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Tom Chaplin: «Creo que el Rey Carlos III estará a la altura, es todo un carácter»

El cantante de Keane retoma su carrera en solitario con 'Midpoint', un disco que refleja paz interior después de años de fuertes turbulencias vitales

Tom Chaplin Drek Hudson

Nacho Serrano

«Lo más difícil de aceptar cuando estás sobrio, es vivir sobrio. ¡Piensas que todo es jodidamente aburrido! Lleva mucho tiempo adaptarse a eso», dice Tom Chaplin al recordar los primeros meses de su nueva vida, esa que eligió cuando se dio cuenta de que sus excesos no le iban a permitir ser padre de ninguna manera. Ahora ya ha pasado el tiempo, y la paz interior «casi» ha llegado al espíritu del líder de Keane, que este septiembre retoma su carrera en solitario con 'Midpoint', un disco de sonido exquisito y letras introspectivas, pero fácilmente homologables a otras experiencias vitales traumáticas.

Hace unas horas ha muerto la Reina Isabel II, entenderá que empiece preguntándole cómo se siente usted y cómo cree que se siente Gran Bretaña entera.

Por supuesto. Lo cierto es que le ha dolido a todos los británicos. A pesar de que la idea de la monarquía resulta algo desfasada en el siglo XI, la mayoría de los británicos piensa que la Reina ha hecho un gran trabajo por el país. Ella ha representado una solidez que ha trascendido gobiernos, y ha proyectado una imagen con la que mucha gente se ha identificado como patriotas. Su muerte me ha emocionado, y la verdad es que estoy sorprendido por mi propia reacción. Ha dejado un legado enorme y ha sido fundamental en la construcción de la sociedad británica tal como es. El Rey Charles tiene que estar ahora a su altura, ¿y sabes? Creo que lo estará. Es todo un carácter, y aunque no parece una persona muy abierta, al menos le interesan mucho temas importantes como el medio ambiente, que necesitan soluciones ya. Carlos puede tener un papel positivo cuando el cambio climático vuelva a estar en el centro de atención. En cualquier caso, es un momento excitante y triste a la vez.

Su nuevo disco muy bonito, y sobre todo muy orgánico y personal. Algo que ya no es tan común, en esta época de discos llenos de tecnología y colaboraciones.

Gracias, estoy muy orgulloso. Y sí, el objetivo de hacer un disco personal lo tenía muy claro. En realidad, es el único tipo de discos que sé hacer, porque cuando pienso en música, pienso en el ser humano. Cuando sirve para profundizar en la condición humana de un modo espiritual, es cuando la música es más poderosa. Mi forma de conseguirlo es escribir honestamente acerca del momento vital en el que me encuentro. Mi primer disco iba sobre mis adicciones y sobre cómo salir del camino de la autodestrucción, cosas que ha vivido mucha gente pero que no son universales. Este segundo disco es más universal en ese sentido porque trata de hacerse mayor, de superar desafíos. Y eso sí es algo por lo que todos pasemos.

El disco refleja mucha paz interior, ¿la ha alcanzado por fin?

Bueno, creo que esto es interesante porque es algo que pensé haciendo el disco. Me di cuenta de que en las canciones hay una melancolía, pero también una sensación de mantenerse fuerte para alcanzar esa paz interior. La mayor parte del tiempo siento que la he alcanzado, pero la vida siempre te da razones para pensar que se ha vuelto a alejar de ti. Eso sí, si me comparo con el Tom de hace diez años, la respuesta sería definitivamente sí.

La paz interior es una utopía y así debe ser.

Estoy de acuerdo. Si creemos que hemos llegado a ella podemos darnos un buen batacazo cualquier día. Debe ser una meta por la que luchar todos los días, un equilibrio que hay que mantener con esfuerzo diario, un proceso constante. La ida de que es algo que puedes encontrar a la vuelta de la esquina es muy bonita pero no es real, y pensar que es así puede causar mucha frustración.

Hablando de procesos, ¿cómo fue el de grabación? El sonido es magnífico.

Fue un placer poder hacer un disco con un sonido totalmente diferentes a como suenan las producciones actuales. La mayoría de los discos actuales están sobreproducidos, mezclados a volúmenes altísimos que no permiten tener un rango de sonido apreciable. Y por supuesto sustituyen los instrumentos reales por trucos de ordenador, para que todo parezca muy brillante y perfecto. Para mí, cuanto más buscas eso, más te alejas de lo que la música es en realidad. Hice el disco con el productor Ethan Jones, que ha hecho grandes discos con músicos juntos en una sala tocando juntos y mirándose a los ojos. Como máximo hicimos cinco o seis tomas por cada canción, de forma que en las canciones hay imperfecciones que, para mí, forman parte del sentido de la música. Es la única forma de captar esas cosas indescriptibles que a veces pasan en un estudio de grabación, cuando estás haciendo música con instrumentos y personas reales.

«El psicoanálisis es una gran herramienta de crecimiento personal. Las cosas que he hablando con mi terapeuta se han colado en este disco»

Las dos primeras canciones tienen la palabra 'caer' en el título. ¿Puede entenderse a nivel personal y social?

Una de ellas fue la única que pude escribir durante el confinamiento. Y sí, en cierta manera estuvo inspirada por la sensación de que a nivel social nos esperaban tiempos oscuros, tal como ha ocurrido en cuanto ha terminado la pandemia. Recuerdo pensar que a lo mejor no volvía a publicar ningún disco más, que la humanidad se iba a sumir en una era de depresión, autodestrucción y miseria. pero algo dentro de mí me animó a seguir luchando, componiendo. Mi terapeuta, mi mujer, mis hijos, todo lo bueno que hay en mi vida me impulsó a no parar de crear. Durante aquellos meses pensé que iban a ser tiempo duros para la gente con problemas mentales, y traté de escribir canciones para animar a seguir peleando en el día a día.

¿Cuál fue la lección más valiosa del aprendizaje para superar sus adicciones?

La razón por la que te conviertes en adicto es que las drogas, además de ser muy placenteras, se llevan el dolor, te ayudan a lidiar con la tristeza. Dejarlas requiere confrontar todo eso sin ayuda, y puede que eso sea lo más difícil del mundo. Ahora han pasado ocho años desde la última vez que me drogué, y puedo decir que mantenerte sobrio sigue siendo una lucha diaria. La lección es que no hay que olvidarse de eso nunca. Jamás fui a reuniones de adictos anónimos, yo tuve otra forma de resolverlo, que fue el psicoanálisis. Las sesiones me ayudaron a encontrar los desencadenantes de mi adicción, que no eran otros que mis miedos y mis ansiedades. Detectarlos requiere de un buen terapeuta en quien puedas confiar. Gran parte de las cosas que he tratado con el mío se han colado en las letras del disco. Creo que el psicoanálisis es una gran herramienta de progreso personal.

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