«Todos los hombres han...»: el crucigrama cumple un siglo en España
Decíamos ayer
La locura por el rey de los pasatiempos llegó en 1925 de la mano de la revista 'Blanco y Negro', con manual de instrucciones
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Londres «se ha vuelto loco», decía Antonio Luis. La «nueva fiebre» que padecía Inglaterra se había convertido en 1925 en «una tortura avasalladora», según el corresponsal de ABC. Y no había sido causada por ningún virus procedente de China, no. Había ... llegado desde Estados Unidos en una especie de tablero de ajedrez, con cuadros negros dispuestos de manera que formaban figuras geométricas y casillas blancas numeradas. «La gente se deshace los sesos tratando de imaginar palabras que desconocen, acude a las librerías para proveerse de enciclopedias, diccionarios, léxicos y tesauros, y hasta consulta a los hospitales, museos, institutos y corporaciones científicas» en su afán de resolver las pistas del pasatiempo de moda.
El primer 'Cross Words' ( 'palabras cruzadas') había sido creado en 1913 por Arthur Wynne en el suplemento dominical del 'New York World' y cosechó tanto éxito que a principios de los años 20 los principales periódicos estadounidenses habían abierto un hueco fijo entre sus páginas al rompecabezas. Pronto saltó a los diarios londinenses, que organizaron concursos de palabras cruzadas, con considerables premios y enrevesados vocablos.
El periodista de esta Casa daba fe del alcance de la pasión desatada por los crucigramas. «En estos días me han telefoneado infinidad de amigos para preguntar por el nombre de un 'baile español' o 'una moneda española' o algo por el estilo y no me han dejado tranquilo hasta que les proporcioné una voz con el número de palabras necesario para ajustarse a los cuadrados blancos del tablero», aseguraba Antonio Luis.

Su crónica no pasó inadvertida para Torcuato Luca de Tena, siempre dispuesto a incorporar las últimas innovaciones. Una semana después, 'Blanco y Negro', que parecía predestinada por su nombre, trasplantaba el 'rompecabezas de las palabras cruzadas' a España, con un manual de instrucciones. «Háganse los primeros ensayos con lápiz», aconsejaba el mismo periodista que lo dio a conocer, pues la última definición de un optimista era: «El hombre que trata de solucionar un puzzle de palabras cruzadas con una pluma estilográfica». Entre las 70 pistas para resolverlo figuraba un misterioso 'Todos los hombres han...', o 'Las lleva todo el mundo'. No faltaba un río, en esta ocasión estadounidense, ni un vocablo italiano o argentino, para que también los lectores de 'Blanco y Negro' preguntaran a sus amistades.
Para un amigo de Wenceslao Fernández Flórez, un caballero que procuraba agradar en todo a los demás, llegó a convertirse en tal tormento este tipo de preguntas que publicó un anuncio y contrató al más hábil de los aficionados para que le proporcionara las soluciones a los crucigramas de los diarios matutinos. «Va por ahí repartiendo palabras, cuando es necesario, con la amabilidad de quien reparte cigarrillos o bombones. Su encanto social aumentó inmensamente», aseguró el escritor en su divertida columna.
Una habitante de las islas Fiyi, fiel lectora de 'Times', bien lo habría agradecido. En 1966 escribió una carta a la revista para anunciar con júbilo que por fin había terminado un crucigrama publicado en 1932. «Sabíamos que existían crucigramas difíciles -comentó un columnista- pero no crucigramas perpetuos». Uno de Robert M. Stilgenbauer, con más de 6.000 definiciones, resultó tan difícil que nadie llegó a resolverlo.
El crucigrama más famoso sigue siendo, sin embargo, el publicado en el 'Daily Telegraph' poco antes del desembarco de Normandía, que contenía la palabra 'Overlord', nombre en clave de la operación del Día D. Scotland Yard lo investigó como un caso de espionaje, pero se dijo que había sido una casualidad.
Quizá ese también fue un inocente entretenimiento. No una ingeniosa estratagema para burlar a la censura ni una 'diversión estratégica' para evitar que la gente pensara en asuntos serios, como bromeó Antonio Azpeitúa en 1925, al poco de que el rey de los pasatiempos llegara a España para quedarse. No le faltaba razón porque el juego también ha logrado distraer de lo importante a más de uno. Que se lo digan al senador que en 1983 fue 'pillado' por las cámaras rellenando los crucigramas de ABC durante una sesión plenaria.
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