LA ESPAÑA DESEADA
Martín Pérez: «El turista cultural es el gran turista: gasta y no molesta»
Ha sido el gran creador de festivales de música ecléctica en Cataluña. Empezó en Cap Roig (Costa Brava) hasta que por motivos entre políticos y poco confesables se lo «robaron». Se inventó el Festival de Pedralbes, que también le quieren arrebatar
El Festival de Pedralbes celebra su X aniversario con Patti Smith y Tom Jones pero pendiente de aforos definitivos
—Usted creó el gran festival internacional de música pop en España.
—No es pop, es ecléctico, caben todos los géneros. Busco calidad, prestigio, lo mejor de cada palo. Tuve el privilegio de iniciarlo en la bella finca de Cap Roig, en Calella de ... Palafrugell. El marco también importa. A los dos años, los periódicos alemanes, belgas y franceses decían que era el mejor festival de Europa en su categoría.
—Los festivales de verano suelen contratar todos a los mismos artistas, que van haciendo como la ruta. Sus festivales son distintos.
—Huyo del carril central, de los artistas de último éxito y de último hit.
—Son los que están de moda, son los que venden.
—Hay artistas fuera de este circuito mucho más interesantes, porque llevan de moda toda una vida. Julio Iglesias, Tom Jones, Paul Anka. La primera vez que traje a Joan Baez me dijo que hacía 26 años que nadie en España la había llamado. A partir de ahí la invitaron todos. Lo mismo sucedió con Tom Jones.
—¿Esto mueve turismo?
—Sí, y es el turismo que nos interesa. El turista cultural es el gran turista. Gasta y no molesta. El que va a París a ver una ópera no pone un spray en la maleta para pintarrajear paredes.
—Si vamos a París vamos a cenar.
—Y tomamos taxis, y hacemos un par de compras.
—Sus festivales.
—Al traer siempre a artistas que no son del carril central, y que hacen pocos conciertos, muchos fans de todo el mundo acuden inmediatamente. Este año en el Festival de Pedralbes hemos tenido, entre otros, a Crowded House, a A-ha o a Simple Red con gran afluencia de público internacional.
—El marco importa.
—Claro y, enseguida, en cuanto se pusieron a la venta las entradas de Simply Red, fans de todo el mundo las compraron, porque podían ver a sus ídolos en un recinto adecuado para escuchar música, bonito, y con un aforo máximo de 2.400 personas. No es a lo que están acostumbrados. Este turista es importante, porque toma un avión, va a un hotel y gasta.
—Usted no ha copiado nunca a nadie pero cada festival que usted ha hecho se lo han copiado, o robado.
—Yo empecé a hacer festivales eclécticos, mezclando géneros, y es verdad que el modelo luego se ha copiado, como los emplazamientos singulares. Algunos los he perdido y se los han quedado otros.
—Hay una obsesión con usted.
—Yo lo que me tengo que preocupar es el día que me dejen de copiar. Es importante, como te decía, no ir al artista de moda, y ser tú el que creas el festival de moda. En el sector, el 'modelo Pedralbes' es un concepto.
—Alma.
—Esta es la otra gran clave. Los festivales tienen que tener alma. Traer a artistas especiales y que el marco sea agradable son formas de tratar bien al cliente. Hay que mimarle. Yo siempre he tenido esta vocación.
—Este año la prensa alemana, belga y francesa le ha considerado la mejor programación de festival de verano de Europa.
—Este año ha sido especial, porque hemos tenido a los artistas que tuvimos que cancelar por la pandemia. Y por este efecto de acumulación, de 36 artistas, 29 eran cabezas de cartel.
—Madrid arriesgó con conciertos y restaurantes y terrazas para ponerse en marcha enseguida. Barcelona y Cataluña lo cancelaron todo.
—El sistema liberal de Madrid funcionó. El dinero no salió de las arcas públicas: era de los empresarios, que arriesgaron, y la gente lo disfrutó.
—Cataluña.
—Aquí se optó por la subvención de la silla vacía. Por cerrar o restringir y compensar al promotor por cada entrada que no podía vender. En Madrid se mantuvieron en marcha. Aquí paramos y tuvimos que volver a empezar. Es muy diferente.
—¿Cómo le fue?
—Tuve que adaptarme a conciertos de pequeño formato. Estoy contento porque organizamos 50 y no hubo ni un solo positivo o contacto de Covid.
—No sólo tiene festivales en verano. ¿Está preocupado por cómo afecte la inflación y la invasión de Ucrania a la venta de entradas en invierno?
—Nos afecta y mucho. Está todo paradísimo. Yo tengo ahora un festival en la Cerdaña que empieza mañana y muchos de mis amigos que tienen casa allí, todavía no saben qué día llegarán. Habíamos aprendido a planear pero tras el Covid España ha vuelto al 'carpe diem', a la improvisación total.
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