Adriana González: «La música en la ópera a veces se menosprecia mucho»
La soprano guatemalteca interpreta estos días el personaje de Salud en 'La vida breve' en el Teatro Real
Jesús Torres y Falla levantan la voz en el Teatro Real

Adriana González (Guatemala, 1991) encarna estos días en el Teatro Real a Salud, la engañada protagonista de la ópera de Manuel de Falla 'La vida breve'. Hace ocho años que esta joven y ascendente soprano pisó por primera vez el coliseo madrileño como ... ganadora del prestigioso concurso barcelonés Tenor Viñas de 2017. Fue Gianetta en 'L'elisir d'amore' en 2019, y hace unos meses fue Doña Inés en el estreno absoluto de 'Tenorio', de Tomás Marco. Esta cuarta aparición no será la última. «No puedo decirlo todavía en qué ópera -sonríe traviesa-, pero me van a volver a tener aquí pronto».
Guatemala no es un país pródigo en cantantes líricos…
Es cierto; se produce apenas una ópera al año y no hay mucha iniciativa privada. Pero eso es ahora… Antes sí se hacían muchas óperas y había cantantes que iban por todo el mundo, . En Guatemala habían cantantes famosos que habían ido por todo el mundo, como el barítono Luis Felipe Girón May, que hizo una gran carrera en Italia. Regresó a Guatemala y dio clases… Tenía muchos alumnos, pero yo no lo conocí.
¿Y cómo se interesa usted por la ópera?
A los 16 años me di cuenta de que se podía vivir de la música, y le dije a mi mamá -ella había trabajado en el sector financiero, nada que ver- que quería ser músico. Yo no tenía ni idea de cómo iba a reaccionar. Pero me dijo: «Con tal de que aprendas a leer partituras y dejes de gritar, con todo gusto te apoyo». Así que empecé a estudiar música en la Universidad del Valle, pero allí no había una carrera de canto lírico -aunque yo lo que quería era cantar jazz y rock and roll-, y tuve que buscar una maestra privada y un pianista repetidor. Mi primera maestra, Bárbara Bickford, fue quien me abrió los ojos al mundo de la ópera. Me dio un disco de Cecilia Bartoli y Dmitri Hvorostovsky y me dio las partituras de las arias que cantaban y encontré en el canto lírico y la ópera una manera estupenda de expresarme, completamente diferente del jazz y del rock and roll. Me llamó la atención por su riqueza, por su flexibilidad, por la articulación, las expresiones. Al cantar me sentía muy comprendida, pensaba que la gente entendía exactamente la emoción que yo quería dar. El canto era un lindo canal para expresarme sin necesariamente buscar las palabras a cada dos segundos de qué quiero decir, a través suyo podía expresar esa complejidad de emociones. Yo no conocía la ópera; mi mamá tenía unos discos de Maria Callas al final de su carrera pero nunca me habían llamado la atención.
«La suerte tiene mucho que ver en esta carrera… Yo quiero creer que si uno se prepara y busca las oportunidades, se puede abrir una puerta o al menos una ventanita…»
¿Y cómo llega el salto a Europa?
Gracias al director de orquesta vasco Iñaki Encina Oyón… La suerte tiene mucho que ver en esta carrera… Yo quiero creer que si uno se prepara y busca las oportunidades, se puede abrir una puerta o al menos una ventanita… En 2012 yo participé en el Coro Mundial de Jóvenes (World Youth Choir), un coro que reúne entre 60 y 80 jóvenes de todo el mundo, de entre 16 y 26 años, y para hacer una gira en un país específico con repertorio coral a capela. Aquel año la gira era en Chipre; en las audiciones para solista me escuchó Encina; me dijo que tenía una voz muy interesante y me hizo escuchar unos discos y me preguntaba: «Qué cantante es esta? ¿Es Montserrat Caballé? ¿Es Maria Callas? ¿Qué está cantando?» Yo le respondía a todas las preguntas y vio que mi interés por la ópera era genuino. Me habló del Ópera Estudio de la Ópera Nacional de París, al que había pertenecido, y ahí se quedó la cosa. Volví a Guatemala y audicioné para el Conservatorio de San Francisco, pero me negaron la beca, y yo pensé: «Bueno, hasta aquí llegué» Pero a los dos días me llegó un correo de Iñaki invitándome a hacer una producción con él en un teatro pequeño de París. Iñaki organizó también unas clases de canto y nos preparó él mismo para la audición. Me invitaron a cantar la Zerlina de 'Don Giovanni' para hacer con el Ópera Estudio; obtuve después un puesto oficial en el Ópera Estudio de la Ópera Nacional de París… Y esa fue mi entrada en Europa.
Está interpretando el personaje de Salud en 'La vida breve'. Desde el punto de vista musical, ¿qué le ofrece a una cantante como usted?
Musicalmente es complejo; nunca te permite una comodidad completa. Con Mozart ya sé exactamente dónde voy a respirar profundamente y dónde necesito una media respiración«. Pero en 'La vida breve' hay que organizarse muy bien técnicamente para poder darle justicia también a la música, que es muy visceral. Es un registro bastante amplio para una soprano: tiene un Si grave y un Do sobreagudo, o sea, más de dos octavas de extensión, pero es bastante central, hay mezzos que lo han cantado. Hay que buscar en el instrumento las herramientas dramáticas que están en la partitura. La melodía es propiamente española, y hay que hacer un gran trabajo de estilo, de buscar cómo interpretarla de una forma clásica pero al tiempo dándole esta onda flamenca, diríamos. Hace unos meses fui a ver a unos amigos que viven en Almería y ellos me llevaron a un par de espectáculos de flamenco y a visitar el Albaicín y la Alhambra. Pude bañarme de esa influencia musical y ver a gente tocando la guitarra y cantando en la calle… Pero la ópera, musicalmente, se acerca más a Puccini que a cualquier otra cosa.
«Antes de cantar 'La vida breve' viajé a Granada. De alguna manera se canta diferente, se canta con otro espíritu. El bagaje que uno se lleva y la inspiración son muy importantes a la hora de preparar un papel»
¿Cuando fue a Granada ya sabía que iba a interpretar 'La vida breve'?
Sí, y ver los patios internos, por ejemplo, resulta muy enriquecedor. De alguna manera se canta diferente, se canta con otro espíritu. El bagaje que uno se lleva y la inspiración son muy importantes a la hora de preparar un papel.
¿Es difícil meterse en la piel de esa mujer que sufre tanto?
Rafael Villalobos, el director, le ha añadido una capa adicionas, y es que Salud está embarazada; para mí es muy difícil porque nunca he estado embarazada. Pregunté al equipo si alguna lo había estado y una de las regidoras me dijo que sí y me ayudó a moverme como una mujer encinta: cómo levantarme, cómo acostarme… Me ayudó a entender cómo Salud podría vivir esos momentos de estrés y de decepción por el engaño de Paco, y cómo se puede crear un desequilibrio hormonal que hace el cuerpo piense que ya es hora de sacar el niño. En otro sentido, yo también he estado enamorada, me acabo de casar y sé la ilusión que eso conlleva; sé lo importante que es el día de su boda para una mujer; el personaje de Carmela se entera el día de su boda de que Salud está embarazada de Paco. Pero ella ya se ha casado con él, y eso debe de ser muy destructivo. Entre Carmen Mateu (la intérprete de Carmela) y yo hemos construido, con la ayuda de Rafael, una relación muy bonita entre mujeres. «Lo siento, yo no quiero arruinar tu día, me siento mal por ello, pero es ese cabrón el que tiene la culpa».
Los cantantes de ópera cada vez se preocupan más de los aspectos escénicos del personaje…
Claro, porque es también lo que se exige de nosotros, lamentablemente. No hablo de Rafael, porque ha sido muy respetuoso, pero prima la música, y uno como cantante, ha de ser muy astuto para poder ser el personaje y no perjudicar el canto. Es un mal que tenemos ahora: la música, incluso la formación del cantante, a veces se menosprecia mucho. No es de recibo que hayas entrenado tu instrumento durante quince años de tu vida para entender cómo funciona para que alguien te diga que no es así, y que lo que sabes no significa nada. Hay otras circunstancias que nos dificultan la labor: los escenarios más grandes, las orquestas más sonoras, las escenografías que no ayudan a reflejar acústicamente la voz... Hoy en día los cantantes tenemos una labor muy importante a la hora de defender lo que yo creo es el último bastión de la esencia de lo que era la ópera, porque ahora los escenarios son otra cosa, la acústica es otra cosa, las orquestas son otra cosa, los fosos son otra cosa, los trajes son muy diferentes… Por ejemplo, las cantantes antes se ayudaban del corsé para apoyar la voz; ahora te ponen en jeans y una camiseta.
También la técnica vocal ha mejorado mucho...
Por supuesto; gracias a todos los avances médicos ya entendemos muchas cosas, y podemos explicar por qué no podemos cantar en determinada postura que quiere un director de escena. «Mira, fisiológicamente, si yo tengo la cadera un poco así y el torso torcido, entonces el diafragma y el suelo pélvico ya no bajan al mismo tiempo ni alineados».
Lluís Pasqual, un gran director de escena español, me dijo en una ocasión que el mejor director de escena es el compositor...
-Y lo decía la Callas: «When you're in doubt, just listen to the music, and the music will tell you where to go» (Cuando tengas dudas, escucha la música, y ella te dirá adónde ir». Amén.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete