que va a Creta y quiere ver sus tesoros. Los locales, por lo que sea, no abundan allí. Claro que hay tantas playas en las que esconderse de la multitud que para qué van a ir a Elafonisi. Ocurre lo mismo en España: quienes viven en lugares turísticos tienen sus paraísos secretos (esos sitios existen todavía), pero hace tiempo que dejaron de compartir sus ubicaciones en redes sociales para protegerlos de la masificación, un poco como los pescadores que no revelan los mejores sitios para echar el anzuelo. Antes alardeaban de vistas, ahora las guardan. En otras palabras: han dejado de presumir para seguir disfrutando, en una resistencia hedonista que parece crecer cada verano.
«A los que vivimos en Menorca solo nos quedan cuatro sitios para poder darnos un bañito en julio y agosto sin que haya dos mil personas al lado, pero esa información morirá conmigo», nos cuenta Laura, que insiste: «La idea de paraíso ya implica que haya muy poca gente».
«Suena a 'Pantomima full', pero yo también tengo una cala secreta», confiesa otra Laura, esta de Viveiro (Lugo). «No está demasiado lejos del pueblo, pero hace unos años hubo desprendimientos y ahora está prohibido el paso. Es un camino de maleza, pero abajo como mucho te encuentras dos personas. Desde la carretera no se ve nada». ¿Y guardas el secreto? «El otro día unos turistas me vieron saltando la valla y me preguntaron algo, pero como iba con los cascos hice como que no escuchaba».
Otro testimonio, este desde Cangas (Pontevedra). «Antes solía poner la ubicación de los sitios un poco por orgullo, por decir: 'qué bonito es mi pueblo'. Pero con los años decidí dejar de hacerlo. En parte porque noto que las calas o miradores más 'secretos' lo son porque los accesos son limitados. El turismo masivo en una zona que no cuenta con accesos suficientes es una mala combinación», apunta Santos. E ironiza: «También me dan un poco de 'cringe' todos estos vídeos de: 'la mejor cala secreta en las Rías Baixas'».
Con algún vídeo así, pero en Cantabria, se popularizó la playa donde surfea Rubén desde hace una década. «Antes de la pandemia, un día de agosto sin una nube, podíamos estar allí treinta personas, como mucho. Y siempre que llevábamos a alguien le decíamos: no pongas la ubicación, por favor. Pero después la empezó a poner Revilla en Instagram y fue colándose en las cuentas de turismo de Cantabria y se llenó. De hecho, han tenido que hacer un parking al lado para meter a tanta gente, porque es una playa de acceso complicado... Cada vez hay más gente, más altavoces y el entorno está más machacado. Además, es una playa peligrosa de mar y no hay socorristas. Cuando está picado si pierdes pie con el suelo te lleva la corriente, que es lo que pasó el domingo pasado a una mujer que casi muere allí. Hubo que evacuarla en helicóptero», continúa.
«En Asturias hay muchas playas impresionantes que cuando han aparecido en TikTok o Instagram se han ido al carajo. La playa de Gulpiyuri, por ejemplo. Pero hay muchos otros lugares que aún son desconocidos para el público general y evito revelar la ubicación a toda costa», comenta David. «Pasa lo mismo en el Cabo de Gata, las playas del parque natural están cada vez más llenas. A la cala de los Muertos ya no se puede ir… Los de aquí nos esperamos a septiembre a que se hayan ido los turistas para disfrutar del Cabo», dice María.
En Tarifa hay una playa escondida tras una barrera de pinos a la que solo se puede llegar a pie, pero hace mucho que esa media hora de caminata dejó de espantar a la gente. En Google Maps se acumulan las reseñas (espectacular, maravillosa, aguas cristalinas: un montón de personas descubriendo el sur), pero hay quien ha empezado a bombardear su prestigio, en una empresa quijotesca digna de 'El mundo today'. «Una estrella. En esta época no la recomiendo, está llena de medusas de hasta dos metros», escribe Paola. Félix afirma que está «masificada y sucia», y Francisco asegura que «después de una caminata de una hora por unos senderos bastante peligrosos y llenos de piedras se llega a una playa más peligrosa aún, con piedras afiladas en la orilla y muchas corrientes. Para temerarios». Luis Felipe va un paso más allá y recomienda alternativas: «No es una zona muy recomendable para ir. Las corrientes oceánicas son muy traicioneras. El viento sopla y requetesopla sin tregua. No hay un McDonald's cerca. Está rodeada de demasiada naturaleza. Se está mucho mejor en Benidorm».
![Imagen secundaria 1 - Arriba, la Playa de la Malvarrosa. Debajo, un lago escondido en los Pirineos y una playa casi desierta](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/19/paraiso2-ktoC--464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba, la Playa de la Malvarrosa. Debajo, un lago escondido en los Pirineos y una playa casi desierta](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/19/IMG_2683-ktoC--278x329@diario_abc.jpg)
Este 'review bombing' guasero lo practica como deporte olímpico Denis, que con su cuenta de X @elpruvianu se dedica a difundir sucesos loquísimos y, por supuesto, falsos ocurridos en Asturias. «Segunda vez en ASTURIAS que nos cobran el PISAPRA (OS), una penalización del 30% por no acabarnos toda la comida. Menuda ESTAFA. Ahora me explico el tamaño de las raciones». «Llevamos 2 días atrapados en la casa rural de Vistrimir porque los MINEROS han CORTADO la A-66». «Nuevo ataque de CALAMAR GIGANTE esta mañana a un niño en GIJÓN. Si no llega a ser por los que estábamos allí el crío no lo cuenta». «Nos han cobrado 153,7€ en la RUTA DEL CARES por no portar MADREÑAS. Nadie nos había informado y las hemos tenido que comprar allí. ¿Esto es lícito? Tengo los pies en carne viva». En un giro inesperado de los acontecimientos, este último post acabó siendo noticia en un diario nacional. «Gracias a @LaVanguardia por haceros eco de mi denuncia. Aún queda periodismo VALIENTE», agregó el autor. Y después: «Por alguna razón la noticia ha dejado de aparecer en la web (probablemente por alguna llamada de Adrián Barbón o de Maduro)».
Más allá de la costa también existen los paraísos secretos. Pep nos habla de un lago en los Pirineos que, por carambolas de la historia, casi nadie visita. «Son los campos que pertenecían a un pueblo que durante el franquismo fue expropiado para hacer uno de los míticos pantanos del caudillo. Hoy el pueblo está en ruinas, pero se puede atravesar, y los antiguos campos se han convertido en una playa interior de agua dulce donde nado alegremente con mi boya (está prohibidísimo, pero…). Y también entreno a los perros». Alexia tiene su pantano en León («la gente se piensa que es una presa de mierda y ojalá siga así»), y Carmen un pueblo entero del que no quiere dar detalles: «Me niego a revelar nada».
En 'Algo supuestamente divertido que no volveré a hacer', David Foster Wallace aseguraba que la principal tarea de los trabajadores del crucero donde estaba embarcado era convencer a todo el mundo de que se lo estaban pasando bien. Ese trabajo se ha trasladado ahora a los propios turistas, encargados de valorar todas y cada una de las experiencias de su viaje, casi siempre para bien, pues muy pocos quieren confesar que perdieron el tiempo cruzando Creta para ver una playa no tan distinta a las demás.
Hace unos días, Gemma fue a un bar en Barcelona con un amigo portugués. Al ir a pagar, el dueño les dio un papel con una lista de restaurantes recomendados. «Esto sólo para vosotros, eh. Hacedle una foto para que la tengáis, pero no la pongáis en Instagram», les pidió. «No sé si es posible revertir el impacto que tienen las redes en viralizar los sitios locales, pero estos pequeños actos de resistencia me gustan», cuenta ella. Y remata: «A ver si ponemos de moda la discreción».
En un tiempo en el que se puntúan en Google Maps hasta las gasolineras (no es broma: «el combustible es bueno con diferencia», «mi estación de servicio de cabecera»), no es un mal deseo.
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