Cinco horas con Kirill Petrenko
El Orfeó Català debuta en la temporada de la Filarmónica de Berlín en el inicio de la gira que llevará a ambas formaciones a Barcelona y Madrid
¿Y si Bach quiso decir…?
![El Orfeó Català y la Filarmónica de Berlín, dirigidos por Petrenko](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2023/04/29/Phil_230427_247_SR-RlMkmIIfH8DmcQN8x2x6vHL-1200x840@abc.jpg)
El Orfeó Català es, quizás, un poco descortés. La Filarmónica de Berlín fue la primera gran orquesta internacional que actuó en su sala de conciertos, el Palau de la Música Catalana, en mayo de 1908. Entonces el director era ni más ni menos que Richard Strauss, que en los programas aparecía catalanizado como «Ricart» y el evento se enmarcaba en una gira por España de 30 conciertos seguidos, con solo dos días de descanso para los músicos. Eran otros tiempos. Han tenido que pasar ciento quince años para que el coro catalán devolviera la visita a los maestros alemanes.
El pasado jueves, el Orfeó debutó dentro de la temporada de la Filarmónica en su sede berlinesa, con su director titular, Kirill Petrenko, al frente. Iniciaron así una serie de conciertos que en los próximos días los llevará a Barcelona (Sagrada Familia y Palau de la Música Catalana) y al Auditorio Nacional, el 3 de mayo. En el repertorio, obras como la Cuarta sinfonía de Schumann y el 'Exsultate, jubilate' y la Misa de la Coronación de Mozart, que la Filarmónica no interpretaba desde hace un cuarto de siglo. El público berlinés perdonó con creces la descortesía secular, y no solamente aplaudió al terminar la interpretación de la Misa, sino que, una vez la orquesta había abandonado el escenario, retomó los aplausos para despedir con entusiasmo al Orfeó. Una de las cantantes, Júlia Molina, admitía: «No nos esperábamos esa segunda ovación, nos pilló por sorpresa y fue de los momentos más emocionantes que hemos vivido».
El coro, formado por cantantes aficionados, ya había actuado en la Philharmonie de Berlín, pero sin la emblemática orquesta. Fue en 1998, e interpretó 'Elijah' de Mendelssohn. Tras ese momento, pasaron veinte años en los que su actividad internacional se vio notablemente mermada: Félix Millet nunca tenía dinero para eso. Superada su etapa, el coro femenino del Orfeó participó en 2019 en un proyecto social con un grupo reducido de músicos de la Filarmónica de Berlín, y ahora ha llegado el momento de ir a por todas. El director general del Palau de la Música, Joan Oller, lo resumía comentando en broma a sus cantantes: «A partir de hora vamos a poder vivir experiencias iguales a esta, pero ya no vamos a superarla, porque no se me ocurre qué podríamos hacer que sea aún mejor que participar en la temporada de la Filarmónica de Berlín».
Molina tiene 28 años, y entró hace once en el coro joven del Orfeó: «Aprendí mucho ahí, trabajamos mucho repertorio», asegura. Hace tres que canta «en el de los mayores». La exdirectora del coro joven, que ha dirigido también el del Gran Teatro del Liceo, Conxita Garcia, explica que la familia coral del Orfeó Català está enfocada a nutrir el coro de adultos, formando a los cantantes desde que son niños. Algunos de los intérpretes que han llegado a Berlín trabajaron con ella hace años. «Una cantera sirve precisamente para esto; si no, no tendría sentido tenerla«, asevera.
El actual director del Orfeó, Pablo Larraz, precisa que alrededor del 60% de los cantantes del Orfeó procede de los coros que conforman la escuela coral. Los restantes son personas que han pasado un proceso de selección que, dado el nivel de los aspirantes, es cada vez más exigente. Un ejemplo claro es el del cirujano Andreu Edo: dejó una parte de su trabajo (y, por tanto de sus ingresos) para tener tiempo que dedicar a cantar en el coro. Había estudiado piano de pequeño, estuvo tres meses preparándose para la prueba y una vez logró entrar tuvo que tomar una decisión, ya que el trabajo le quitaba demasiadas horas: «Entendí que entrar en el Orfeó es un regalo, un tren que pasa y lo tienes que coger. No me arrepiento de trabajar menos para dedicar más tiempo a la música«.
De esta gira, Larraz recordará especialmente «las cinco horas de ensayo -repartidas en tres días- que hemos tenido con Petrenko para preparar los veinte minutos que dura la Misa de la Coronación». El director ruso-austríaco dejó buen sabor de boca en el grupo y, al parecer, el sentimiento es mútuo. Júlia Molina explica que, al día siguiente del debut, Petrenko los felicitó por el concierto, «dijo que se creó una música mágica, se sintió muy a gusto. Es muy agradable y estamos agradecidísimos por su manera de trabajar. Exige mucho, pero con tranquilidad, da mucha confianza».
La Filarmónica y Petrenko estarán estos días en el Auditorio Nacional (3 de mayo) y en el Palau de la Música (día 2), pero la guinda será el concierto del día 1 de mayo en la Sagrada Familia, retransmitido en directo para toda Europa. Se trata del concierto que la Filarmónica de Berlín ofrece anualmente para celebrar el aniversario de su fundación. Cada año se escoge un lugar emblemático para llevarlo a cabo. En España, este concierto se había organizado anteriormente en El Escorial, donde Plácido Domingo fue el solista invitado bajo la dirección de Barenboim en 1992; y en el Teatro Real, dirigido por Simon Rattle, en 2011.
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