Blixa Bargeld y Alva Noto, la otra reunificación alemana

El cabecilla de Einstürzende Neubauten y Carsten Nicolai se admiraban de lejos. El primero, procedente de la experimentación industrial de mediados de los años ochenta; el segundo, artista visual y productor de una de las obras electrónicas más personales, reconocibles y abstraídas de lo que va de siglo.

Coincidieron hace tres años en un estudio de San Francisco y a partir de entonces comenzaron a trabajar en un proyecto conjunto que conjuga el brutalismo lírico de Bargeld y la pureza sintética de Alva Noto. «Ret Marut Handshake» es la primera entrega, de cinco piezas, de una serie de ediciones que será ampliada a finales de este mismo año por el sello Raster Noton.

Aunque Carsten Nicolai no haya dejado en los últimos años de buscar cómplices -de Scanner a Ryuichi Sakamoto, pasando por Thomas Knak- para desarrollar trabajos musicales al margen de su obra en solitario, su encuentro con Blixa Bargeld, liberado de su tarea en los Bad Seeds de Nick Cave, representa una cita a ciegas para ambos. No se juntan aquí, como es habitual, el hambre con las ganas de comer, sino dos trayectorias experimentales que parten de polos casi opuestos: la reivindicación de los materiales orgánicos de Einstürzende Neubauten y la extrema confianza que Nicolai deposita en las herramientas informáticas para armar sus composiciones. La formación de ANBB, nombre comercial del dúo, coincide, además, con la progresiva acentuación de la deriva melódica impuesta por Bargeld a su banda, lo que aumenta las posibilidades de conflicto en este esperado trabajo. Lo presentaron hace unas semanas en el Sonar y ahora aparece en el mercado.

El resultado de este encuentro se desarrolla, por el momento y en función del contenido de «Ret Marut Handshake», en una tierra de nadie en la que Bargeld recupera su aliento más visceral, últimamente reprimido, y Alva Noto sigue en sus trece, haciendo valer su papel de anfitrión. Sólo en «One», versión del clásico de Harry Nilsson, el patrón de Einstürzende Neubauten encuentra el soporte melódico para ponerse a cantar. El resto es la regresión a un pasado sintetizado por Carsten Nicolai para imaginar y figurar una experimentación electrónica que nunca existió en la carrera de su socio.