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'Turandot' es otra cosa

Crítica de öpera

El tiempo ha jugado en contra de una escenificación arraigada en el imaginario de su autor, que mira el objeto con distancia pese a la pulida calidad de sus elementos y la estupenda realización

Robert Wilson: «No hay que tener miedo a repetirse»

Una escena de 'Turandot' Javier del Real

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Crítica de ópera

'Turandot'

  • Música Giacomo Puccini
  • Libreto Giuseppe Adami y Renato Simoni
  • Director musical Nicola Luisotti
  • Director de escena, escenógrafo e iluminador Bob Wilson
  • Codirectora Nicola Panzer
  • Figurines Jacques Reynaud
  • Dramaturgo José Enrique Macián
  • Intérpretes Anna Pirozzi, Jorge de León, Salome Jicia, Adam Palka, Vicenç Esteve, Germán Olvera, Moisés Marín, Mikeldi Atxalandabaso, Gerardo Bullón. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real,
  • Pequeños Cantores de la JORCAM
  • Lugar Teatro Real, Madrid

Noche de ausencias y recuerdos, de público bonachón, de voces inclementes, de gestos entumecidos y alegrías pasajeras. 'Turandot' volvió ayer al Teatro Real dispuesta a cerrar la temporada con diecisiete funciones, tres repartos, dos directores musicales y un único escenario a partir de la producción que Robert Wilson estrenó en Madrid en 2018. Fue entonces cuando se escribió en este mismo periódico que la puesta en escena era 'visualmente potente, digna de un director que con suprema inteligencia lleva la obra a su taller para reconvertirla en un espectáculo de elegancia contemporánea y futuro imprevisible'.

Y es ahora, avanzado el tiempo, cuando aquella conjetura se ha convertido en una realidad menos satisfactoria, un punto lejana y un tanto rígida. El tiempo ha jugado en contra de una escenificación arraigada en el imaginario de su autor, que mira el objeto con distancia pese a la pulida calidad de sus elementos y la estupenda realización.

A Wilson se le despidió anoche con algunos silbidos, porque a sus 81 años tuvo la decencia de salir a saludar aun tratándose de una reposición y sabiendo que hace cinco también desconcertó el fluir articulado de su esteticista solución escénica. Pero lo que entonces se presentó como una saludable bofetada de estoicismo tiene ahora otra interpretación, en el contexto de una representación sometida a la voracidad de un público dispuesto a claudicar ante 'Nessun dorma', se cantase como se cantase, aunque fuera sometiendo la interpretación a un simple acto de valentía, sin nobleza ni intensidad, convirtiendo el aria en una estricta e irregular exhibición vocal. Los aplausos recibidos por Jorge de León no deberían engañar sobre la muy escasa contribución e imperfecta musicalidad con la que se ha presentado en esta ocasión. Es adecuado recordar que estas funciones están dedicadas al recientemente fallecido Pedro Lavirgen, un Calaf de arrestos y triunfos objetivos, que con razón hizo historia.

Porque lo de ayer tuvo un cierto perfume a función complaciente, con el muy fogueado Nicola Luisotti en el foso, dejando correr la obra sin mayores detalles, preocupándose lo justo por concertar adecuadamente y sabiendo remontar el final con el esplendor de los grandes declamadores. Fue el triunfador de la noche si se atiende a la aclamación ante su saludo final y a la manera sorprendentemente grandiosa con la que se recibió su entrada en el foso tras el descanso. Se aplaudió también al reparto, de manera particular a Anna Pirozzi, que dejó junto con Salome Jicia algunos detalles de interés. Un punto chillona la primera, de buena línea y paradójicamente limitada fuerza, su Turandot tuvo enfrente a una Liù valiente, de sustancia justa y comedido encanto. Germán Olvera, Moisés Marín y Mikeldi Atxalandabaso representaron con fluidez a los 'mecánicos' ministros Ping, Pang y Pong.

Y entre lo más saludable estuvo la actuación de los Pequeños Cantores de la Jorcam y, sobre todo, del Coro Titular del Teatro Real, habitualmente relegado en las crónicas a una segunda posición pero que en este caso es de justicia citar coincidiendo con la despedida de su director, Andrés Máspero. Trece años de trabajo, desde su llegada en 2010, siendo Gerard Mortier director artístico del teatro, significa mucho tiempo ensamblando las voces de un coro que hoy es parte esencial de los cuerpos estables y a quien se debe estupendas intervenciones vocales y escénicas.

Esta 'Turandot', de enorme exigencia para todos los intérpretes es el ejemplo definitivo de lo mucho que se ha logrado. Al margen de las representaciones madrileñas, el primer reparto, director musical, orquesta y coro también viajarán al Festival de Granada para una actuación en versión de concierto, el 12 de julio en el Palacio de Carlos V.

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