Rocío Márquez: «La pureza es honestidad, dar lo que uno tiene»
La cantaora onubense ofrece un concierto este domingo 16 en el Teatro Circo Price
El flamenco es, ahora más que nunca, un arte inquieto, que busca estirar las ramas de un árbol ancestral anclado siempre en sus raíces. Y no hay una artista que represente mejor, hoy en día, esa inquietud que Rocío Márquez (Huelva, 1985), que ... ha roto ya muchos clichés -comenzando por la imagen: es rubia de ojos claros muy azules-, y que solo está segura de una cosa: que nadie, ni ella misma, tiene siempre la razón. Este domingo, la cantaora se reencontrará con el público madrileño en un concierto en el Teatro Circo Price en el que presentará, dentro del festival Inverfest, su último trabajo, 'Visto en jueves'.
Hace unas semanas, Rocío Márquez presentó el Congreso mundial del flamenco, que organiza el Instituto Cervantes , y del que ella misma es comisaria junto a Miguel Marín . «Siempre es bueno reflexionar sobre nuestro arte -dice-, pero más en un momento como éste en que todo está cambiando. Necesitamos cuestionarnos y, al mismo tiempo, uniéndonos. Veníamos de una época en que dábamos muchas cosas por sentado».
«El flamenco ha ido caminando con su entorno -sigue la cantaora-, y adaptándose con la sociedad ; y ahora el mundo de la música, de la cultura en general, se tiene que replantear el modelo: la venta de discos, el vuelco hacia lo digital, hacia el 'online'... Podemos hacer caso omiso, ser unos románticos y hacer como que esto no está pasando, pero lo cierto es que se está imponiendo a un ritmo brutal. Cuanto antes lo aceptemos y quien quiera subirse a ese barco lo haga, mejor. Tenemos que ser conscientes de ese movimiento y pensar cómo nos queremos posicionar en él. Es importante ser críticos con el sistema y con nosotros mismos. La autocrítica, tan necesaria, la llevamos 'regulera' ».
Algo tan propio del flamenco como el purismo, no solo no pesa en este sistema, sino que ayuda, piensa Rocío Márquez. «Si hay algo que yo defienda, es la necesidad de la convivencia entre distintos puntos de vista. Todas las artes, y el flamenco quizás más, vivimos en un hilo entre la fantasía y la realidad, en ese equilibrio entre vanguardia y tradición , y cosas a las que les hemos puesto la etiqueta de tradicional ahora pueden ser más vanguardistas que lo que se está entendiendo como revolucionario. Pero siempre desde la concordia. Vivimos un momento de mucha tensión, de mucha polarización en los discursos, y cada uno desde nuestra actividad, desde nuestra posición, tenemos que intentar crear, proponer, conversar desde la concordia, desde el amor, y tratar de relajar esos tonos más crispados».
Respeto. Esa es la palabra clave, que Rocío Márquez exhibe como un estribillo. «Todos somos necesarios y tenemos que ir en la misma dirección aportándonos unos a otros, enriqueciéndonos y engrandeciendo el flamenco». La pureza sigue siendo, en este mundo, un lugar de desacuerdo. «A mí me ha entrado la calma cuando he entendido que este debate va a existir siempre. Luis García Montero contaba el otro día una anécdota que me encantó: Falla y Lorca fueron de Granada a Sevilla un Jueves Santo, y a la vuelta lamentaron que ninguna de las Saetas que habían escuchado había sido pura... La discusión sobre la pureza siempre existirá, tenemos que convivir con ella».
Y si se le pregunta a Rocío Márquez que es la pureza, responde convencida: « h onestidad, dar lo que uno tiene ... Claro que el flamenco, al ser de tradición oral, necesita de unos primeros años de repetición, de imitación, para instalar los códigos y, a partir de ahí, ir asentando tu personalidad y permitiéndote libertades. Cada artista tiene sus tiempos».
Es difícil que una artista como Rocío Márquez no se sienta diferente después de esta pandemia. «Ha sido casi un momento de reseteo , de cuestionarme lo que quiero, lo que me hace feliz, hacia dónde voy. Nos ha dado tiempo a ordenar nuestra escala de valores y a ser más consciente. Esta etapa, por otro lado, me ha permitido poder colaborar con artistas a los que admiraba, pero con los que no tenía tiempo de juntarme. Ha sido como revivir el comienzo; había entrado en una dinámica en la que se me había olvidado de la necesidad de hacer música porque sí, no porque se haya convertido en mi manera de vivir... Aunque, por otro lado, te des cuenta del lujo que supone poder vivir de lo que uno ama y hace».
También ha salido estos meses, concluye la cantaora, « mi parte más irracional , más instintiva, más '¡vámonos que nos vamos!'. Y de ahí va a salir el próximo disco, en el que ya estoy trabajando, y ahí se va a ver cuál ha sido el peso de la pandemia en mi caso».
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