La escena imposible
Un niño gay, ¿y nazi?
'Curb your enthusiasm' ofrece doce temporadas de pura alegría y muchos momentos de vergüenza ajena

La escena imposible
Hoy comienza un serial grotesco. Recorreremos algunas de las escenas de series cómicas magistrales pero sólo con una condición. Que estas escenas sean incómodas, imposibles de aguantar sin apartar un segundo la mirada por la vergüenza que nos producen. Porque, como sabemos, ... el humor no sólo consiste en la carcajada: hay también un subgénero donde lo que se explora es la mueca, el gesto de desagrado. Porque ahí debajo, oculta tras el mal cuerpo, también se encuentra la diversión. Diversión malvada: diversión al final.
Controla tu entusiasmo
Esta temporada finalizó 'Curb your enthusiasm', conocida en España -por desgracia- con el nombre de su protagonista, 'Larry David'. En ella, el monologuista -de corta vida- y creador de 'Seinfeld', Larry David, interpreta a «un» sí mismo. «Un» sí mismo miserable, sin cortapisas, sin capacidad de aprender, sin solución. En definitiva, Larry David interpreta a un dibujo animado. Gracias a esta decisión, es capaz de mostrarnos la hipocresía en las sociedades occidentales, bien comidas, bien entretenidas, bien ociosas. Y también cómo esta maldad cotidiana se expande a medida que subes de clase social y llegas hasta el mundo del postureo: hasta ese barrio de los Ángeles que se llama Hollywood. No existe en 'Larry David' ni un solo personaje que no sea una rata. Incluso aquellos que interpretan una versión de su propia persona se muestran como bajunos, lamentables. En la última temporada aparece uno de los casos más notables de toda la serie: Bruce Springsteen. Dibujado como un santo varón en la cabeza de la opinión pública -y no está mal que así sea porque quizá así sea-, en varios capítulos de 'Larry' se le muestra como un egoista, un clasista y, por qué no decirlo, un follador en el suelo -vean el episodio para entenderme-. Nadie se escapa del mal: su agente Jeff, la mujer de Jeff, Susie, su ex Cheryl, el gran Leon Black -casi un okupa en la casa de Larry-... Doce temporadas de pura alegría y muchos momentos de vergüenza ajena. Si no las han visto, adelante, y si las han visto, vuelvan a verlas acompañadas del excepcional podcast 'The history of «Curb your enthusiasm»', donde los actores Jeff Garlin y Susie Essman -pareja en la ficción- desmenuzan cada capítulo. Ahora están hablando de la segunda temporada, ¡aún les quedan diez!
La escena imposible: el niño gay
En el octavo capítulo de la décima temporada, 'Larry David vs. Michael J. Fox', Larry ha ligado con una mujer, Elizabeth, que tiene un hijo de unos 8 años, Greg. Greg es claramente homosexual pero su madre se niega a aceptarlo y, a pesar de la felicidad del chiquillo al descubrir esta sorpresa, critica que Larry le regale una máquina de coser. ¿El problema? Como Larry está obsesionado con pintar bigotes de Hitler a los protagonistas de las portadas de las revistas, el niño se extraña y le pregunta quién es ese señor. La explicación de Larry no da lugar a dudas: Hitler era un imbécil. Pobre niño, que además se extraña por un signo para él incomprensible que Larry ha dibujado al lado de los bigotes. Una esvástica. Larry, de nuevo, se comporta como un anormal y no se lo explica. El niño, con su nueva máquina de coser, hace una pequeña mantita a una amiga de mamá. El problema: esa mantita contiene una gran esvástica en el centro.
Otra escena imposible: Michael J. Fox
En el mismo capítulo de la escena imposible anterior, y dándole título, Larry David pone sobre el tablero una cuestión incomodísima: ¿será Michael J. Fox más miserable que él? ¿Finge tener más parkinson del que tiene con tal de putearle? Estas preguntas desembocan en un duelo de mentes malvadas, la de J. Fox y la de David, donde no se sabe quién ganará. O sí. Juntos producen tal cantidad de sketches a costa de esta premisa que hay momentos de agotamiento cómico. Y, en el centro, la capacidad de reírse de sí mismo de Michael J. Fox. En una de sus interpretaciones más memorables, el actor vuelve a asombrarnos como en tantos de sus éxitos de los años ochenta y noventa.
Y la última escena imposible: Salman Rushdie
Novena temporada: el Supremo Líder de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, le declara una fatua a Larry David por un malentendido sideral. El número de barbaridades y de ridiculización del islam extremo no cabría en este artículo. Finalmente, Larry se librará pero no sin antes acudir a un verdadero experto en sufrir fatuas: Salman Rushdie. El escritor le hará ver los grandes positivos de estar perseguido por estos fanáticos: se liga muchísimo más. Larry, un verdadero referente moral, no dudará en utilizar esta ventaja para conocer a cuantas mujeres, mejor.
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