El infierno del barón Scarpia

JAVIER DEL REALRaimondi, caracterizado como el barón Scarpia

MADRID. Para Nuria Espert , el papel de Scarpia parece escrito pensando en Ruggero Raimondi. Sin escatimar elogios, la actriz y directora asegura que el barítono italiano posee «una inteligencia natural y un instinto afinado como un instrumento» a la hora de interpretar a este policía del Vaticano, cuyas acciones desencadenan el drama de «Tosca».

Ruggero Raimondi, que tiene en su haber películas como «Don Giovanni», «Carmen» o «Tosca», se turba al oír los halagos de Espert y afirma que la clave está en «estudiar bien el texto y la música, y entender y sentir cuáles son las emociones para luego trasladarlo al escenario». Sin embargo, su acercamiento a este personaje no le resultó fácil. «Debuté en él en 1982 en Berlín bajo la dirección de Karajan -recuerda Raimondi-. Sin embargo, aunque fue una bellísima experiencia no me sentí cómodo», confiesa. Decidió entonces aparcarlo un tiempo y no fue hasta 1984 cuando lo volvió a retomar. Tampoco entonces congenió con el personaje. Tuvieron que transcurrir ocho años más para volver a intentarlo, esta vez en Roma bajo la dirección de Zubin Mehta. «Se realizó para televisión en tiempo real a lo largo de un día en tres escenarios diferentes». Desde entonces no ha dejado de abordarlo.

Para Raimondi el mayor atractivo del barón Scarpia radica en el poder que posee, «que lo lleva a controlar a todas las personas que dependen de la justicia». Lo define como un hombre dotado de «una inteligencia muy instintiva y veloz que le permiten descubrir cómo conseguir de cada uno lo que él quiere. En el caso de Tosca, utiliza su debilidad: los celos». Al mismo tiempo es un hombre de una gran sensualidad «y una líbido muy fuerte que disfruta tomando violentamente lo que se le resiste». «Le gusta conseguir las cosas con rapidez y para ello no duda en utilizar la tortura con Cavaradossi -explica-, lo que provoca el sufrimiento de Tosca. Esto le excita hasta el punto de querer hacerla suya. Scarpia disfruta más con los preparativos que con el acto amoroso», reconoce.

El barítono italiano adivina ciertas similitudes con el compositor. «Puccini era un hombre de gran sensualidad, que tuvo relaciones muy fuertes con las mujeres, pero también era blasfemo -y lo digo de manera amable-. Al mismo tiempo se siente muy cercano a Tosca, un personaje feminista que lucha por su hombre». Para añadir que es una de las óperas más bellas jamás escritas, «porque en ningún momento cae la tensión. La acción y la música llegan hasta el límite». Una ópera donde está muy presente la dualidad tanto en el plano sexual como en el amor, o la religión, donde, frente a la piadosa Tosca, se despliega la blasfemia de Scarpia, que, en opinión del barítono, ha tenido lugar siempre, pues considera que el deber de la Iglesia es ocuparse «de las almas y no del poder».

Raimondi reconoce no tener nada en común con el personaje de Scarpia. De hecho está felizmente casado con una española, quien, al igual que este papel, se le resistió al principio. «La conocí en Bilbao y me enamoré de ella. Le propuse matrimonio, pero me rechazó», bromea. Años después, y tras un divorcio, el barítono volvió a reencontrarse con la que hoy es su esposa.

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