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EL JUKEBOX DE LA HISTORIA

Harry Belafonte: el rey del calipso

El músico, actor y activista fue un referente a finales de los años 50

Harry Belafonte: el rey del calipso REUTERS

MANUEL DE LA FUENTE

Su caso no deja de ser curioso. Quizá tenía que haber nacido blanco ya que su abuelo paterno y su madre (jamaicana) lo eran, pero los genes son los genes y tienen estas cosas . Y parece ser que se impusieron los de su padre, de la Martinica. Y el chaval nació negro. Pero resulta que el muchacho, vayan sabiendo ustedes que se llamaba y se llama Harry Belafonte (quinta del 27), y su familia vivían en Harlem, y a la parte blanca de la familia aquello no acababa de convencerles. Así que tomaron el camino de Jamaica, donde el jovencísimo Harold George Belafonte creció oyendo toda la música que pudo. Y no debió ser poca.

Porque tras un breve paso por la Marina, Harry empezó a dar sus primeros pinitos como actor y a actuar en distintos garitos neoyorquinos. Su suerte cambió para bien cuando fue el protagonista de «Carmen de fuego» , la película de Otto Preminger basada en la célebre ópera de Bizet, que tenía la peculiaridad de que todos sus intérpretes eran de raza negra. Allí empezó realmente su carrera musical. Primero haciendo suyos clásicos del jazz, luego del folk tan propio del momento y, finalmente, dio con la gallina de los huevos de oro. La gallina se llamaba Calipso, y Harry Belafonte está considerado su único y genuino Rey. En los 50, o bailabas calipso o eras nadie. Canciones que fueron universales en aquel tiempo como «Banana Boat (Day-O)» , una pieza nacida al socaire de los cantos de los estibadores jamaicanos. De vez en cuando, el cine tiraba de él. Y no sin polémica, como cuando se convirtió en amante de la blanquísima Joan Fontaine en «La isla del sol», de Robert Rossen. Corría el año 57 y los negros no tenían derecho a sentarse en la zona delantera de los autobuses. Belafonte fue uno de los rostros populares que hicieron suya la lucha por los derechos civiles. En 1962, grababa uno de sus álbumes más sondados, «The midnight special» y, lo que son las cosas, ¿saben ustedes quién tocaba en él la armónica? Un tal Bob Dylan. ¿Les suena, verdad? Los tiempos estaban cambiando y el poderío musical de Belafonte comenzó a disminuir.

Harry se volcó en su faceta humanitaria y política. En 1985 participó en «Usa For Africa» y fue uno de los inspiradores de la grabación de aquel «We are the World» en el que también estaban Michael Jackson, Stevie Wonder, Bono, Dylan, Springsteen... Un año después se convertía en Embajador de Buena Voluntad de la Unicef. Hasta hoy, apenas si ha editado algunos discos en directo y fue uno de los protagonistas de «Kansas City», el filme de Robert Altman, en 1996. Pero nadie puede olvidarse de aquel genuino Rey del Calipso.

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