Onassis drogaba a Maria Callas con propósitos sexuales, según una nueva biografía de la diva
El libro de Lyndsy Spence, que se publicará en junio en Gran Bretaña, recoge varias cartas inéditas de la soprano griega

«No debo hacerme ilusiones, la felicidad no es para mí. Hay personas que han nacido para ser felices y otras para ser desgraciadas. No tengo suerte. Aunque a menudo me pregunto: ¿Por qué debe ser así? ¿En qué me equivoco? ¿Tan mala soy? ¿Es ... demasiado pedir que me quieran las personas que están a mi lado?». Son palabras pronunciadas en 1968 por Maria Callas , una diosa sobre el escenario y una mujer profundamente desgraciada.
Que Maria Callas tuvo siempre a su alrededor gente que se aprovechó tanto de su inmenso talento como de su extrema fragilidad es algo bien conocido. Sus padres la chantajearon, su marido, Giovanni Battista Meneghini , le estafó durante años; y Aristóteles Onassis , el gran amor de su vida, la utilizó para lograr reconocimiento social y se rió de ella, hasta el punto de prometerle amor mientras se casaba con Jackie Kennedy .
Sobre la soprano griega se han escrito innumerables biografías, novelas, obras de teatro... que inciden siempre en la contradicción que fue su vida. Lyndsy Spence publicará en junio en Gran Bretaña una nueva biografía, ' Cast a Diva: The Hidden Life of Maria Callas ', para la que ha podido consultar, según el diario británico ' The Guardian ', correspondencia inédita de la cantante. «Me dieron acceso a tres enormes colecciones que fueron legadas a varios archivos en 2019 y, hasta ahora, nunca se han publicado. Entre los papeles estaban las cartas de Callas que revelaban sus pensamientos más íntimos».
En esta correspondencia la soprano ahonda en los sufrimientos que padeció, especialmente por parte de Onassis, que la maltrató físicamente hasta hacerle temer por su vida. «También hay información inquietante del diario de una de sus amigas cercanas que detalla cómo Onassis la drogó , la mayoría de las veces con intenciones sexuales; a eso hoy lo llamaríamos una violación», dice la autora.
«Sería tan maravilloso tener a alguien en confiar de verdad –dijo Maria Callas en una ocasión–. Llegué a pensar que mi marido sería un apoyo para mí, pero me equivoqué; la fama se le subió a la cabeza. Al principio, las cosas no iban mal, al menos así lo creía yo». Se refiere a Giovanni Battista Meneghini, el empresario italiano veintisiete años mayor que ella al que conoció en Verona en 1947, y con el que estuvo casada durante una década.
En las cartas citadas por Lyndsy Spence la soprano habla así de Meneghini: «Mi esposo todavía me está molestando después de haberme robado más de la mitad de mi dinero al poner todo a su nombre desde que nos casamos… Fui una tonta por confiar en él».
Acoso sexual
Un asunto desconocido que la autora recoge en su biografía es el acoso sexual que, al parecer, padeció por parte del compositor Peter Mennin , presidente entre 1962 y 1983 de la Juilliard School of Music en Nueva York, donde Maria Callas ofreció unas legendarias clases magistrales en 1971. La soprano dice en una de sus cartas: «Peter Mennin se enamoró de mí. Entonces, naturalmente, como yo sentía lo mismo por él, se puso en mi contra».
No es nueva su tormentosa relación con su madre , que se mostraba poco cariñosa con ella durante su adolescencia (Maria era una chica gordita y miope, poco agraciada físicamente, todo lo contrario que su hermana), y que incluso la obligó a prostituirse, en una Atenas llena de soldados en la II Guerra Mundial. La biografía de Spence también se refiere al chantaje a que la madre de Maria Callas le sometió para que no vendiera historias suyas a la prensa. «¿Sabes qué hacen los artistas del cine de origen humilde cuando se hacen ricos? En el primer mes gastan su primer dinero para hacer un hogar para sus padres y mimarlos con lujos… ¿Qué tienes que decir, María?».
Renata Tebaldi
Su mayor rival en aquella época sobre los escenarios fue la soprano italiana Renata Tebaldi ; en la Scala de Milán las disputas entre los partidarios de una y otra eran encendidísimas. A ello contribuyeron unos cruces de declaraciones, entre ellas la comparación que Maria Callas hizo de sus voces. «Comparar la voz de Renata Tebaldi con la mía es como comparar la coca-cola con el champagne».
Aunque las dos sopranos negaron su enemistad y la achacaron al afán de la prensa por lograr titulares, Spence cita en su libro una carta inédita de Maria Callas en las que escribe, a propósito de la Tebaldi: «Es tan desagradable y astuta como ellos», en referencia a los periodistas. Y la acusa, en esa misma misiva, de haberse inventado un ataque cardíaco de su madre para cancelar su presentación en el Metropolitan Opera House de Nueva York y así tener una publicidad extra para cuando se produjera su debut.
«Desearía –dijo la soprano, que murió sola a los 53 años el 16 de septiembre de 1977 en su apartamento de París, del que apenas salía en los últimos años– que existiera un medicamento que pudiera darme fuerza mental y física, sobre todo física. Empecé muy joven a luchar y no creo que mi salud pueda aguantar muchas tensiones más. Me gustaría poder volver a pasar tres años como los que he pasado. Si no puede ser, ya los he gozado. Todo el mundo me ha rendido honores. Así que aunque una revista hable mal de mí, no me importa. Enfrentémonos con la realidad: soy una mujer honrada, adorada y venerada, no una mujer que se acuesta con uno y otro, sino al contrario, que dice 'no' a todos. Es un milagro que hiciera carrera. Soy alguien de quien pueden sentirse orgullosas muchas personas, pero no sucede así. Soy un peso muerto . Y me pregunto: Y ahora, ¿qué? Cualquier cosa para poder sobrevivir, a ese punto he llegado».
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