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Lovin' Spoonful: pop a cucharadas

En sólo tres años, el grupo neoyorquino firmó un buen puñado de éxitos

Lovin' Spoonful: pop a cucharadas ABC

MANUEL DE LA FUENTE

Ni siquiera ha cumplido los 60 años, pero la historia del Rock and Roll ya acumula los suficientes mitos y leyendas para hacer rebosar varias enciclopedias. Y esta que les presentamos no puede tener un principio más bonito. Es la noche del 9 de febrero de 1964, y una pandilla de chavales neoyorquinos se reúne en la casa de una de ellos, Cass Elliot, fundadora luego de los imprescindibles . El motivo, además de zamparse unos emparedados y unas hamburguesas con zarzaparrilla, era el de ver el debut de los Beatles en los Estados Unidos. ¿Dónde? En una actuación que pasó a la posteridad en el programa de Ed Sullivan.

Dos de esos chavales se llamaban John Sebastian y Zal Yanovski y tras el programa lo tuvieron meridiana y rockeramente claro: se iban a dedicar al rock and roll costase lo que costase. Al fin y al cabo ya tenían experiencia en la escena folkie del Greenwich Village y era cuestión de hacer un poco más de ruido y comprarse un vestuario algo más llamativo. El nombre, tan tonto e ingenuo como muchos de los de aquella época: The Lovin’ Spoonful, algo así como La Cuchara Amante.

En los 60, la vida iba a toda pastilla y los Spoonful apenas duraron como grupo tres temporadas y pico. La disolución llegó tras verse envuelto en un asunto de posesión de marihuana el tal Yanovski. Los seguidores de la banda no eran hippies, sino adolescentes con ganas de marchita musical y aquello no les pareció muy saludable. Pero por el camino, el grupo de Sebastian, autor de una carrera en solitario más que interesante (no se perdió el Woodstock del 69, por ejemplo), grabó una serie de himnos poperos propios de la época como «Summer in the city», «Did You ever have to make up your mind», «Daydream», «You didn’t have to be so nice», «Do you believe in magic» , que se auparon a lo más alto de las listas de éxito y se vendieron bastante bien.

Fue un grupo de vida efímera, desde luego, pero entre ellos, los Byrds, los Beach Boys, los Turtles y los Monkees le plantaron cara (con bastante éxito por cierto, a pesar de la dificultad de la empresa) a la beatlemanía. ¿Lo mejor? Cincuenta años después suenan igual de frescos y de ingenuos. Y sus tonadillas siguen entrando a la primera.

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