concierto en madrid
Rolling Stones: Una ola de satisfacción
Lleno en el Bernabéu en una noche que sin ser apoteósica sí cumplió con las expectativas
El único concierto en España de la gira europea de los Rolling Stones llenó este miércoles el Bernabéu con más de 54.000 almas entregadas a la causa rocanrolera, en una noche que no llegó a ser una apoteosis de proporciones bíblicas, pero que sí cumplió las expectativas. A lo largo de dos horas sonaron casi todos los clásicos que se podían esperar (aunque sea dejaron «Paint it Black» para desesperación de muchos), empezando por «Jumpin’ Jack Flash» y terminando con una «Satisfaction» tremenda que hizo temblar el estadio. Quizá no toquen como antes. Pero siguen siendo ellos y el show funciona como un reloj, que es lo importante. [Vea aquí una fotogalería del concierto ]
La tarde empezó con emociones a flor de piel, ya que cientos de personas se enteraron de que se habían puesto más entradas a la venta en taquilla y tuvieron la fortuna de hacerse con una. Menos contentos quedaron algunos poseedores de entrada VIP, que no pudieron gozar de los privilegios pagados por culpa de un total descontrol del personal de organización. Mientras, tomaba el escenario Leiva para tocar sus mayores éxitos de la etapa Pereza y de su carrera en solitario. No invitó a Rubén Pozo, su antiguo socio, pero sí le dedicó un tema antes de que Carlos Tarque (de M-Clan) y Ariel Rot se unieran a la fiesta para interpretar el mítico «Hace calor» de Los Rodríguez. «Doy gracias a los Rolling Stones por permitirme estar en tierra santa hoy», dijo Leiva, para terminar su show con «Lady Madrid» y ceder el espacio a sus dioses.
Ni fue un mal concierto, ni tampoco dejó demasiados momentos memorablesAsistir a un concierto de los Rolling Stones por primera vez tiene su doble filo. No hay glorias pasadas con las que comparar y verles por primera vez puede sumergirle a uno en una irresistible atmósfera épica, pero un estreno estoniano con Jagger y compañía superando los 70 años también puede dejar un poso de decepción por razones obvias. Sin embargo, ni una cosa ni la otra. Porque ni fue un mal concierto, ni tampoco dejó demasiados momentos realmente memorables.
Jagger demostró estar en una forma realmente increíble desde que salió a escena brincando, animando a dar palmas y convulsionándose como en los viejos tiempos al ritmo de «Jumpin’ Jack Flash». «Hola España», gritó en perfecto castellano, mientras Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts echaban leña al fuego desde atrás. Ellos empujan, pero sin Jagger, los Stones están perdidos. Si él no funciona, nada funciona. Dicen que es un milagro que Richards siga vivo, pero lo que de verdad resulta increíble es la espasmódica presencia escénica de su socio cantante. Es el único que parece estar igual que en los sesenta, con las mismas ganas de seducir y arrancar la ovación y el griterío. Ron Wood sí le pone algo de entusiasmo, pero Richards solo por momentos, y el momificado Watts cumple a secas. El desatado Jagger se quitó la chaqueta para atacar «It’s only rock’n’roll» , un himno alegre y chulesco que desató el primer «oe, oe, oe, oeee» en el público.
Y después de la balada «Angie» llegó el momento de la canción elegida por el público a través de Twitter. Durante todo el día, la cuenta oficial del grupo estuvo lanzando mensajes para que los fans participasen en la elaboración del repertorio. Y la elegida fue, atención, «Like a Rolling stone» de Bob Dylan, una canción que sería imposible desaprovechar para crear una ambiente inolvidable, y que fue coreada por todo el estadio.
«Doom and Gloom» con Jagger a la guitarra y una estupenda «Honky tonk women» dieron paso al momento estelar de Richards, cantando «You got the silver» y «I can’t be seen» con moderado acierto. Con Mick Taylor atacaron «Midnight Rambler», una composición realmente infalible, pero «Gimme Shelter» no resultó igual de jugosa: la guitarra que abre el tema, uno de los mejores momentos de la historia del rock, sonó sin magia. Pero «Sympathy for the devil» y «Brown Sugar» provocaron el delirio absoluto. Los bises fueron los mismos que llevan haciendo toda la gira, con el coro gospel de «You can’t always get what you want» ajustándose a la épica esperada, y allanando el terreno a una «Satisfaction» recibida por la multitud como si fuese el único motivo de haber acudido a la cita. Ese fue el instante de oro, una ola de felicidad instantánea que dio respuesta a la pregunta: ¿habrá sido este su último concierto en España? A juzgar por lo bien que sigue funcionando el espectáculo, sería de locos apostar a que sí.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete