Jacob Collier: «Me fascina el death metal, es una música muy espiritual»
El Mozart de la generación Z actúa este domingo en Madrid y el lunes en Barcelona como parte de su gira por el Reino Unido y Europa
Jacob Collier: «Me gustaría colaborar con Rosalía. Es increíble»
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La lluvia fina de calificativos que ha permeado al compositor Jacob Collier a lo largo de su trayectoria siempre han girado alrededor del concepto de niño prodigio, debido a su tez lampiña, como nuestro coetáneo Jordi en las lides de la industria carnal, un aire ... se dan, el músico británico en cambio es el Mozart de la generación Z o 'millennial', y en cualquier caso un joven superdotado también… de la amabilidad. Y de la ambición.
Risueño y jovial, Collier, de 30 años ya, va a ofrecer un concierto en Madrid, en el WiZink Center, este próximo domingo, y el lunes en Barcelona en el Sant Jordi Club, como parte de su gira por el Reino Unido y Europa, muy esperada y planificada con un año de distancia, tras la publicación de su último disco 'Djesse Vol.4', la cuarta pata de la mesa discográfica de su monumental proyecto que aspiraba a capturar a toda la humanidad, al mundo y su creatividad. Ojo. O mejor, oreja. Del gospel al death metal, de lo más íntimo a un coro de cien mil voces.
Pero volvamos al death metal. Imaginen. Un hijo criado por una violinista y directora de la Academia Junior de la Real Academia de la Música, nieto de otro que tocó en orquestas por todo el mundo. En la primera canción de su disco más reciente, titulada '100.000 voices', por las personas que ha ido registrando con una grabadora a lo largo de su anterior gira y que participan en una pista en la que pasan demasiadas cosas… Empieza con un bombo electrónico de fiesta ibicenca para rozar el soul y volverse una balada a lo Coldplay para avanzar hacia el rock progresivo y desviarse a la salsa y acabar con un guiño a ese género amante del berrido atroz. ¿Es fan del death metal? «Siempre me ha fascinado», contesta. ¿Inesperado? En absoluto.
Sigue: «Creo que el death metal es una forma de música muy espiritual. Puede ser muy catártica y emocional. Y también matemática, estructural y emocionante. La mejor música refleja la vida en todas sus formas, y a veces en la vida hay cosas que son estables y a veces parece que las cosas te llevan a la sorpresa. Y de repente despegas y estás en un lugar nuevo o haciendo algo diferente. He querido expresar eso con música y trasladar a la gente el sentimiento de ser abrumado. Hay un sentimiento increíble en este tipo de música que no puedes lograr con otro género, y me entró la risa de llevar la canción por ahí». ¿Y ha ido a algún concierto de death metal? «No, he ido a algunos muy hardcore, de screamo… Me gustaría experimentarlo porque parte de la música es vibrar en conjunto con el público».
Collier es un multiinstrumentista, compositor, cantante, arreglista y mil cosas más que ha colaborado con algunos de los artistas más populares del mundo, desde Coldplay a Camilo pasando por Quincy Jones, Stormzy, el grupo de k-pop femenino Aespa o Steve Vai y, al contrario que su familia, no ha seguido la vida académica para zambullirse en el arte de la incógnita no reglada del pop y la sensibilidad, la conexión con la grada y el sudor. Aquí explica su pugna entre el academicismo y la emoción: «Todos tenemos una parte racional y otra que solo quiere soñar y sentir. Al principio, para mí, la música solo era emoción. Luego, me interesé en su lenguaje, que es como magia y ciencia a la vez: hay fuerzas en la música que funcionan como lo hace la física o las matemáticas. Puedes construir estructuras como en cualquier idioma, que pueden ser bellas y emocionales. Sin embargo, lo más mágico es lo inexplicable». Y continúa: «Conocí a músicos de todos lados, algunos son los más conocidos del mundo, y cada uno entiende la música a su manera, sin una forma 'correcta'. Todas esas reglas puedes olvidarlas y hacer música desde el corazón. Cómo la música impacta y su poder de sanación es lo importante: puede hacernos reír, llorar, enojar, pensar, y abrir nuestra mente».
En 2012, el púber Collier, a sus tiernos 18 años, comenzó a hacerse viral publicando vídeos en YouTube con multipantalla desde su habitación. Su primer álbum de 2016, de hecho, se llamó 'In My Room', en homenaje al famoso cuarto de sus alquimias sónicas. Y de ahí, a todos los sonidos del mundo, todas sus músicas, en un proyecto de cuatro discos con muchas colaboraciones de artistas de relumbrón global. El primer álbum era más orquestal, el segundo más ecléctico e íntimo, el tercero abordando las músicas urbanas y el cuarto una apuesta masiva por las voces, en un nuevo ejercicio de sincretismo estilístico.
Es decir, su primer disco es 'En mi habitación'. Pero hoy en día su habitación es el mundo. Y, luego, ¿el cosmos? «Sí, tengo una habitación muy especial en mi casa en Londres. Es el cuarto en el que aprendí a caminar, en el que aprendí a tocar y escribir música. He grabado mucha música durante muchos años ahí. Hasta que tenía 20 años, ese cuarto era el fondo de mi universo musical. Y en los siguientes diez años he expandido mi idea del universo musical para incluir a personas de todo el mundo. Y no solo he tenido el placer de viajar y tocar en shows y conocer a tantos artistas, sino también colaborar con tantos músicos de todos los continentes. En conclusión, pienso que mi habitación ahora es algo mucho más grande que un espacio físico, es un espacio espiritual, un hogar para mis ideas y mi identidad al que todos están invitados».
De su habitación a emocionar a Quincy Jones
La ruleta de los deseos del niño prodigio
Cuando Jacob Collier lanzaba canciones al vacío de YouTube desde su 'mítica' habitación allende 2010, no podía esperar que Quincy Jones escuchara algunas de ellas y se emocionara. E hicieron un Skype. ¡El gran Quincy Jones quería conocerle! «Tuvimos una conversación increíble. Nos hicimos amigos. Y Quincy me llevó bajo su ala y me dijo: 'Te mostraré las ruedas de la industria, como se pueden hacer las cosas'. Fue un gran apoyo para que yo hiciera todo a mi manera, en mis propios términos. Porque en la industria hay muchos tipos que te quieren decir qué hacer y cómo hacerlo».
Y por ello, le recordamos que Jones fue uno de los demiurgos detrás de 'We Are The World', la canción por África que reunió a 40 superestrellas como Michael Jackson, Tina Turner, Bob Dylan o Bruce Springsteen en los 80. Y le pedimos a Collier que haga de su amigo en una nueva situación igual, ¿a quién elegiría vivo o muerto para grabar una canción así ahora? «Primero diría a Stevie Wonder, que estaba en la original, pero él tiene que quedarse porque es el mejor de todos los tiempos. Sumaría a Freddie Mercury, uno de mis héroes absolutos. Diría a Bobby McFerrin, que es una de mis inspiraciones más grandes. Y a Rosalía, que para mí es tan generacional y tan emocionante como una fuerza de la naturaleza. Y de número a cinco… a Jimi Hendrix».
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