Hazte premium Hazte premium

El SOS 4.8 no puede parar de bailar

Los grupos de ritmos más animados fueron la nota predominante del festival murciano, que abrió con gran éxito la temporada nacional de grandes concentraciones «indies»

EFE

DIEGO CASADO

Puede que el SOS 4.8 no sea el festival más grande (aunque a él acuden 30.000 personas cada día), tampoco el que más estrellas internacionales reúne (pese a que este año contaba con Pulp y The Flaming Lips), pero sin duda es uno de los más divertidos de los que se celebran cada año en España. Porque es difícil encontrar en cualquier otro evento similar un ambiente tan propicio para el movimiento de caderas continuo.

El baile sin fin se ha convertido en la seña de identidad de un festival que busca en su cartel de cada edición el lado más animado de la música «indie» para ponerlo al servicio de la fiesta desde las 18.00 del viernes hasta el amanecer del domingo.

En la primera jornada abrieron el festival los ritmos tranquilos de Nacho Vegas y The Magnetics Fields, el primero de ellos en un escenario demasiado frío y amplio en el que se perdió la magia que las canciones de sus últimos trabajos hubieran podido reunir en un lugar más pequeño y con menos luz ambiental.

Aunque la verdadera fiesta empezó en el auditorio, donde Hidrogenesse presentaba en directo las canciones de su disco homenaje al matemático Alan Turing (notabilísimos todos los temas, en especial su inminente llenapistas, «Captcha-cha-cha») y luego revolucionaban el graderío con sus imprescindibles «Disfraz de tigre» y «No hay nada más triste que lo tuyo» (atentos a su look, unas líneas más abajo). En el exterior, la tarde caía con The Kills y se animaba con el ritmo frenético de Ed MacFarlane al frente de Friendly Fires , quien puso a mover el esqueleto ( puedes verlo aquí en vídeo ) a toda la explanada del recinto de La Fica.

De un salto al otro escenario, el de los grupos nacionales, The New Raemon ganó la partida a Grupo de Expertos Solynieve . Mientras el primero concitó a gran número de personas para ver el directo del notable «Libre asociación», los de Jota no pudieron al final con la llamada de Pulp en el escenario principal, hacia el que hubo desbandada general poco antes del fin de su actuación.

Pulp era el cabeza de cartel del SOS 2012 y se notaba: nadie se quería perder la actuación de los de Jarvis Cocker, leyenda viva del pop británico y que, a sus 48 años, sigue conservando una vitalidad envidiable para cualquier veinteañero. Su grupo saltó al escenario dispuesto a repetir los conciertos de su gira del pasado año, durante la que ya pasaron por Barcelona con un espectáculo casi calcado al de Murcia: un Jarvis eléctrico por momentos, teatral a veces, que puso los brazos del personal en alto durante muchos temas, especialmente en «Disco 2000» y, por supuesto «Common People», con el que cerraron su actuación.

La noche de conciertos la finiquitaron, por un lado, los Gossip de Beth Ditto, y la electrónica «africana» de Buraka Som Sistema , antes de dar paso a los DJ que, dentro y fuera del festival, pusieron la BSO del baile que -para el que quiso y pudo aguantar- duró hasta las 14.00 horas del día siguiente.

Sábado de triunfo nacional

Aunque la segunda jornada de festival comenzó con unos entonados Yuck en el escenario principal, los más destacados fueron los grupos de casa, comenzando por Parade, Antónia Font (cuyos temas eran coreados por buena parte del público, pese a estar compuestos en mallorquín), (que jugaban en su ciudad y se notó, pese a la limitada capacidad vocal de su cantante, Marina) y continuando en el escenario grande con Bigott y su particular visión del «sonido western», pasado por el tamiz aragonés.

Las otras dos propuestas internacionales de la noche, Mogwai y The Flaming Lips , no terminaron de funcionar. Los primeros porque su post rock, pese a crear un enorme y complejo muro de sonido, no casaba con el espíritu del festival; y los segundos porque su show (confeti, globos, lolitas del Mago de Oz y bolas de plástico con cantante dentro caminando entre el público) ha variado poco o nada en los últimos años y su capacidad de sorpresa es casi nula, incluso en España.

El público prefirió pasarse al rock contundente de El Columpio Asesino y seguir con el pop mayúsculo y bailable de La Casa Azul , con un Guille Milkyway algo falto de voz pero sobrado de recursos visuales. Anticipo de lo que se estaba cociendo en el escenario principal, donde Love of Lesbian se graduaban con nota como grupo para masas y llenaban una explanada de miles de festivaleros coreando y bailando sus canciones hasta pasadas las tres de la madrugada.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación