Coque Malla: «Censurar el arte es como meter a alguien en la cárcel por soñar»
El 20 de enero se estrena en cines el documental 'Jorge. Una travesía de Coque Malla'
![Coque Malla](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/01/15/coque1-Rkm0kkYZRmBEmcJckCK5SFP-1200x840@abc.jpeg)
En estos tiempos de auge de la cinematografía musiquera, hay una tendencia, sana hasta cierto punto, a darle una vuelta de tuerca al género 'rockumental' con epatantes despliegues técnicos e inesperados giros de guion. Pero aún es posible realizar grandes películas biográficas con el viejo ... estilo del busto parlante apoyado por sencillos recursos de archivo. ¿Cómo? Sólo y exclusivamente si el protagonista se abre en canal.
Al sentarse frente a las cámaras de Cristina y María José Martín, productoras, guionistas y directoras de 'Jorge. Una travesía de Coque Malla', el autor de 'No puedo vivir sin ti' se entrega más a un sesión de psicoanálisis que al rodaje de un documental, deconstruyendo su periplo vital por el azaroso mundo de la música en cien emocionantes minutos que cuentan con los testimonios de personajes tangenciales como Leiva, Leonor Waitling, Dani Martín, Miguel Malla, Jesús Ordovás, Ray Loriga, José Nortes, Suso Saiz, Alberto San Juan, Rubén Pozo o Ariel Rot.
La historia de Los Ronaldos arranca con una metáfora muy bonita: usted intentó que el viaje de fin de curso en su instituto emulara a 'La vuelta al mundo en 80 días', y como hacía falta mucho dinero, su compinche Alberto San Juan le sugirió grabar juntos unas canciones para presentarlas a un concurso de Radio3 que tenía un premio de quince mil pesetas.
Fue un disparate (risas), pero sí, así fue. Alberto formó parte de lo que podríamos llamar 'proto-Ronaldos', y en esa época estábamos imitando a nuestros hermanos mayores, que tocaban en Las Ruedas. Yo a mi hermano Miguel, y él a Pedro San Juan. Pero cuando el grupo se formó definitivamente y el proyecto adquirió seriedad, su presencia en el mismo cayó por su propio peso. Los Ronaldos que nos juntamos teníamos un sonido potente y a la vez particular, y no tenía sentido que Alberto formase parte del grupo.
Con el éxito tan grande y repentino que tuvo, fue casi un milagro que no se convirtiera en un juguete roto.
Hubo varios factores importantes que evitaron esa tragedia. El primero es que soy músico y mi flotador es la música. Viajando en clase business o en un coche destartalado, siempre me he sentido feliz por trabajar en la música. El segundo es que yo no era un niño prodigio que cantaba y bailaba manejado por unos hilos. Yo manejaba mis propios hilos. Y el tercero, que tuve a Los Ronaldos a mi lado. Ellos insisten en que nunca me protegieron, pero yo creo que sin darse cuenta, de alguna manera hicieron de hermanos mayores e impidieron que me perdiese por ahí yo sólo. Además, la industria de este país en aquellos años nos convertía en trabajadores, y no en estrellas a las que se les va la cabeza. Éramos trabajadores porque no había star-system. Quitando algunas excepciones como Mecano, El Último de la Fila y un poquito Radio Futura, el resto íbamos por ahí, por los pueblos y las fiestas mayores, como las orquestas de verbena. Y al margen de los conciertos hacíamos vida normal. Yo iba en Metro a Tablada 25 a ensayar.
Con 'Adiós Papá' sí hubo un cambio radical, de ya no poder salir a la calle.
Es que este país es, o era, muy traicionero. Sí, esos meses sí fueron demasiado locos.
Jaime Urrutia fue el primero al que le enseñó la canción.
Ni siquiera se la puse, sólo le enseñé la letra. No estaba grabada, ni ensayada creo. La escribí una mañana en un folio, y esa noche salí de copas al Cuatro Rosas y me lo llevé. Allí se lo enseñé a Jaime y… todavía recuerdo en qué sitio exacto de la barra estábamos… Nada más leerla me dijo que le encantaba, que era buenísima.
Siempre he pensado que es una canción muy Santiago Auserón.
Me ha impresionado que digas eso, porque nunca nadie había hecho esa asociación, y yo la descubrí hace poco. Es la canción más Radio Futura que tenemos. Soy muy fan de ellos y se nota, pero nunca se ha destacado esa influencia en 'Adiós Papá'.
Hay un fallito del documental que me parece imperdonable, y es que pasa de puntillas por el día que tocó con Chuck Berry. ¡Cuéntenos cómo fue!
Cuando se inauguró el Hard Rock de Madrid, la marca echó toda la pasta en el asador y se trajo a Chuck Berry. La leyenda dice que los del Hard Rock llamaron primero a Los Rodríguez, pero declinaron la oferta, cosa que no entiendo… ¡cómo se puede decir que no a Chuck Berry! Ariel Rot me ha dicho que no lo recuerda, pero en cualquier caso, el asunto es que allá fuimos a tocar con la leyenda. Llamaron a los otros estonianos, es decir, nosotros. Yo tenía la mosca detrás de la oreja, porque me extrañaba que aceptase tocar con dos guitarristas más, Luis y yo. Me acuerdo de que le dije al promotor que si Chuck sabía que éramos dos guitarristas más y me dijo que sí, que no habría ningún problema. Pero cuando llegamos se estaba tomando un café con leche, y cuando se lo terminó dijo que sólo necesitaba un bajo y una batería. Yo casi me echo a llorar y le pedí tocar con él, pero me insistió en que no, que sólo necesitaba bajo y batería. Al cabo de un rato insistí otra vez, y aunque temí que me fuese a soltar un puñetazo, me dijo que si durante la actuación había buen rollo podía tocar algo con él antes de terminar. Al final el tío se enrolló, invitó al resto de la banda y nos tocamos una con él. Tocar con Chuck Berry, para un rockero es como tocar con Beethoven para un músico clásico.
Tras poner fin a Los Ronaldos, empezó su carrera solista sin manager. ¿Cómo es que no se peleaban por ser su representante?
Es que era otra época. Dover estaba arrasando, empezaban los festivales, el indie… la industria estaba cambiando, y nosotros empezábamos a ser viejas glorias del pasado. Es normal que nadie se pelease por mí.
Ahí arranca la parte más interesante del documental: los años oscuros de sus dos primeros discos. Con el paso del tiempo, ha llegado a la conclusión de que en aquella época sufrió una depresión de manual y no se dio cuenta, ¿verdad?
Ahora estoy en un momento estupendo en todos los sentidos, también el personal, y cuando uno está bien puede mirar a esos sitios con mucha calma. De todas maneras viví una especie de adolescencia a los treinta en la que aprendí mucho, con aquellos viajes lisérgico-delirantes con Alex Olmedo en el BMW destartalado, que fueron divertidísimos. En esa época encontré cosas en la música que no había encontrado con Los Ronaldos.
Tras el homenaje a Los Ronaldos en Siroco que montaron los Pereza en 2001, reunió a la banda de forma efímera para después volver a romperla. Y ya retomó su carrera solista de una manera completamente distinta.
El reencuentro, las canciones que editamos con Subterfuge, los recopilatorios… me recolocaron en una industria en la que estaba totalmente perdido. No es que los promotores y los directivos pensaran que yo estaba arriba o abajo, es que pensaban que estaba desaparecido. Y aquella reunión de Los Ronaldos me posicionó en los medios. Me reconcilié con la industria, y cerrar Ronaldos a lo grande me sentó muy bien, porque el primer cierre fue cutre y triste, por la puerta de atrás, un cierre que no se merecía un grupo así. La reunión fue como cerrar una herida, y el resultado de cicatrizar bien el pasado fue 'La hora de los gigantes'.
En el documental enfatiza mucho lo importante que fue crear una web de Coque Malla.
No era nada tecnológico, y me costó mucho. Fueron Iván Ferreiro y su pareja de entonces, que terminó siendo mi manager, quienes me dijeron que lo primero, antes de las canciones, era tener una web con un foro para hablar con los fans. Eso fue la génesis de mi público de ahora, esos doscientos o trescientos que entraron en la web a escuchar las canciones que iba haciendo.
![Coque Malla, confesándose en su documental](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/01/15/coque-malla-U01427501623EGo-624x350@abc.jpeg)
Entonces llegó el bombazo nuclear con 'No puedo vivir sin ti', que era ¡un descarte de su primer disco!
Sí, la había desechado. Y el día que nos encargaron grabar un EP de cuatro canciones para Subterfuge, empecé a sacar viejas canciones del cajón, y salió esa. La había guardado porque me parecía que la gente la iba a ver como una canción ñoña, pero cuando se la toqué a Los Ronaldos fliparon en colores, y ahí fue cuando abrí los ojos. El resto es historia.
Y después, arrasa a nivel de crítica y público con su gran obra maestra, 'El último hombre en la Tierra'.
Sí, fue un disco absolutamente clave. Yo estaba descubriendo nuevas músicas a través de catalizadores como Neil Hannon, Richard Hawley o Rufus Wainwright, y gracias a los colaboradores que tuve se formó una tormenta perfecta. Fue una explosión creativa en toda regla.
'Jorge. Una Travesía de Coque Malla' deja una bonita moraleja: el verdadero documental de un artista, si se ha expresado con personalidad a lo largo de su carrera, no es otro que su propia discografía.
Sí, un documental sublimado no es un diario. Las letras no deben ser un diario de tu vida, pero sí una representación poética de tu alma. No hay que dejar de mentir o de dejarse llevar por la fantasía en cualquier obra ficcionada, porque si no pierde el interés y se convierte en periodismo, o en ensayo. Pero esto es arte, fantasía. Por eso me cabreo tanto cuando aparece la censura, porque censurar la fantasía es como meter a alguien en la cárcel por soñar. Aplicar leyes morales, éticas o incluso estéticas a algo que viene del subconsciente es lo más estúpido y medieval que hay.
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¿Qué planes tiene para 2023?
Tengo un disco muy avanzado, y en marzo espero entrar a grabar para tenerlo listo en junio, porque ahora, con el tema de los vinilos, hay que adelantarlo todo mucho porque tardar muchos meses en imprimirlos. Va a haber un giro de timón hacia un rock más sencillo y austero de guitarra, bajo y batería, y tengo muy buenas sensaciones con las canciones.
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