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Antonio Fernández - 26 de abril, Día Mundial de la Propiedad Intelectual

La propiedad intelectual, una tabla de salvación para los creadores durante la crisis

«La liquidación anticipada de los derechos o el pago de regalías se han convertido en muchos casos en la única fuente de ingresos»

Dos músicos tocan en el parque Gleisdreieck de Berlín, ayer Reuters

La crisis provocada por la pandemia de coronavirus ha tenido terribles consecuencias, la primera y más grave el fallecimiento de miles de personas y que muchas más hayan enfermado, a lo que debemos sumar el dolor y angustia de sus familias. Pero esta insólita situación está causando mucho más daño, en todos los ámbitos, y se han visto afectadas desde las relaciones familiares y sociales hasta la economía y la subsistencia de trabajadores de muy diferentes sectores productivos.

Entre ellos, de forma muy significativa al ser un colectivo especialmente vulnerable, los miles de profesionales que hacen de nuestra cultura un referente mundial . Sufren todos: los autores, desde escritores hasta compositores y cantautores, dramaturgos, guionistas, directores de cine; los artistas, desde músicos y cantantes hasta actores y bailarines; los editores de libros y los productores, de música o de cine y televisión; y todos los especialistas técnicos que hacen posible que disfrutemos de sus obras.

Por eso hoy, Día Mundial de la Propiedad Intelectual , conviene recordar que el cierre de teatros, museos, cines, bares, bibliotecas, librerías y todo tipo de recintos o instituciones culturales ha desvelado nítidamente una realidad: la propiedad intelectual está siendo una tabla de salvación para muchos de nuestros creadores, pues la liquidación anticipada de los derechos , o el pago de regalías, por poner dos ejemplos, se han convertido en muchos casos en su única fuente de ingresos. Para todos ellos, interrumpida la actividad ordinaria, los derechos de propiedad intelectual suponen una ayuda inestimable.

Además, la gestión colectiva de derechos de propiedad intelectual ha permitido crear fondos sociales y asistenciales que son hoy más importantes que nunca. Parece que sean la herramienta idónea para enfrentar esta crisis, que hayan sido diseñados para ello. Pero la realidad es que ya se pusieron en marcha hace más de veinte años. Desde entonces las entidades de gestión han dedicado ingentes recursos a organizar eventos para la promoción de nuestra cultura; a desarrollar programas de educación y formación; a crear circuitos de actuación e interpretación; y, sobre todo, a brindar asistencia social y sanitaria: ante los efectos devastadores de la maldita pandemia, se han volcado con sus socios más desfavorecidos y lo van a seguir haciendo.

La función de las entidades de gestión es recaudar de forma transparente y eficiente , y distribuir con idénticas transparencia y eficiencia. Pero no solo: a esto se suma que, al ser asociaciones propiedad de sus socios, los creadores, regidas democráticamente por ellos, el carácter mutualista es consustancial a todas ellas, y la solidaridad una de sus características definitorias.

En un día como hoy no solo no podemos olvidar esto, sino que debemos aprovecharlo: reforzar la propiedad intelectual es dotar de un respirador más a un sector estratégico como es el cultural en el que toda ayuda para reemprender el vuelo es bienvenida.

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Antonio Fernández es presidente de Adepi, la Asociación para el desarrollo de la propiedad intelectual.

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